Este fin de semana elconfidencial.com ha publicado una curiosa aplicación interactiva mediante la que se puede conocer, a partir de los datos del INE, cuántos nacimientos, bodas y defunciones hay en un municipio.
El resultado más significativo, resaltado por El Confidencial, es que Egüés es el municipio con la tasa de natalidad más elevada de España. Con casi 25 nacimientos por cada 1.000 habitantes, Egüés casi triplica la media nacional, que supera ligeramente los nueve alumbramientos.
Los resultados de Egüés también son llamativos respecto al resto de Navarra. Así, por ejemplo, su tasa de natalidad triplica la de Pamplona. Eso sí, en la aplicación la base de datos sólo muestra municipios con un mínimo de población de 10.000 habitantes.
Como la aplicación nos permite conocer tanto la natalidad como la mortalidad, restando la otra a la una podemos encontrar el crecimiento natural o vegetativo de la población. Como la mortalidad en Egüés también es excepcionalmente baja, el resultado final resulta espectacular.
Así, por ejemplo, el crecimiento anual de Madrid es del 1,28 por mil (0,128%) frente al 23,68 por 1.000 (2,3%) de Egüés.
Si tomamos estos datos tal cual y les aplicamos la fórmula del interés compuesto, resulta que dentro de 230 años, a un ritmo constante, Egüés tendría tantos habitantes como los que actualmente tiene Madrid.
Es decir, alrededor de 3,2 millones de habitantes.
Pero para ese momento Madrid tendría 4,2 millones de habitantes.
Las poblaciones de Egüés y Madrid se igualarían en 240 años.
Lo que sucede es que particularmente Egüés no va a poder mantener ese ritmo durante todo ese tiempo, por lo que todo el cálculo es meramente especulativo. Buena parte de la natalidad, la baja mortalidad y la diferencia entre ambas viene determinada por la gran expansión urbanística y demográfica de Sarriguren, la cual ha supuesto la llegada de un elevado contingente de población joven.
No obstante, no deja de ser llamativo.
San Sebastián, por el contrario, tiene una tasa de crecimiento negativa, al igual que Bilbao, poblaciones que en 230 años podrían ver reducido su número de habitantes a la mitad que en la actualidad. Y en este caso no nos encontramos ante una circunstancia puntual y excepcional como la de Sarriguren que explica lo de Egüés.
Decimos que todo esto son proyecciones lineales de una tendencia y además a muy largo plazo, pero lo cierto es que para que no se cumplan algo tiene que cambiar.
6 respuestas
La inclusión de Melilla como municipio ibérico es sin duda un caso de inercia cultural, dado que demográficamente ya no lo es.
Por otro lado, varias de las localidades que se muestran en las listas son famosas, incluso célebres, por su población no precisamente hispana. ¿Alguien se acuerda de El Ejido? (De El Ejido puede que sí, de lo que lo hizo famoso seguro que no, dada la «información» que recibimos aquellos días, masoquista como siempre, recordaba en su respeto a la verdad a la que hubiera podido llegar de las hojas internas de Podemos o de un artículo de Esteban Ibarra…)
Pero nos desviamos. ¿Población joven? Menos eufemismos, por favor.
Hoy tenemos en España,la pirámide de edad invertida,la base que donde debiera estar el grueso del futuro,esta esmirriado,gracias a las políticas que todos hemos visto,contra la familia,desde hace muchos,muchos años.Por contra tenemos el país mas envejecido del mundo,con lo que supone,lógicamente de esfuerzo económico para un país arruinado.Lo que me deja mas perplejo,es que sigan sin aplicar incentivos,de verdad válidos,para un nuevo baba y boom,necesario como el agua para no morir como país…..
Baby boom,sorry,Un bombazo de nacimientos,lo siento,es por no repasar.
No acabo de entender el interés de la comparación con San Sebastián o Bilbao. Manía de mirar a los vecinos.
Ciertas extrapolaciones estadísticas son malas pero muy espectaculares.
por ejemplo, estadísticamente, El Vaticano aloja 4 Papas por kilometro cuadrado…
Un artículo prescindible, salvo para explicar el tipo de periodismo que se hace en esta página. Un titular hipérbólico, casi rozando el surrealismo; un desarrollo pretendiendo demostrar cierta erudición, para llegar a la conclusión de que nada es cierto, ni nada es mentira, nada es lo que parece, porque todo parte de la base de que desde un principio nada era como parecía ser.