El 9 de enero de 1998 Tomás Caballero, como portavoz de UPN en el Ayuntamiento de Pamplona, tomó la palabra condenando el asesinato del concejal popular de Zarauz José Ignacio Iruretagoyena. Caballero se dirigió a los 3 concejales de Herri Bastauna y les espetó: «Debemos plantar cara no sólo a los asesinos, sino también a quienes les jalean, les apoyan y nunca les condenan. Me estoy refiriendo a los miembros de HB«, a lo que emocionado añadió: «No les llegamos a pedir que condenen los asesinatos, pero pidan que no maten, pidan que no maten; y ni eso hacen…»
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Uno de esos 4 concejales de Herri Batasuna era Joxe Abaurrea. Lejos de condenar el asesinato de Iruretagoyena, o cualquier otro, lo que hizo Batasuna fue ponerle una querella por calumnias a Caballero. La querella fue archivada, pero la foto de Tomás Caballero apareció en el diario Egin con el siguiente titular: “El archivo de la querella a Caballero legaliza la calumnia a HB”.
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El 6 de mayo ETA asesinaba a Tomás Caballero. Un concejal del PSN, Joaquín Pascal, se dirigía en estos términos a los concejales batasunos: “Hoy se ha producido una vez más lo que otras veces, H.B. apunta, ETA dispara. H.B. presenta querella contra Tomás Caballero. H.B. hace que Tomás Caballero sea una diana. ETA obedece al guiño e imparte su pretendida justicia. ETA obedece lo que se le dice y ETA actúa y ETA asesina. Nuestro compañero Tomás ha sido asesinado por ETA previo haber sido puesto en el disparadero por H.B. con la querella presentada contra él”. Joxe Abaurrea era de nuevo uno de los concejales interpelados. Obviamente tampoco condenó el asesinato de Tomás Caballero.
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23 años después de aquellos hecho Joxe Abaurrea, concejal de Bildu, ha dimitido como concejal del Ayuntamiento de Pamplona tras un acuerdo judicial. En ese acuerdo Abaurrea acepta las acusaciones de que era objeto, incluyendo agresiones a agentes de la Policía Municipal y a Carmen Alba cuando forcejeaba para colocar una ikurriña durante el Chupinazo en un balcón del Ayuntamiento. A cambio de reconocer los hechos y la inhabilitación, lo que ha determinado la dimisión, Abaurrea acepta una pena menor.
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Abaurrea sin embargo nunca debió haber llegado a ser concejal. De hecho debió haber dejado de ser concejal en 1998 como tarde. Este personaje debió haber condenado el atentado, o haber dimitido entonces y haber abandonado Batasuna si estaba en desacuerdo. Su presencia desde entonces y hasta ahora, repescado por Bildu, no ha sido mas que una anormalidad democrática y su salida digno reflejo de la anormalidad de su partido, del personaje y su trayectoria.
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Un comentario
Menudos personajes asquerosos que tenemos en Navarra. Aunque ya no sea concejal seguirá trincando del presupuesto público de alguna manera, no son más que unos parásitos.