.
.
.
.
.
EL IVA EN NAVARRA. AJUSTES, DEVOLUCIONES y OTRAS CUESTIONES
DE RECAUDACION TRIBUTARIA EN 2013.
Fernando de la Hucha Celador
NC me ha pedido, amablemente, un artículo periodístico que trate de explicar la caída en la recaudación del IVA (2013) y la polémica sobre el retraso en las devoluciones del impuesto que, al parecer, han sufrido algunos contribuyentes. En realidad, la petición era más extensa y pretendía arrancar desde años anteriores, pero se haría tarea inapropiada para un artículo periodístico.
Se trata de una cuestión muy técnica donde intentaremos ser pedagógicos, si bien ello nos lleve una cierta extensión ya que carecemos de la capacidad de síntesis que admiro en la profesión de periodista (evidentemente, no lo somos). Para llevar a cabo esta tarea, sólo contaremos con los datos ofrecidos por Hacienda Tributaria de Navarra, más algún documento oficial extraído del Departamento de Economía y Hacienda (previsiones de ingresos para 2013 y 2014, datos de ejecución presupuestaria a noviembre de 2013, etc.), del Parlamento de Navarra (Presupuestos de Navarra para 2012) o del Instituto Navarro de Estadística (caída del IPC en enero de 2014). No hemos tenido en cuenta las informaciones o manifestaciones vertidas en la última semana, que pueden tener interés general pero que falta contrastar.
En términos interanuales (diciembre 2013/diciembre 2012), la recaudación líquida por IVA descendió un 13,88%, pasando de 1.067,65 millones de euros a 919,47 millones de euros. En estas cifras se computa tanto la recaudación por gestión directa de la Hacienda Foral como los ajustes IVA (de signo positivo) abonados por el Estado. Sería deseable –en aras de la claridad- que Hacienda informase de derechos y obligaciones reconocidas (criterio del devengo) y no de recaudaciones líquidas que parece apuntar al criterio de caja (cuando se ingresa y cuando se devuelve se produce la contabilización).
En el caso de la gestión directa, se observa –en 2013- una caída del 53,34%, producto de una recaudación bruta que cae un 5,78%, en tanto que las devoluciones aumentan un 38,07%. Por su parte, los ajustes con el Estado crecen un 33,83%, en un año en que –se supone- no hay efecto distorsionador de los acuerdos de la Comisión Coordinadora del Convenio de 7 de mayo de 2012, acuerdos provocados como consecuencia del cambio de comercialización de vehículos de una conocida empresa automovilística. En puridad, los acuerdos –que suponen modificar determinados índices por los que se rigen los ajustes- se retrotraen, jurídica y económicamente, al 1 de abril de 2012, con lo cual tenía razón la Consejera de Economía y Hacienda cuando (septiembre de 2013, comparecencia parlamentaria) señalaba que la comparación 2013/2012 habría de tener presente que no son años homogéneos.
Hasta esa fecha, los vehículos de VW Navarra se comercializaban a través de VAESA (datos extraídos de la Memoria Anual de la empresa de Landaben, fácilmente obtenibles en su página web); en el caso de los vehículos con destino a mercados exteriores (también en el mercado interior, pero no interesa en estos momentos), VAESA vendía a VW AG (es decir, a la matriz alemana), de tal manera que, como los bienes tienen que salir “limpios” de IVA, ya que se tributa en destino, había que proceder a la devolución correspondiente del IVA soportado. La devolución la practicaba el Estado, puesto que VAESA tiene su domicilio en territorio común. No vamos a entrar en porqué el 1 de abril de 2012 se produce el cambio de comercialización (lícito en una empresa privada), de manera que VW Navarra pasa a vender los vehículos directamente a VW AG, sin la intermediación de VAESA. El resultado es que la Hacienda Foral pasa a devolver el IVA puesto que el contribuyente que exporta tiene su domicilio fiscal en territorio navarro. Dada la importancia del contribuyente y el impacto brutal en las arcas forales, en vez de modificar el Convenio (quizá la opción más sensata, aunque dilatable en el tiempo), se procede a modificar el método del ajuste, en términos de difícil explicación para un lector profano, al cual no queremos abrumar. Y tampoco entraremos a valorar que el Acuerdo de 7 de mayo de 2012 está impugnado ante la Audiencia Nacional, estando pendiente el fallo del tribunal. Como decían los clásicos, cuando habla la justicia, los hombres deben callar.
En el acuerdo de la Comisión Coordinadora, se establecen unas previsiones de recaudación y un suelo para Navarra, de forma que el Estado “paga” dos cantidades: por un lado, la que resulta de la modificación del método y, por otro, una compensación específica. En todo caso, el impacto final presupuestario para Navarra –en los tres años a que se contrae el acuerdo, 2012-2014- no debe ser superior, en ningún caso, a 25 millones de euros.
Llama la atención las previsiones de ingresos totales (incluidos ajustes) del Acuerdo y que son los siguientes:
Año 2012: 1.154,18 millones de euros. La realidad fue que la recaudación líquida de ese año fue de 1.067,65 millones de euros (fuente: Hacienda Tributaria de Navarra).
Año 2013: 1.082,05 millones de euros. Según datos de Hacienda Tributaria de Navarra, la recaudación líquida ha sido de 919,47 millones de euros.
Año 2014: 1.122,80 millones de euros. Evidentemente, no sabemos cuál será el resultado final.
La pregunta elemental consiste en determinar quién hizo los brillantes cálculos, porque desviaciones de tal calado suelen ser extrañas, dado el perfeccionamiento de las técnicas presupuestarias.
En 2013 y 2014, Navarra no tiene Presupuestos aprobados por el Parlamento y funciona con los prorrogados de 2012. Según datos del Gobierno de Navarra, en 2013 sólo sabemos las previsiones de ingresos globales (no desagregadas por impuestos). Para 2014, la información sí está desagregada y encontramos que los ingresos IVA por recaudación directa ascenderían a 1.076,67 millones de euros, en tanto que los ajustes IVA suponen 103,80 millones de euros, es decir, 1.180,47 millones de euros (obsérvese que ni siquiera cuadra con las previsiones del Acuerdo de la Comisión Coordinadora). ¿De dónde salen los mismos? La explicación es muy fácil: de las previsiones de la Ley Foral de Presupuestos de Navarra para 2012 que se mantienen para 2014 y que ni siquiera –reiteramos- cuadran con las previsiones del Acuerdo de 7 de mayo de 2012 (hay una desviación de -57,67 millones de euros). Jurídicamente no hay nada que decir porque se parte de los Presupuestos prorrogados y la previsión de la Consejería es correcta; otra cosa es que se pueda predecir económicamente que la previsión es irreal.
Pero, si además, tenemos perspectiva (espero que el lector no se pierda), resulta que la desviación es mayor puesto que en 2012 –recuerden- se recaudaron 1.067,65 millones de euros y en 2013 la recaudación ascendió a 919,47 millones de euros. O sea que, para cumplir las previsiones, habría que incrementar la recaudación en (incluidos siempre los ajustes) la bonita cifra de 261 millones de euros; en términos porcentuales ello significa un incremento 2014/2013 del 28,38%, algo difícil de creer.
A la vista de los datos, muy optimistas parecen las previsiones, pero habrá que esperar la evolución económica, desde luego no muy boyante por dos datos preocupantes:
a) Por un lado, la contracción de la economía navarra y, sobre todo, del consumo, que se manifiesta –indicador relevante- en el descenso del IPC en enero de 2014 (tanto el general como el subyacente han caído en Navarra un 0,4% frente a la subida del 0,2% en España), lo cual demuestra una atonía del consumo en nuestra Comunidad.
b) Por otro lado, y esto es un dato de 2013, el Impuesto sobre la Electricidad (cuya importancia cuantitativa es modesta pero es un impuesto tendencial de la economía, como lo era, in illo tempore, la producción de cemento o las ventas de coches) cayó un 2,66% (y aquí no hay ajustes), lo cual es preocupante porque representa una presunta atonía del sector industrial que es consumidor mayoritario de esta energía. El dato es peor si tenemos en cuenta que en 2013 se han producido subidas del precio de la electricidad y, por tanto, la base imponible habrá aumentado.
En todo caso, hay otro dato (no vamos a extendernos) que no cuadra mucho en la información del año 2013; consiste en que la recaudación por Impuestos Especiales (Hidrocarburos, Alcoholes, etc.) creció un 20,70% (sumando recaudación directa y ajustes). Si las cuotas de estos impuestos se integran en la base imponible del IVA, no encontramos explicación racional a la caída del IVA, aunque seguramente la habrá. Es decir, ¿cómo pueden crecer los impuestos especiales un 20,70% y caer el IVA un 13,88%? ¿No será un problema de contabilización? No nos atrevemos a juzgar las causas de esta asimetría, pero resulta sorprendente.
Para no aburrir con datos y más datos, apuntemos otros cuatro hechos llamativos de la liquidación de ingresos de 2013 (y aquí no hay problemas de ajustes con el Estado que conlleven distorsiones):
a) El Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones ha crecido un 106,53%. ¿Ha habido un incremento de fallecimiento de personas con patrimonios importantes o una explosión de donaciones en 2013? Y eso que el ritmo de crecimiento se ha detenido porque, según datos del tercer trimestre del 2013, facilitados de forma transparente por Hacienda Tributaria de Navarra, el crecimiento a 30 de septiembre de 2013 era nada menos que del 208,73%, con lo cual en tres meses (octubre-diciembre 2013) ha caído el incremento a casi la mitad. Curioso cuanto menos.
b) Otra partida “inane” son los ingresos por recargos, sanciones, intereses de demora, etc, que han crecido un modesto 8,01%, lo cual (habría que profundizar) demuestra que queda mucho que hacer en la lucha contra el fraude fiscal, aprobada por todos los grupos parlamentarios en 2013 y que, quizá, todavía no haya empezado a surtir efectos.
c) El Impuesto sobre Sociedades disminuye un 3,53% en 2013. El dato revela la situación de las empresas navarras pero no nos interesa, hic et nunc, la fría cifra sino que conozcamos cuántas pérdidas acumuladas (bases imponibles negativas) tienen las empresas y que pueden ser objeto de compensación en los quince años siguientes; ello augura –dada la recesión económica sufrida- un descenso sostenido de la recaudación por este impuesto en los próximos años. El recurso a medidas excepcionales, limitando, por ejemplo la reducción de las bases negativas, sería negativo para el tejido empresarial de la Comunidad.
d) Por último, el Impuesto sobre el Patrimonio aumentó un 28,13% en 2013. Este dato es, en apariencia, positivo, siempre y cuando sepamos el número de contribuyentes por este impuesto (dato inencontrable). Y, entre fuentes de confianza, hay un cierto run-run sobre la deslocalización de contribuyentes con destino a Comunidades más “generosas” como pueden ser Madrid. Sería deseable que Hacienda Foral de Navarra informase (lógicamente ante el Parlamento, no ante nosotros que no somos representantes populares) de este hecho. Basta saber la comparativa de contribuyentes entre 2012 y 2011 (2013, recordemos, se autoliquidará entre abril-junio de 2014) para comprobar la tendencia de este impuesto, así como la influencia que en el incremento recaudatorio haya podido tener la declaración de bienes en el extranjero establecida el pasado año y que haya podido permitir la afloración de patrimonios no declarados.
Para no desviarnos (dada nuestra tendencia a la dispersión, incompatible con la brevedad periodística) del objeto principal del artículo, volvamos al tema de las devoluciones en el IVA y a la influencia de VW Navarra en este punto. Comenzando por lo último, y visto brevemente el acuerdo de la Comisión Coordinadora de 7 de mayo de 2012, el sistema debería ser muy simple: aumentan las devoluciones de Navarra y suben los ajustes con el Estado. Sin embargo, las devoluciones han subido más que los ajustes con el Estado, con lo cual la causa no es VW Navarra, sino que hay algo más que, con los datos que manejamos, no podemos identificar. Por otro lado, recuerde el lector –si ha tenido la paciencia de seguirnos hasta aquí sin acordarse de mis progenitores- que el acuerdo ya citado “blindaba” a Navarra en 25 millones de euros, cantidad máxima que asumiría como consecuencia del cambio de comercialización someramente expuesto en líneas anteriores.
Por razones elementales, ignoramos si ha habido algún retraso del Estado en el pago de los ajustes (al parecer, hubo una “llamada de auxilio” en diciembre de 2013) y que resultado tendrá el “ajuste sobre los ajustes” que se realizará en el primer trimestre de 2014. Aventurar sobre hipótesis que desconocemos no nos corresponde ni forma parte de nuestra deontología y eso pese a que nuestros principios son conocidos: pocos pero flexibles.
Más llamativo (y distintas fuentes autorizadas han reconocido esta práctica) es el retraso en las devoluciones del IVA, quizá como consecuencia de la situación de la Tesorería de la Comunidad. Que estos retrasos se hayan realizado por el Estado, por anteriores Gobiernos, etc, no sirve de mucho consuelo para el sufrido contribuyente.
Este retraso tiene varios problemas, ninguno de ellos legal, puesto que está contemplado por el ordenamiento jurídico:
a) El primer problema son los contribuyentes con derecho a devolución (pequeños empresarios y profesionales, con poco músculo financiero) a los cuales se les ha causado un perjuicio irreparable, con incidencia en el tejido económico, sin que sea consuelo alguno el que el retraso conlleve el pago de intereses. No solemos ser catastrofistas, pero, dada la situación de las empresas, el daño inmediato no puede ser compensado (aunque esté contemplado) con el abono ad calendas graecas de intereses. Sobre todo porque, dada la situación del crédito (prácticamente cerrado o carísimo), el perjuicio es casi irreparable. Incluso en el caso de obtener financiación bancaria, hay un spread o diferencial entre los tipos de interés que cobra la entidad financiera al empresario y los que abona cualquier Hacienda (interés legal del dinero) al contribuyente.
b) El segundo problema viene para la propia Hacienda que, como consecuencia de una crisis de liquidez, ha tenido que pagar intereses con ocasión del retraso en las devoluciones, lo cual repercute en un mayor gasto público, que veremos cómo cuantifica.
c) El tercer problema es peor, porque si el remanso de devoluciones se hizo para cumplir objetivos de estabilidad presupuestaria, la cuestión no se arregla sino que se deriva al año siguiente (2014), entrando en una espiral peligrosa.
¿Pasa algo –dejemos el plano político- por asumir que no se puede cumplir el objetivo de déficit? ¿O se puede corregir el problema retocando gastos no comprometidos en vez de jugar con las devoluciones? Desde una perspectiva económica, el único efecto conocido sería la pérdida de credibilidad en las finanzas de la Comunidad Foral, con el subsiguiente efecto que ello tendría en el coste del endeudamiento.
Por otro lado, la recaudación líquida que ofrece Hacienda Tributaria de Navarra no nos sirve de mucho si utiliza el criterio de caja (se contabiliza cuando se paga o se cobra); sería preferible utilizar el criterio del devengo, de tal manera que la devolución se imputase al ejercicio presupuestario en que se reconozca por Hacienda (verificando que el solicitante cumple con todos los requisitos), con independencia del momento en que se abone. En este punto, es recomendable la lectura del grado de ejecución presupuestaria de los ingresos efectuada por el Servicio de Contabilidad de la Dirección General del Presupuesto –que cuenta con excelentes a la par que amabilísimos profesionales- si bien tenemos el problema que los datos volcados en el momento de redacción de este comentario están cerrados a noviembre de 2013 y diciembre suele ser un mes crucial y “movidito”. Pero sorprende que en noviembre el grado de ejecución del IVA (gestión directa, sin ajustes) fuera del 31% sobre derechos reconocidos netos (no sobre recaudación neta, ya que entonces sería más bajo).
En un artículo periodístico no se puede profundizar en cuestiones que están sujetas a matices económicos muy fuertes y donde la información que tenemos sólo nos permite un grado de aproximación –no de exactitud- en las conclusiones. Aceptamos de antemano, como siempre, las críticas que puedan verterse sobre determinadas afirmaciones, pero contamos sólo con los datos que son públicos y las interpretaciones que hacemos de algunos pueden ser discutidas –y seguramente combatidas-. En ocasiones, hemos manifestado extrañeza por determinados datos –conscientes de que nos hemos extralimitado del objeto inicial del artículo- simplemente porque no nos cuadran económicamente.
Resta agradecer a NC (siempre colaboro con cualquier medio de comunicación que me lo pide) su solicitud y a los lectores su paciencia. No sé si el propósito pedagógico se ha cumplido o hemos complicado aún más la comprensión, pero la buena fe se presume, al igual que la inocencia (y que cada uno extraiga sus conclusiones de esta críptica afirmación).
4 respuestas
Para ser inteligente hay que ser capaz de resumir. El tema es interesante. El articulo inadecuado para el formato digital. El autor no sabe resumir ni sintetizar. Aprenda de otras entradas, con gráficos, enumeraciones… Aqui no somos alumnos que tienen que tragar con el Catedrático para sacar el titulito.. El ultimo parrafito rebela no su ingenio sino su soberbia intelectual. Salu2
Un analisis completo. De la Hucha en la Upna y Goicoechea o Garcia Malo de consejeras…. eso lo explica todo
Sin ser catedrática ni ná voy a dar tres pinceladas con lo del IVA.
Sucede que una empresa pequeña, vamos, las que pagan lo que pone en la letra y no negocian en la planta 10.
Sucede que no tienes liquidez. Que tienes que pagar los gastos corrientes. Que tienes que pagar los sueldos y sobre todo, tienes que pagar a la Seguridad Social, la cual, si no le pagas te mete unos intereses de mora del 20%. Han leído bien: del 20%. Ni cofidís.
Y sucede que eso de trabajar como recaudador gratis para el Estado (esto es ni más ni menos que tener que andar con los ivas trimestrales), toca mucho las narices siempre, pero cuando tienes que pagar el IVA de facturas que NO HAS COBRADO y NO SABES SI VAS A COBRAR, entonces, entonces… entonces piensas que… ya pagarás el IVA.
Porque antes de pagar el IVA (que no has cobrado) tienes que pagar la luz, la hipoteca del local, los salarios, el Wifi, la SS, y tantas y tantas cosas necesarias para no echar la persiana.
¿A que es fácil de entender?
Desde mi ignorancia en la materia y viendo la categoría del autor del artículo y a buen seguro de los «comentadores» a pie de página, planteo el post que incluía el otro día en el artículo sobre la hipotética reforma fiscal, a la búsqueda de respuestas, e insistiendo sobre mi total desconocimiento del tema:
«No se preguntan Ustedes cómo puede bajar la recaudación de tal manera con un PIB que ha bajado tan poco? Desde 2.007, un 25% de menor recaudación con un PIB que solamente se mueve de 18,8->18,2 mMEUR. Y no puede ser cuestión solamente de la exportación a la EU (sin IVA) que tampoco ha crecido tanto. O el cálculo del PIB es una patraña o la estructura de costes en las Empresas ha cambiado radicalmente… Para mal: Venta sin margen sobre servicios externalizados por Empresas de fuera (antes absorbido por mano de obra local). [….] Hay mucho que mirar en la Empresa y en su competitividad. Y no dudo de que bajar los impuestos es fundamental, pero creo que deberíamos hacernos mirar el valor añadido de lo que hacemos en Navarra.»