Las marrullerías del gobierno y su cambiante discurso, como las mutaciones del coronavirus, obligan a contar las noticias de tres en tres, como las dosis de la vacuna contra el coronavirus.
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En primer lugar, pese a la anunciada rebaja del IVA sobre la factura de la luz, se impone insistir en hablar del tarifazo de la luz. No caigamos en la trampa de glorificar al que, después de subirnos la tarifa un 44%, nos la baja un 11%.
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Echenique y “el campañote que se hace para bajar el IVA de la luz”. Se apuntan a todas. 🤦♂️ pic.twitter.com/0uesE5Onl9
— Toni Cantó (@Tonicanto1) June 21, 2021
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En segundo lugar, todo indica que nos encontramos ante una nueva trampilla del gobierno, Iván Redondo productions. Desde luego y para empezar es mucha casualidad que la rebaja del IVA o la desaparición de las mascarillas coincida con los indultos, pero el asunto todavía es más feo. Según desvela Libertad Digital, la trampa de la rebaja del IVA es que por un lado supone una pérdida para las arcas de Hacienda de unos 1.200 millones de euros, pero por otro lado se va a compensar esta pérdida con un incremento de los costes de emisión de CO2, que por pura coincidencia resulta que también rondan los 1.200 millones de euros. Estos costes recaerán principalmente sobre las empresas de gas, que lógicamente repercutirán este nuevo incremento del coste sobre sus clientes. O sea, que baja la luz sube el gas. Y encima nos distraemos de los indultos.
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La tercera consideración va más al fondo del asunto y se refiere a una noticia de hace algunos meses, pero que conviene recordar ahora que algunos aprovechan la subida de la luz (fruto de la apuesta por una política energética sin un equilibrio entre lo verde y el coste de lo verde) para reclamar la nacionalización de las eléctricas. Por supuesto Venezuela es una gran ejemplo de los estupendos resultados de nacionalizar la producción de energía, pero en este caso no hace falta ir tan lejos: nos quedamos en Barcelona.
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https://twitter.com/JosepTraveler/status/1406221315481247746
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Bueno, habíamos dicho que no hacía falta y era verdad, pero nos habíamos creído lo bastante fuertes como para no caer en la tentación de referirnos a Venezuela y por lo visto no lo somos. Incluso para quien no sea capaz de entender el porqué tendría que resultarle bastante evidente que el comunismo no funciona jamás. Para entender eso basta con ver la realidad:
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