> N. C. En estos días ha salido publicada en los periódicos la reestructuración de la cúpula directiva de Caja Navarra. Según cuenta la entidad, se ha reforzado la dirección para hacer frente al plan estratégico 2007-2010. Se han creado nuevas direcciones generales adjuntas, con las que de algún modo se premia a los colaboradores más directos de Enrique Goñi, como Juan Odériz, Carlos Ayesa y Cristina Mendía, entre otros. Pero más allá de esta reforma, se ha producido otra, de no menor importancia, al menos si pensamos en su repercusión hacia los clientes. Decenas de directores de sucursal han abandonado su oficina habitual para hacerse cargo de otros establecimientos. El cambio ha sido efectivo a partir del lunes 22 de enero, aunque suponemos que muchos de ustedes recibieron un par de cartas la semana pasada: en una de ellas se despedía el director de su oficina y en la otra recibían el saludo del recién llegado. A tenor de lo que les hemos contado, no piensen que se trata de un hecho puntual, sino que se ha producido un auténtico baile de directivos. Pensando en la difícil tarea de la fidelización, cabe preguntarse si la medida es acertada, ya que muchos usuarios trabajan con una entidad bancaria por confianza en quien les atiende. Los estrategas de Caja Navarra sabrán.
