Los últimos meses están siendo testigos de una mediana polémica (sobre todo en la CAV) en torno a la instalación de una línea de alta tensión entre Castejón y Vitoria. Como cualquier otro avance del progreso, ya se trate de una autovía, un pantano, un tren de alta velocidad o un parking subterráneo, la instalación de esta línea ha provocado el surgimiento de las habituales plataformas contrarias al trazado, secundadas por (o secundando a) los habituales, típicos y previsibles partidos políticos más los medios de comunicación que les son más próximos.
La oposición a la línea de alta tensión ha cristalizado también en otras iniciativas como diversas manifestaciones, e incluso la petición de celebrar referéndums en distintas localidades próximas al trazado como El Busto, Espronceda o Sansol, en el caso navarro. En Navarra, la oposición a la red de alta tensión ha sido políticamente encarnada por Nafarroa Bai y Batasuna. En la Diputación de Alava, la red eléctrica ha recabado el rechazo del PNV, EA y EB, a los que también se ha unido el PP.
Apaga y vámonos.
Este tipo de iniciativas contrarias a la actualización y ampliación de las redes existentes de alta tensión no son ninguna peculiaridad de nuestra zona. De hecho, un rechazo semejante se produjo en Cataluña. Este último invierno, precisamente, Cataluña fue noticia por los graves cortes en el suministro eléctrico que dejaron sin luz y sin calefacción durante días a cientos de miles de personas. Evidentemente los apagones son la consecuencia natural de dejar de actualizar la red eléctrica.
¿Y dónde enchufaremos el coche eléctrico?
Esta polémica se produce además en un momento en el que se prevé promover un importante conjunto de iniciativas destinadas a favorecer la implantación del coche eléctrico en España. Desde un punto de vista progresista, no obstante, si no es posible enchufarlo o no hay corriente en el enchufe, no se puede negar que el coche menos contaminante de todos es el que siempre está parado.
Un comentario
¿Alguien me puede enchufar a mí?