Algunas reflexiones políticamente incorrectas sobre el matrimonio homosexual

Según el Diccionario de la RAE, la palabra matrimonio proviene del latín  matrimonium y es la “unión de hombre y mujer concertada mediante determinados ritos o formalidades legales”. Aunque la última revisión del Diccionario también contempla bajo la misma definición “en determinadas legislaciones, unión de dos personas del mismo sexo”, Arturo Pérez-Reverte, en su calidad de académico, explicaba en su día que el gobierno de Zapatero consultó a la Real Academia de la Lengua sobre el término “matrimonio” para denominar como tal al llamado matrimonio homosexual. La RAE en aquel momento respondió con un dictamen determinando que “matrimonio exige etimológicamente una madre”, por lo que el término no resultaba apropiado. Según las propias palabras de Pérez-Reverte, como el resultado “no coincidía con las necesidades tácticas del Gobierno, éste se pasó el dictamen por el forro. Y lo llamó también matrimonio”. Al final la dictadura de lo políticamente correcto se ha impuesto en la ley, en los tribunales y hasta en la propia RAE, lo que sin embargo no cambia básicamente los hechos.

– Que etimológicamente la palabra matrimonio sólo tiene sentido en relación a una madre

– Que la especie humana se divide en machos y hembras que se atraen mutuamente y se reproducen sexualmente, lo que constituye el funcionamiento normal de la especie, cosa que por más que evidente no viene mal recordarlo de vez en cuando

– Que las cosas son lo que son, aunque una ley pueda decir otra cosa

– Que la homosexualidad es una expresión sexual normal en el mismo sentido en que tendría que serlo entonces también la esterilidad y por parecidos motivos

– Que la definición de lo que es normal o lo que es enfermedad responde a veces a límites muy subjetivos y sometidos a todo tipo de influencias y presiones de lo que en cada momento constituye lo políticamente correcto, como lo demuestra el hecho de que la homosexualidad no sea considerada enfermedad últimamente pero en cambio sí lo siga siendo la transexualidad.

– Que si cualquier cosa puede ser matrimonio, nada es matrimonio

– Que si el matrimonio no es la unión de un hombre y una mujer ya tampoco hay motivos para cerrar la puerta a la poligamia, por poner un ejemplo

– Que si usamos la misma palabra para denominar cosas distintas la consecuencia será lo que está pasando: que ahora distinguimos entre “matrimonio gay” y matrimonio

– Que los problemas de orden práctico se podían haber resuelto en derecho sin necesidad alguna de alterar conceptualmente el significado de matrimonio

– Que los magistrados españoles, especialmente los progresistas, no pierden ocasión de hacer alarde de fidelidad a las mayorías parlamentarias que los han nombrado

– Que si mañana el TC determina que la Luna es verde o cuadrada puede no ser muy dañino, pero no es cierto

– Que por lo demás los homosexuales son personas perfectamente respetables como las personas estériles, las miopes o las que no tienen ninguna de estas dos enfermedades, lo que no quiere decir no obstante que la miopía o la esterilidad sean normales

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20 respuestas

  1. Conocí a una pareja de mujeres hace ya veinte años y he visto crecer su relación. No hace mucho, una de ellas falleció a una edad relativamente joven. No he visto a nadie llorar la falta del amor de su vida como vi llorar a María.
    Mi educación y mis creencias hacen que este comentario chirríe, pero no puedo por menos que pensar que debe existir algún tipo de lazo oficial equiparable al matrimonio. Ya le buscaremos nombre. A mis amigas les daba igual como se llamase. Lo que querían es que la gente entendiese que su relación no era meramente sexual.
    El PP debería abandonar ese camino. En España esta asignatura la hemos superado y, aunque es verdad que con un suficiente raspado, pasamos de curso.

  2. Zarra…precisamente lo único que pedìa el.PP era no confundir la.palabra matrimonio.como finalmente.ha deposicionado el.TC.
    Pero yo se lo explico con dos ejemplos. El.primero al hilo de una.frase de arriba. La.homosexualidad ya no es una emfermedad.médica.como lo.sigue siendo la.transexualidad…¿por.qué? Son personas que no están a gusto con su cuerpo pero tienen una tendencia sexual concreta… Creo que lo empiezan todos a pillar.
    Y segundo, a rebufo de lo.del Madrid Arena. ¿Se.dan cuenta que los medios y la progrez se tiran al.cuello de las.instituciones (puede que hasta justificadamente) …pero no hablan esta vez del empresario cerdo capitalista y fascistoide explotador que mete miles de personas más en locales de menor aforo contratando con sueldos ínfimos para hacerse de oro? …Ah, que el.susodicho empresario es el de la movida gay y el amo de Chueca.
    Seguro que lo han terminado de coger.

  3. Por cierto y antes de que nadie me.comience a insultar. Dos.cosas.
    Una La.homosexualidad.entra.dentro de.la.libertad de cada.cual…y como siempre no confundir libertad con libertinaje.
    Dos; la.persona.mejor.del.mundo que yo conozco, es.homosexual, y eso no varia en un ápice lo primeroo que digo en la.frase. En ningún sentido.

  4. Aun a riesgo de ser quemado vivo, me ha gustado mucho el comentario oculto de zarra, en lo que a la primera parte se refiere. La modificación del Código Civil en lo que se refiere a las uniones de hecho fue impulsada por el Gobierno del PP y en 2005 lo que hizo el PSOE fue cambiar el nombre por el de matrimonio.
    Hombre, comparar la homosexualidad con la miopía o con la esterilidad es un tanto confuso porque estas dos últimas son enfermedades en el sentido médico del término y la primera no lo es. Por cierto, yo soy miope.
    Etimológicamente, matrimonio implica la presencia en la pareja de una mujer. Lo que ocurre es que el TC no ha seguido el uso etimológico ni el del Diccionario, con lo cual supongo que el Diccionario tendrá que cambiar la definicion poniendo evidentemente que se trata de una sentencia.
    El PP no va a cambiar la ley, aunque tiene mayoría para ello, al menos eso anunció ayer el Ministro de Justicia.
    Ciudadano; en cuanto a lo del Madrid Arena, que efectivamente viene cogido por los pelos, supongo que habrá oido las declaraciones de Esperanza Aguirre en el sentido de que se abra una investigación «caiga quien caiga», lo cual es tirar un dardo directamente no tanto a Ana Botella sino al Sr. Ruiz Gallardón a la sazón alcalde de Madrid cuando se inauguró el pabellón carente de licencia, según la Policía. Y en lo relativo al empresario no es sólo el amo de Chueca (un barrio de Madrid donde curiosamente gana el PP) sino el amo de la noche madrileña y amigo, conocido u otra denominación (ABC y EL MUNDO varían el término) del vicealcalde de Madrid, que salió corriendo tras producirse la tragedia para, sin esperar investigación polícial alguna, comunicar el aforo de espectadores en el día de la tragedia.
    En fin, lo semántico fue la noticia del día cuando el recurso del PP debería haber planteado si la unión de hecho de dos personas del mismo sexo tiene consecuencias jurídicas reconocibles y amparables por la Constitución y por el resto del ordenamiento jurídico: ese es el debate que se ha soslayado, aunque cada uno tenga su opinión.

  5. A mi juicio el TC ha vuelto a meter la pata porque, equiparada la unión de personas del mismo sexo con el matrimonio, es lo que va dar pie a iniciar la discriminación: jurídica, social, etc. Habrá que regular diciendo «menos para los matrimonios del mismo sexo», porque no todos los derechos y obligaciones podrán ser atribuidos por igual, por un hecho científico inapelable: la naturaleza nos les ha dotado de los mecanismos necesarios para crear nuevas vidas. Si lo hubieran diferenciado, en lugar de discriminar se trataría de adjudicar o atribuir nuevos derechos y obligaciones donde antes sólo había prejuicio social y religioso. El grave problema es un TC completamente desprestigiado y sometido a sus muchos prejuicios políticos.

  6. En bién de la libertad de opción y de gustos, habrá de ir el Tribunal Constitucional regulando las nuevas tendencias sexo-afectivas. Y si alguien deseara matrimoniar con una oca casera a la que profesara fervor y obsequiera con contactos afectivos íntimos? Y si este animal al que se propusiera desposar fuera un chimpancé, propicio allegado nuestro genético crecano…??? Oh tempora!! Oh mores!! Cuanta estupidez en nombre de la permisividad!!!

  7. Yo no tengo amigos ni conocidos homosexuales (al menos que yo sepa, la verdad es que no voy preguntándolo y los que tienen pareja en todos los casos es del otro sexo). Aún así me siento igualmente capacitada para opinar que, homosexuales o no, ante todo somos personas (no ocas, ni chimpancés), que podemos todos (homosexuales o no)ser estériles, o miopes, ricos, pobres, guapos, feos….. y que el problema de fondo no es una cuestión meramente etimológica, porque entonces el tema, en lugar de ir a parar al Constitucional hubiera terminado en la Academia de la Lengua. Por lo demás, y, en mi caso, no tengo ningún problema en que le llamen como quieran ni tampoco en que adopten niños si demuestran (al igual que los heterosexuales) estar capacitados para proporcionar un hogar estable y una educación a sus hijos.

  8. El matrimonio es UN CONTRATO civil, en el que la libertad de las partes está limitada por el estado que regula su contenido.

    El contenido esencial de dicho contrato varia según las distintas épocas y culturas.

    La poligamia se ha admitido durante muchas épocas, incluso en la cultura occidental (Léase el Antiguo Testamento) y actualmente es admitida y legislada en casi todos los países islámicos. (Y no deja de ser matrimonio, en nuestra legislación no se dice que el matrimonio polígamo no es matrimonio, sino que está prohibido y constituye el delito de bigamia)

    Estamos ante un problema meramente semántico. Los opositores al matrimonio homosexual no se oponen, salvo excepciones, a su contenido, sino a que se llame matrimonio.

    Se habla de procreación, de la necesidad de UNA MADRE, se cita al académico Pérez Reverte, y por lo tanto tampoco sería matrimonio el celebrado entre personas de distinto sexo ancianas y sin capacidad de reproducir (claro que en este caso siempre nos podrían hablar de Abraham y Sara) o los matrimonios en que se excluye el trato sexual, que los hay. En este último caso es cierto que según del Código Canónico dicho matrimonio sería nulo, (nunca existió a los ojos de Dios) pero no así según el derecho civil, que no considera causa de nulidad la no consumación.

    En definitiva: Al ser el matrimonio un contrato civil cuyo contenido esencial lo regula el legislador(los cónyuges poco más que acordar el régimen económico pueden hacer al respecto) si el legislador decide que las personas del mismo sexo pueden contraer matrimonio, no queda otra que aceptarlo. Todo lo demás son cuestiones semánticas o morales, irrelevantes en este aspecto.

  9. Me parece que el TC no está moralmente capacitado para sentenciar ni decidir nada, es más, es un organismo absolutamente politizado, compuesto por personas que no son miembros de la judicatura, que nos cuesta un ojo de la cara y que, por lo tanto, debería desaparecer. Las decisiones de un tribunal que permite a miembros de una banda terrorista ser representantes del pueblo están absolutamente desprestigiadas y no se pueden tomar moralmente en serio.

    Dos preguntas al Sr. Mandeville: Una, ¿La cultura occidental, ya existía en el Antiguo testamento?.

    Otra, según Vd. «si el legislador decide que las personas del mismo sexo pueden contraer matrimonio, no queda otra que aceptarlo» ¿y si p.e. decide, como hicieron Hitler o Stalin, masacrar a la población, o dictar leyes manifiestamente injustas, también habrá que aceptarlo?.

    ¡Cuanto daño está haciendo en la sociedad el relativismo dominante!. Puede que ese sea el factor determinante de todos los males que nos afectan actualmente.

  10. Como el señor Clarete me pregunta, con gusto le respondo. Nuestra civilización occidental (cultura es otra cosa) es judeo-cristiana y nadie puede discutir que el Atiguo Testamento es judeo cristiano. En todo caso, si el Sr. Clarete va los Domingos a misa, tendrá ocasión de oír e incluso si presta atención, de escuchar, una lectura del Antiguo Testamento.

    Que las personas del mismo sexo puedan contraer matrimonio (ojo al PUEDAN, nadie les obliga) no lo veo injusto. Podrá gustar o no gustar, pero la injusticia (aunque a saber que entiende el Sr. Clarete por injusticia) no la veo por ninguna parte y compararlo con las masacres de Hitler o Stalin, además de desmedido, denota cierta pereza mental, que lamento.

    Usted puede entender, como yo entiendo, que verdadero matrimonio entre católicos es la unión de un hombre y una mujer elevada por la Gracia a Sacramento y cuyo fin es la ayuda mutua y la procreación y educación de la prole. Por lo tanto para un católico NO ES MATRIMONIO el matrimonio civil sea heterosexual u homosexual. Pero comprenderá Usted, como yo comprendo que hay personas que no son católicas y que incluso hay católicos que no creen o practican lo que dicen creer. El legislador debe legislar para todos.

  11. Sr. Mandeville, estoy básicamente de acuerdo con su respuesta a mi 1ª pregunta, la cultura judeo-cristiana del Antiguo Testamento es de la que emana la civilización occidental (que vino después).

    Con respecto a la otra pregunta, seguramente me he explicado mal, el fondo de la misma no es el matrimonio homosexual, la cuestión está en la filosofía que emana de su afirmación cuando dice: “si el legislador decide … (ponga aquí lo que sea)… no queda otra que aceptarlo”; y yo le preguntaría ¿y si decide, dictar leyes manifiestamente injustas, también habrá que aceptarlo?.
    Esa es la base del relativismo, no hay valores absolutos, no existe el bien y, por lo tanto, tampoco el mal (una misma cosa, una misma ley, será buena o mala según las circunstancias o según convenga). Esa es la cosmovisión que tiene, y aplicó a fondo, el anterior ocupante de la Moncloa, cuyos postulados debíamos acatar porque estaban por encima del bien y del mal. Esa filosofía es la que impregna la «Educación para la ciudadanía».

    Por eso creo que el relativismo, actualmente tan de moda, es uno de los factores determinantes de los males que nos afectan hoy en día.

  12. Estoy de acuerdo con Usted Sr. Clarete. El relativismo es una mala doctrina. Es difícil encontrar valores universales, pero no debemos renunciar a ello.

    Que no todo lo que decida el legislador es justo es así. Otra cuestión es si debemos obedecer las Leyes injustas o que nos parecen injustas. Mucho se ha escrito sobre ello pero parece ser que lo más correcto es obedecerlas: «los impuestos que he de pagar me parecen injustos, luego defraudo a Hacienda» quizá no sea correcto.

    En cuanto al matrimonio, lo penoso del tema es que los opositores al matrimonio homosexual se han liado en argumentaciones semánticas tales como que «matrimonio viene de madre» que se llame «unión de personas del mismo sexo» y no a su contenido, como si estuviéramos en un casino provinciano (¡Qué bien se describen estas discusiones en La Regenta»)

    Hay razones para oponerse al matrimonio homosexual, no se centre, como el articulista en cuestiones nominalistas, por muy académico reverte sea el que las defienda.

    Acabo: Quizá convenga en este tema, amigo Clarete, acudir más a San Agustín que a Stalin o Hitler: «En lo esencial, unidad, en lo dudoso libertad, en todo caridad»

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