El Día de la liberación fiscal llegó este año con la redacción de este confidencial en vacaciones, lo que ya es toda una declaración sintomática teniendo en cuenta que Navarra Confidencial-España Confidencial siempre se va de vacaciones el mismo día y ese día siempre es el 6 de julio. El año pasado, sin ir más lejos, la liberación fiscal se produjo el 30 de junio, mientras que este año se ha retrasado al 16 de julio, superado con creces el “Pobre de mí”, bien es cierto que con algún cambio metodológico de por medio, pero no menos cierto que introducido para medir con más precisión el expolio gubernativo.
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La presión fiscal asciende 10 puntos desde el fin del siglo XX
Como seguramente todo el mundo sabe, la liberación fiscal es el día promedio en que dejamos de trabajar sólo para pagar impuestos, día que tradicionalmente viene calculando en España el think tank Civismo. En el último año, señala esta plataforma, la presión fiscal sobre las familias españolas se ha incrementado en 3,84 puntos porcentuales, a pesar de que sus rentas han disminuido un 7,34% en el mismo período. Los impuestos han subido en los últimos 22 años por encima de lo que han subido las rentas, al punto de que una familia española media paga hoy 10 puntos más en impuestos que a finales del siglo XX. Nos dejamos ya más de la mitad del año trabajando para pagar el estado y nos encontramos sumidos en una tendencia creciente y apabullante. El final de este viaje es trabajar todo el año sólo para pagar el estado, aunque obviamente el colapso del país llegará antes de eso. Descontando cotizaciones e impuestos, electricidad y combustible, alimentación, vivienda, vehículo de transporte… ¿cúanto le queda al asalariado medio español para gastar en cualquier otra cosa? ¿Hasta cuándo piensa seguir el gobierno apretando el cinturón a los demás para no tener que apretarse el cinturón a sí mismo?
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Pocos días después de la publicación de Civismo, perturbando gravemente una vez más el descanso vacacional, algunos medios se hacían eco de los cálculos publicados por Ignacio Ruiz Jarabo, asesor legal y tributario que ha ocupado cargos en el sector público como el de director de la Escuela de la Hacienda Pública, director del Departamento de Recaudación del Ministerio de Hacienda, director de la Agencia Tributaria o presidente de la SEPI. Jarabo afirmó que el esfuerzo fiscal de un español es casi un 50% superior al de un alemán. Ya saben que se nos suele decir que la presión fiscal en España es baja, pero omitiendo el dato de que el esfuerzo fiscal es altísimo. Es decir, dos personas que pagan el 50% de impuestos tienen la misma presión fiscal, pero si una gana 100.000 euros al año y otra 10.000 el esfuerzo fiscal de la segunda es muchísimo mayor. Mientras que a la primera persona después de pagar los impuestos le quedan 50.000 euros para vivir, a la segunda sólo le quedan 5.000. El esfuerzo fiscal de la segunda persona es mucho mayor porque después de pagar impuestos es un pobretón al que no le queda dinero ni para comprar ropa a sus hijos. Es por esto que resulta muy gracioso el discurso de la izquierda respecto a esto. Por un lado nos dice que los ricos tienen que pagar más impuestos que los pobres, pero por otro lado, para justificar las subidas de impuestos, nos dice que hay que igualar la presión fiscal de España con la de los alemanes.
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Según los cálculos con los que Jarabo justifica sus afirmaciones, “la presión fiscal existente en Alemania (41,50%) es mayor que la existente en España (35,20%), circunstancia que, erróneamente, puede conducir a considerar que los españoles soportamos un sacrificio fiscal menor que los alemanes”, y es que los alemanes disponen de una renta per cápita media de 40.120 euros frente a los 23.690 de los españoles. Para medir el esfuerzo fiscal se divide la presión fiscal por la renta per cápita y se multiplica el resultado por 100.000, de lo que se deduce que el esfuerzo fiscal de los españoles es del 148,59%, frente al 103,44% de los alemanes. Cuando escuchen al gobierno decir que les quiere poner unos impuestos como los de los alemanes, exíjanle antes unos sueldos como los de los alemanes. O alternativamente que nos baje los impuestos para igualar nuestro esfuerzo fiscal al de los germanos.
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