En julio de 1.522, como colofón del último intento franco-agramontés de atacar España (el ejército francés llegó a poner cerco a Logroño) y recuperar Navarra para la dinastía de los Albret (aliada de Francia), se produjo la toma del castillo de Maya o Amaiur. Un grupo de navarros agramonteses ofreció la última resistencia frente a los navarros beaumonteses, quienes eran enemigos de los agramonteses desde que estos apoyaran a Juan II de Aragón el Usurpador frente al legítimo Príncipe de Viana. Junto a los navarros beaumonteses combatían las fuerzas castellanas, cuyo principal contingente eran a su vez las tropas guipuzcoanas.
¿Y ahora dicen que son Amaiur?
Resulta paradójico que Aralar y Bildu denominen como “Amaiur” a una coalición que se presenta en Alava, Gupizcoa y Vizcaya (lugar de origen de buena parte de los atacantes del castillo) y cuyas decisiones se toman fuera de Navarra. Un reflejo de ello es la decisión de sacrificar Nafarroa Bai y formar coalición con Bildu impuesta desde la CAV al margen de la opinión de la militancia de Aralar en Navarra (“con 40% menos de navarros que en Artika”). Los miembros de la coalición, por lo demás, básicamente parece que ya no recuerdan quién era quién ni en qué bando estaba. Porque había navarros en ambas partes, pero sólo había guipuzcoanos, vizcaínos y alaveses con las tropas castellanas. Dicen algunos pseudohistoriadores nacionalistas que es que iban obligados. Tal vez sus sucesores cuenten algún día que los guipuzcoanos en la actualidad también celebran el Alarde de Irún obligados.
¿Un nombre equivocado?
Todo parece indicar, por tanto, que Zabaleta y Bildu han elegido para su coalición un nombre inapropiado, asunto que se debate en la red entre sus propios partidarios. Por un lado evoca la división que existía hace 500 años entre los propios navarros a la hora de optar entre franceses y castellanos. Por otra parte recuerda en Navarra el posicionamiento de alaveses, vizcaínos y guipuzcoanos del lado de los castellanos. Además, el hecho de que el nacionalismo vasco más radical adopte un nombre navarro puede ser poco movilizador en la CAV, pero en cambio puede suscitar apreciable rechazo y temor a la mayoría de los navarros. Por último, reafirma la cuestión de que el nacionalismo vasco vive estancado en las batallas del pasado y que para afrontar los retos del presente hay que esperarles 500 años.
3 respuestas
Al nazionalismo la Historia le importa un pepino, o un nabo como dijo Arzallus.
Por otra parte no les importa acabar con NABAI una vez cumplió el propósito para el que fue creado. Repásense los papeles de las negociaciones. Hace años se diseñaron los pasos que están dando ahora. Milimétricamente. Pero se les ce el plumero. Y al PSOE más.
Me parece un analisis acertadisimo. No podian celebrar mejor los separatistas las elecciones generales. Con un triunfo de los navarros guipuzcoanos alaveses y vizcainos para la consolidacion de la Alta Navarra en la Corona de España y ademas contra Enrique II Albret cuñado y vasallo del rey de Francia.
¿No resulta infantil e inutil el que nos estemos todos preocupando de que hace 500 años (muchas guerras ha habido desde entonces, con muchos signos distintos), unos guipuzcoanos «españolistas» se dieran de tortas con unos navarros «independentistas»? (eso creian al menos, los navarros, antes de que Francia se tragase, rey incluido, lo que Castilla dejó)
¿No seria mejor ocuparnos y preocuparnos por lo que va a quedar de nuestra indiosincrasia dentro de 500, o 50, o 10 años, al paso que vamos?
¡De la de todos, vascones y vascongados, españoles y franceses!