Aunque Navarra vive un momento de incertidumbre, una certidumbre clara parece que Uxue Barcos ya no va a ser la presidenta del gobierno. Y eso es un gran cambio. En términos ajedrecísticos sería el equivalente de haber eliminado a la reina del contrario. De hecho el problema ahora es qué hacer con la reina. ¿Cuál es el futuro de Barcos?
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Aparte de no poder ser ya presidenta, Barcos se descarta a sí misma también como consejera. Preguntada hace unos días sobre la posibilidad de ser consejera en un gobierno hipotéticamente encabezado por Chivite, Barcos respondió manifestando que ella no sería consejera en ese gobierno «de ninguna manera», y que «el haber tenido el honor de haber presidido la primera institución de Navarra se debe respetar desde la perspectiva de mantener en las formas esa posición”. Barcos se limitó a indicar que no reniega de su militancia y que sigue dispuesta “a seguir trabajando por un proyecto político como el de Geroa Bai».
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Paradójicamente, si PSN y Navarra Suma llegaran a un acuerdo, Barcos podría tener un papel más relevante como líder de la oposición que si el PSN conforma un “gobierno de progreso” en el que Barcos no tenga ningún papel. Barcos lleva además en la primera línea desde el año 2004, por lo que acumula ya una notable carrera política de 16 años. Es probable que Barcos ya no consiga nunca superar el nivel alcanzado aunque prorrogara esa carrera, lo que pone en cuestión si tiene sentido continuarla. En la línea de “mantener las formas” tras haber tenido el honor de presidir la primera institución navarra, sería triste verla languidecer tras un escaño de segunda fila en el parlamento foral.
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Alternativamente, las opciones de Barcos en la vida civil pueden estar limitadas, en parte por su propio discurso a lo largo de estos años. Barcos es trabajadora en excedencia de la ETB, pero habría que preguntarse si resultaría ético y estético que la expresidenta volviera a la ETB no ya supuestamente a presentar telediarios, sino en un puesto de dirección. Por un lado porque Barcos ha puesto un empeño muy particular en favorecer a la ETB en Navarra incluso al margen de la normativa aplicable, por lo que un regreso a un puesto en la dirección de ETB podría entenderse casi como un pago a los servicios prestados. También podría entenderse como lo que vendría a ser una puerta giratoria abertzale de toda la vida. Por no mencionar que el regreso de Barcos a la ETB alimentaría el fundado discurso demiúrgico de que en el nacionalismo vasco todo proviene de la ETB y vuelve a la ETB.
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¿Y qué será ahora de Geroa Bai?
En algún sentido, Barcos podría convertirse en una víctima de su propia mitificación. El nacionalismo ha convertido a Barcos en una figura tan por encima de los mortales que ahora no hay manera de encajarla en el mundo mortal. Por otro lado la presidenta no tiene un patrimonio con el que pueda contar para un retiro indefinido. Cuando no se sabe qué hacer con alguien en la política española se le hace senador o eurodiputado. En el caso de Barcos podría resultar un destino demasiado vulgar. El puesto que merecería Barcos tal vez habría que crearlo, inventado algo así como una Embajada Mundial del Euskera que ella pudiera presidir, con un sueldo o unas dietas a la altura de su dignidad.
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