Barcos says eskerrik asko Mr. Knopfler from Navarra Arena

7.000 personas acudieron el domingo a presenciar en el Navarra Arena el concierto de Mark Knopfler. Una de esas personas fue la presidenta Uxue Barcos. En los últimos tiempos, los políticos del cambio han pasado de ser los mayores detractores del Navarra Arena a sus más felices y disfrutadores usuarios. Barcos no pudo reprimir su emoción ante el concierto publicando un tuit de agradecimiento por el concierto al mundialmente famoso músico escocés.

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A cualquiera que no haya estado desconectado de la política foral hasta el año 2018 no puede sino extrañarle este súbito enamoramiento por una de las construcciones más denostadas de la historia de Navarra, acaso con alguna razón. Pero claro, o siempre ha sido una buena idea o siempre ha sido catastrófica. Sólo los más fervientes partidarios pueden digerir que cuando se criticaba el Navarra Arena desde la oposición era con la salvedad de que algún día llegara al gobierno el nacionalismo, momento en que sería una idea maravillosa. Y es que la hemeroteca está llena de críticas al Navarra Arena, Mr. Knopfler:

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Miren Aranoa (EH Bildu) en 2016 se confesó «alarmada por el coste que supone acabar y mantener esta insfraestructura». «Es desproporcionada, ha sido realizada de espaldas a la ciudadanía y constituye un monumento al despilfarro, un mausoleo a la gestión del pasado. No podemos consentir que esta inversión tan desafortunada lastre el sostenimiento de las políticas sociales, educativas y sanitarias. Somos partidarios de la gestión pública, pero en este caso resulta inviable, las prioridades sociales van por otros derroteros»

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Consuelo Satrustegi (Geroa Bai): «Se están estudiando las distintas posibilidades de apertura con Deporte y Cultura, hay mesas de trabajo que ya están en ello. Quizás lo más apropiado sea arrancar con una apertura parcial, porque una apertura total se nos antoja una carga económica desequilibrante».

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Mikel Buil (Podemos): «Hablamos de una inversión de 70 millones para un pabellón con 10.000 asientos en los que, por cierto, cabrían los 10.000 niños navarros que tenemos en Renta Básica. De alguna manera, se ha bloqueado el progreso económico de la Comunidad a costa del deporte de élite. No vislumbro una solución fácil».

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Marisa de Simón (Izquierda-Ezkerra): «va a suponer una aportación continua de fondos públicos, sólo el mantenimiento ya cuesta mucho». «Es una obra desmesurada, la relación coste-beneficio es inversamente proporcional. Si se pudiera vender o incluso cambiarla por otra dotación más manejable».

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Todas estas declaraciones se realizaron al comienzo de la legislatura del cambio, cuando se estudiaba si se realizaba la última inversión necesaria para poner en marcha el pabellón, se mantenía cerrada o se dinamitaba. El Navarra Arena ha estado de hecho en una especie de limbo entre 2015 y finales de 2018, cuando se estrenó con un partido de pelota en el que también aparecía Barcos presumiendo de pabellón. Y es que a tal punto han dado la vuelta las cosas que ahora el Navarra Arena es una obra que ya no es que se haya dejado de criticar, sino hasta de la que se presume. Y es que por otro lado la legislatura del cambio se ha caracterizado por las infraestructuras pendientes (Canal de Navarra, AVE, túneles de Velate), de modo que el Navarra Arena, paradojas de la vida, es la única obra de envergadura en la que hacerse la foto.

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Echando la vista aún más atrás, hasta el año 2008, nos encontramos con que la construcción del Navarra Arena se aprueba como parte del Plan Navarra 2012, y que nadie votó en contra de ese plan en el Parlamento de Navarra. Nafarroa Bai e IU se abstuvieron. Así que en 11 años se ha pasado del indiferente y frío abstencionismo a la indignación desatada, para desembocar al fin en el entusiasmo. El cuatripartito justifica ahora su entusiasmo alegando que la idea de construir un gran pabellón efectivamente era malísima y que el asunto sólo se ha podido arreglar gracias a las brillantes mentes del aberchalato, que después de pensarlo mucho han llegado a la conclusión de que a lo mejor el pabellón se podía usar con gran éxito para celebrar conciertos o grandes eventos deportivos. Y es que al parecer a UPN y PSN nunca se les hubiera ocurrido hacer conciertos o eventos deportivos en el Navarra Arena y lo pensaban destinar a la cría de ornitorrincos.

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El hecho es que tras cuatro años en el poder el cuatripartito no ha cerrado ni el Circuito de los Arcos, ni el Navarra Arena, ni Senda Viva. Así que o no eran tan catastróficos o siéndolo no han tenido el valor de afrontar el problema, ante lo cual han hecho de la necesidad virtud y ahora hasta presumen de ellos. Cualquiera de los dos escenarios deja bastante mal al cuatripartito.

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Por lo demás, desde el punto de vista del contribuyente, esperemos que al verlo con perspectiva el Navarra Arena sea una estructura beneficiosa más allá de puntuales fogonazos y proporcione una cuenta de resultados positiva año tras año. Lo creeremos cuando lo veamos, pese al entusiasmo sobrevenido de Barcos.