Barcos, atiende, Navarra se defiende

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Para quien no acudió a la manifestación, puede resultar difícil captar algunos de los elementos que ya a pie de calle permitían anticipar que la movilización iba a ser un éxito. Nada más salir al portal, desde casi cualquier calle de Pamplona, se podía ver gente con pañuelos y banderas. En las aceras casi todo el mundo iba en la misma dirección. Como cuando se va a la Cabalgata, casi nadie venía de la dirección hacia la que todo el mundo iba. Uno miraba alrededor y notaba que casi todo el mundo estaba yendo a la manifestación. Esa percepción peculiar no se tiene cuando se manifiestan 1.000 personas, ni siquiera cuando se manifiestan 10.000 personas.

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No vayáis con los «ultras», veníos con los etarras

Efectivamente, se podría decir que entre quienes se opusieron a la manifestación del sábado los hay que son asesinos de ETA, como diría Koldo Martínez, gente que ha estado en la cárcel por terrorismo, gente que no condena el terrorismo, gente que no es capaz de reconocer ni a fecha de hoy que los presos de ETA son criminales y que merecen estar en la cárcel, y que quienes no apoyaron la manifestación se pusieron a su lado ¿Gobiernas con Bildu y hablas de ultras? No obstante, no se trata de decir que todos los que no fueron a la manifestación son etarras o estaban con los etarras, sino de evidenciar que tal cosa es tan absurda como decir que todos los que fueron eran «ultras»  (su insulto talismán preferido) . Desde los partidos y medios contrarios a la manifestación se ha usado permanentemente este argumento que no sólo es falso e inelegante, sino que denota una forma odiadora de hacer política que ya no se la creen, como veremos, ni algunos de los medios nacionalistas más relevantes.

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Orgullosos de estar juntos bajo la misma bandera

Muchos manifestantes hoy seguramente volveremos a estar en desacuerdo en casi todo, como por ejemplo los manifestantes del PSN y los del PP, o los de UPN  y Ciudadanos, o incluso personas que en 2015 votaron a IU y Podemos, pero está bien haber hecho causa común en un momento dado bajo los símbolos comunes. Contrariamente a lo que dicen algunos odiadores, si nuestros antepasados levantaran la cabeza y nos vieran juntos, aunque no revueltos, seguramente estarían contentos de vernos siendo capaces de estar unidos bajo un símbolo común, de resolver nuestras diferencias sin matarnos y habiendo superado los odios. No estarían avergonzados, estarían orgullosos. Y si alguno no lo estuviera, entonces a lo mejor seríamos nosotros los que no tendríamos que estar orgullosos de algún que otro antepasado.

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Se manifiestan supuestamente 30.000 ultras, y no arde ni un contenedor

Pese a estar en el gobierno, resulta llamativo ver que los que pasaron la jornada en un ambiente festivo, amable y cívico, con una sonrisa en la boca, son los que están ahora en la oposición. Quienes mandan son un gobierno crispado porque no aceptan la más mínima crítica, tienen hipersensibilidad a la crítica. Si alguien le critica es un ultra. El problema es que no es cuando se manifiestan los que se oponen al gobierno cuando las calles quedan arrasadas, arden los contenedores, vuelan las piedras y se rompen los escaparates de los comercios. Los manifestantes del 3J no iban todos vestidos iguales ni llevaban pasamontañas. No había fotos apoyando a delincuentes encarcelados. No se pusieron fotos de Barcos en el recorrido ni se lanzaron zapatos contra ella al paso de los manifestantes.

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El 3J, la punta de iceberg

Teniendo en cuenta lo difícil que resulta movilizar a la gente, por cada ciudadano cabreado que se manifiesta hay otros 10 ciudadanos cabreados que se quedan en su casa. Cuando se manifiestan 25.000 personas es que hay mucho ciudadano cabreado en general. El desprecio o el insulto no hace decrecer el número de navarros cabreados con el gobierno. Ser despreciados e insultados, por el contrario, los reafirma en su cabreo y en su crítica e incluso los hace extender su cabreo y aumentar el nivel de su crítica. Nadie que estaba cabreado con el cuatripartito antes del 3J está hoy menos cabreado por la buena gestión que el cuatripartito y sus medios han hecho del 3J, antes bien al contrario. Creen que el 49% que les votó es el 100% de Navarra. No conciben que haya un 51% de la población navarra que sea “gente” y que no les vote. Esa falta de visión puede significar que ahora mismo ya no sean ni el 49%.

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30.000 personas normales

Algún raro habrá entre 30.000 manifestantes, pero la manifestación era importante para que se viera, con cierto éxito como veremos, que quienes acudían a la manifestación eran navarros normales, pero sobre todo para que los propios manifestantes se dieran cuenta de lo normales que son. Abrumados por el discurso dominante, entre el 51% de navarros que no votaron al cuatripartito los hay que empiezan a creerse que no existen, o que son una rareza, y que lo normal es retuitear a Maduro, escuchar a Pablo Hazel y poner la ikurriña. Se nos ha intentado convencer de que a la manifestación iba a ir muy poca gente y muy rara. Que hay que ser muy raro para no estar en el culto al gobierno del cambio. Hay una realidad social que a veces no se ve en los medios, pero se ve en la calle, y si no se ve en la calle no se ve en los medios, y la gente normal puede llegar a creerse no-gente. Si usted acudió a la manifestación, seguramente regresó a su casa hipervitaminado y mineralizado, sintiéndose mucho menos sólo y raro que antes, caso de que se sintiera de ese modo.

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Así se vio desde el otro lado

En un día como hoy, resulta curioso empezar por examinar cómo se vio la concentración desde los ojos de quienes se oponían a ella. El editorial del Gara empieza diciendo que “La manifestación de ayer de Iruñea se basa en un conjunto de farsas e imposturas que no hay que asumir como marco del debate”, para un párrafo después referirse a Navarra como un “herrialde”. Es curioso que un editorial que trata de vender la idea de que no existe una amenaza real que justificara la manifestación, no tarde ni dos párrafos en confirmar lo real que es la amenaza calificando a Navarra como un herrialde; es decir, como una casilla más en el escudo de la CAV.

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El editorial del Noticias, por su parte, ha hablado de la “utilización sectaria y la manipulación interesada” de una bandera, la de Navarra, que “representa y acoge a todos los ciudadanos de esta tierra”. Entonces, ¿acaso hemos soñado que el cuatripartito quiere dar vía libre a la colocación de la ikurriña? ¿Para que hace falta la bicrucífera de Arana?¿No hay una minoría que no se siente suficientemente representada por la bandera de Navarra, reclamando una representación particular y adicional en la ikurriña, bandera de una comunidad de la que ni formamos parte ni representa lo vasco mejor que la bandera de Navarra? Si estamos de acuerdo en que la bandera de Navarra representa a todos los navarros, ¿que sentido tiene izar en Navarra la bandera que representa a los habitantes de Euskadi? Si tantas ganas tienen activen la Transitoria Cuarta, ganen la consulta, pasemos a formar parte de la CAV y pongamos la ikurriña, pero no intenten poner la bandera de Lituania primero y hacernos lituanos después.

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Tú no lo ves y hasta los de Ahotsa lo ven

Mucho más interesante es la interpretación de un medio tan poco sospechoso como Ahotsa, que reconoce que ni 4, ni ultras, ni de fuera, ni entusiasmo general con Uxue Barcos y la ikurriña. El análisis de Ahotsa desmonta además por completo el análisis del cuatripartito y la mayoría de sus autocomplacientes terminales mediáticos. Llamativo que a fecha de hoy se pueda encontrar más lucidez y objetividad en Ahotsa que en el Noticias, aunque «banalizar» se escriba con «b».

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Como es lógico no compartimos totalmente el análisis de Ahotsa, particularmente otros tuits en los que, como conclusión de todas estas premisas, para combatir esta exitosa reacción, paradójicamente, no proponen moderar las políticas que la han suscitado sino radicalizarlas, aunque con más pedagogía. Echar más gasolina al fuego, pero gasolina más fina.

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La autocomplacencia dejémosla para el Noticias y los asesores de Barcos

El éxito de la manifestación podría llevar a los manifestantes al error de pensar de que ya se ha cumplido, de que está todo hecho, de que ya podemos sentarnos. La calle es un frente, pero no el único. Hay que construir un discurso político alternativo al del cuatripartito. Hay que argumentar y divulgar ese discurso. La manifestación ha servido para algunas cosas. Para dar confianza a los propios navarros que se manifestaban. Para visualizar que hay una oposición popular, real y numerosa a las medidas identitarias del gobierno. Para romper la falsa imagen del aparato mediático del gobierno de que no existen los descontentos. Para mostrar que todas las decisiones políticas pueden tener un coste político y que toda acción tiene una reacción y que Navarra está reaccionando.

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Y ahora, ¿qué hará el cuatripartito? ¿Acelerar o frenar?

La manifestación, además de lo anterior, sirve para poner al gobierno del cambio en un brete. Ganaron por sólo un puñado de votos y ya hay una reacción fuerte por las cosas que han hecho. Hasta ahora podían pensar que pisaban el acelerador y no pasaba nada, ya no. A partir de este momento tienen que decidir si suben o bajan el pistón. Si van a llenar en verano Navarra de ikurriñas o no. Si van a seguir discriminando a la población castellanparlante en el empleo público o no. Si se van a cargar el TAVE y el Canal o no. Si se van a cargar el PAI o no. Si van a mantener el infierno fiscal o no. Si se van a cargar la educación concertada dejando de renovar conciertos o no. Y si hacer o no todo eso va a ir llenando de votos el otro plato de la balanza o no. Hasta ahora, parece que se pensaban que no.

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