Broncano como caro servicio público esencial plenamente justificado

Como a todos los demás al estado siempre le falta dinero. El problema es que los recursos son limitados. No es un problema del gobierno, es un problema de este universo, lo que sí es un problema del gobierno -y de todos- es gestionar bien los recursos, precisamente porque son limitados. De este modo, cuando un gobierno decide pagar 28 millones de euros a un presentador, no sólo está decidiendo hacer rico a ese presentador, está decidiendo que los españoles cobren un poco menos de sueldo o que las empresas tengan un poco menos de beneficio para hacer rico a ese presentador. También está decidiendo gastar un poco menos en Sanidad o Educación para hacer rico a ese presentador.

El fondo de la cuestión, en un universo en el que los recursos son limitados, es qué es un servicio público esencial. Es importante determinar qué es un servicio público esencial porque no tiene sentido destinar fondos públicos a gastos no esenciales cuando falta dinero para los gastos esenciales. En el caso de España, además, no es que estemos pagando a Broncano con el dinero que sobra, sino con el que falta. O sea, las cuentas públicas son deficitarias y la deuda aumenta en términos absolutos. Entonces, ¿qué sentido tiene gastarse tantos millones en fichar a Broncano? ¿Podemos considerar que Broncano es un servicio público esencial que merece gastar el dinero que no tenemos o el que falta para otros servicios esenciales como Educación o Sanidad?

Podría pensarse que el caso de Broncano a fin de cuentas es anecdotico, que 28 millones de euros sobre todo el gasto del estado es un asunto sin importancia, pero no lo es si revela una filosofía de gasto. ¿Cuántos más Broncanos pululan por los presupuestos? ¿Cuántos más gastos públicos no esenciales devoran los presupuestos de las cosas sí esenciales y asfixian fiscalmente a los españoles? ¿El gobierno tiene una filosofía de gasto para Broncano y otra para el resto del presupuesto o, como es de temer, la filosofía de gasto que permite un gasto como el de Broncano es la que inspira e impregna toda la filosofía presupuestaria de gasto público? En caso contrario, la pregunta sería por qué a Broncano se le aplica una política de gasto particular. Sea cual sea el escenario, el fichaje de Broncano resulta muy difícil de justificar.

El fichaje de Broncano necesariamente nos remite al de la propia justificación de la existencia de la televisión pública. Si el sector privado ofrece los mismos contenidos que la televisión pública sin coste para el contribuyente, ¿qué sentido tiene una televisión pública? El sentido de una televisión pública se justificaría por emitir conciertos de violín que nadie vería, o que ahora cualquiera puede disfrutar por internet. El caso es que la existencia de la televisión pública sólo se puede justificar por ofrecer contenidos que no ofrece el mercado o no hay justificación. ¿Pero sería justificable una televisión pública dedicada sólo al teatro, al fútbol femenino o a los conciertos de arpa, la cual no vería nadie? En cualquier caso o es una televisión alternativa o ser como un canal privado más cancela su justificación política presupuestaria, y es evidente que la televisión pública española, cualquier televisión pública española, funciona como cualquier otro canal privado, al menos en lo que se refiere a los contenidos.

Es importante el matiz anterior porque la televisión pública no ofrece contenidos alternativos, por lo que en este sentido es como cualquier canal privado, pero sin embargo no resulta equiparable a ningún canal privado en lo que se refiere a su gestión. Los recursos que consume la televisión pública y los gastos que exige no tienen parangón con ningún canal privado. Pero este es un lujo que la televisión pública puede permitirse porque no es de nadie, no tiene accionistas particulares, nadie se juega su dinero y no hace falta gestionar bien porque las pérdidas y los agujeros se tapan con el dinero de todos.

Una televisión pública que cuesta un dineral y que no ofrece contenidos distintos a los de los canales privados no sólo daña las cuentas públicas y el bolsillo del contribuyente. No sólo detrae recursos de los servicios públicos que sí son esenciales. Es que además genera una competencia desleal contra los canales privados que ofrecen los mismos contenidos sin carga para las arcas públicas. La televisión pública no sólo no aporta nada sino que perjudica a empresas que ofrecen los mismos contenidos creando empleo, pagando impuestos y generando beneficios. Una vez más, ¿cuál es el sentido del gasto público en televisión?

La televisión pública es por otro lado el paradigma de la mala gestión pública. Que nadie se deje engañar por el ligero beneficio que RTVE suele publicar todos los años, porque esa cifra sólo es posible después de una transferencia presupuestaria anual que ronda los 500 millones de euros, para cubrir las pérdidas. El mismo negocio, con los mismos contenidos, si lo gestiona el sector privado tiene costes mucho menores y genera beneficios. El mismo negocio, con los mismos contenidos, si lo gestiona el sector público genera pérdidas que hay que compensar con transferencias de dinero del presupuesto. No es un problema sólo de la televisión, es lo que pasa con toda la gestión pública. ¿Para qué ser eficiente si no voy a tener beneficios y voy a ganar lo mismo que siendo ineficiente? ¿Para qué ser eficiente si el dinero no es mío? ¿Para qué ser eficiente si no tengo que competir para sobrevivir? ¿Para qué ser eficiente si me tengo que enfrentar a la plantilla? ¿Para qué ser eficiente si no puedo quebrar? Y aún hay quien pretende que sea el estado quien se encargue, aparte de todo lo que ya se encarga, del negocio inmobiliario, de la energía, de la banca, de las aseguradoras… Por eso los estados del mundo se dividen entre estados capitalistas y estados en ruina.

Volviendo al meollo de la cuestión, si la televisión pública ficha a Broncano es por una decisión puramente política e ideológica. No hay otra justificación. Se trata por un lado de convertir a la televisión pública en un altavoz mediático más del gobierno sanchista y, por otro, de tratar de destruir a un programa concreto de una televisión privada porque el gobierno entiende que sus contenidos le perjudican. El fichaje de Broncano es chavismo televisivo desde el punto de vista político y prácticamente malversación o gestión temeraria desde el punto de vista económico. O sea, el fichaje televisivo de Broncano es, para resumir, puro sanchismo.

X

 

Compartir este artículo
  • Navarra Confidencial no se responsabiliza ni comparte necesariamente las ideas o manifestaciones depositadas en las opiniones por sus lectores. Cada usuario es único responsable de sus comentarios
  • Los comentarios serán bienvenidos mientras no atenten contra el derecho al honor e intimidad de terceros, puedan resultar injuriosos o calumniadores ,infrinjan cualquier normativa o derecho de terceros , empresa, institución o colectivo, revelen información privada de los mismos, incluyan publicidad comercial o autopromoción y contengan contenidos de mal gusto.
  • Se procurará evitar en lo posible los comentarios no acordes a la temática publicada
  • Navarra Confidencial se reserva el derecho de eliminarlos

Información sobre protección de datos

  • Responsable: Navarra Confidencial
  • Fin del tratamiento: Controlar el spam, gestión de comentarios
  • Legitimación: Tu consentimiento
  • Comunicación de los datos: No se comunicarán los datos a terceros salvo por obligación legal.
  • Derechos: Acceso, rectificación, portabilidad, olvido.
  • Contacto: info@navarraconfidencial.com.
Logo_Positivo.webp
Logo_Positivo.webp

Suscríbete a nuestro boletín