¿Es la huelga de hoy una movilización a favor de la igualdad y en contra de la violencia y las injusticias que pueda sufrir la mujer? Una movilización con estas consignas, de hecho, no tendría mucho sentido porque todos estaríamos de acuerdo con ellas. Lo significativo por tanto de la huelga del 8M no es todo esto, sino el pack ideológico añadido que en realidad puede ser no lo añadido sino lo principal. Observando todas las cuestiones que han incorporado las organizaciones feministas convocantes al manifiesto, en realidad casi parece que lo fundamental son todas esas reivindicaciones y el feminismo tan sólo la coartada para inocularlas a un segmento de la sociedad mucho mayor que el que aceptaría todas esas premisas fuera del paraguas del feminismo.
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Así, por ejemplo, las organizaciones convocantes expresan en su manifiesto que son “un movimiento internacional diverso que planta cara al orden patriarcal, racista, colonizador, capitalista y depredador con el medio ambiente. Proponemos otra forma de ver, entender y estar en el mundo, de relacionarnos, en definitiva nuestra propuesta supone un nuevo sentido común. Nos precede una larga genealogía de luchas feministas, las mujeres sufragistas y sindicalistas, las que combatieron al colonialismo, las que trajeron la Segunda República, las que lucharon en la Guerra Civil, y contra la Dictadura franquista, y todas las activistas que nos han traído hasta aquí”.
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Todo lo anterior obviamente no tiene nada que ver con la mujer, sino recopila las formulaciones de toda una batería de movimientos indigenistas, primitivistas, ludditas, anticapitalistas, marxistas y anticomercio. En este agregado indiscriminado se reivindica a las sufragistas y la Segunda República, omitiendo que los derechos de la mujer nada tienen que ver con el tipo de régimen (hay monarquías democráticas y repúblicas totalitarias) e incluso, yendo más allá, que las mujeres de los partidos de izquierda en la Segunda República votaron contra el voto femenino, que en realidad fue aprobado con el voto de la derecha. Las mujeres y los hombres que lucharon contra el bando franquista tampoco luchaban por el voto de la mujer, ni por el del hombre, ya que en las dictaduras del proletariado no se vota, o no se vota con libertad. Por lo demás, la Guerra Civil la sufrieron todos los españoles, pero bastante más los hombres que las mujeres. En el período de 1936 a 1939, la sobremortalidad fue de 110.000 hombres y 22.000 mujeres en el territorio «nacional», y de 154.000 hombres y 59.000 mujeres en el republicano.
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El manifiesto sigue definiendo a las convocantes como “antirracistas” que “estamos contra la ley de extranjería y los muros que se levantan en nuestro país; porque somos antimilitaristas estamos contra las guerras, que son una de las causas que obligan a las mujeres a migrar; contra los Estados autoritarios y represores que imponen leyes mordaza y criminalizan la protesta y la resistencia feminista”. Esto se dice al mismo tiempo que se le impide la circulación al autobús de Hazte Oír. O un párrafo después de exaltar a los combatientes del bando republicano se condenan las guerras y el militarismo. ¿Qué tiene que ver el feminismo con el control de las fronteras? ¿Han visto los muros de la casa de Pablo Iglesias o la de Soros?
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Entre las exigencias que cita el manifiesto para reivindicar en el día de hoy, se reclama por ejemplo “que el aborto esté fuera del Código Penal y se reconozca como un derecho de las mujeres y personas con capacidad de gestar a decidir sobre su cuerpo y su maternidad”. ¿Qué más significa ya que el aborto esté fuera del Código Penal? ¿Que se pueda abortar hasta un minuto antes de nacer? ¿Por qué es más defensor de la mujer el que está a favor del aborto que el provida? Y a todas las niñas no nacidas que han sido abortadas, ¿por qué no las defienden las feministas?
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El manifiesto reclama asimismo “que la educación afectivo-sexual esté contemplada en el currículo escolar y sea integral, libre de estereotipos sexistas, racistas y LGTBIfóbicos”. O sea, que la ideología de género sea obligatoria. Que los estereotipos de la extrema izquierda de los que este mismo manifiesto es ejemplo se conviertan en doctrina no opinable para los niños en los colegios.
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La esclavitud sexual y los vientres de alquiler se caen del manifiesto
Tan llamativo como lo que aparece en el manifiesto del 8M es lo que no aparece, porque no aparecen ni la condena de la prostitución ni el rechazo a los vientres de alquiler. Para dos temas justos y razonables que defiende buena parte del feminismo, resulta que son casualmente los dos que se caen del manifiesto. Tampoco se dice nada en el manifiesto de la prisión permanente revisable, por lo que hay que suponer que todas las “feministas” que secundan la huelga hoy son partidarias de dar segundas, terceras y cuartas oportunidades de volver a matar y violar a los asesinos y violadores en serie.
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La conclusión es que las reivindicaciones indiscutibles del manifiesto son de Perogrullo. No hay polémica. Esas las defendemos todos. Respecto al resto de reivindicaciones, faltaría más que para ser defensor de la mujer o de la igualdad además hubiera que ser comunista, fluid-gender, vegano, primitivista, ateo, abortista, antivacunas, poliamoroso, ornitorrinco, ciclista.
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http://hacialahuelgafeminista.org/wp-content/uploads/2019/03/Manifiesto-8M-2019.pdf
2 respuestas
El feminismo es más de lo mismo, un medio para terminar con la cultura occidental. Odio, amargura, rencor, infelicidad, repudio a lo propio. Una desgracia para los que caen en ello. Con ese ánimo no tienen hijos. Consiguen un montón de mujeres psicológica y sociológicamente estériles, y que además aborrecen a su entorno. Pobre gente. No saben lo que se pierden. La felicidad de tener una familia donde van a encontrar la plenitud, la felicidad más plena. Pero eso no lo vende ninguna compañía, ni hay nadie que se enriquezca con ello.
Hombre Javier, ¿has salido ya de la cueva? ¿La mujer las has dejado al cuidado de los hijos y cuando llegues tendrá la cena preparada, no?