El Pleno del Ayuntamiento de Pamplona aprobó ayer una declaración presentada por los grupos municipales de Navarra Suma, PSN y Geroa Bai la cual incluía tres puntos.
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En los dos primeros se acordó, con motivo del 22 aniversario del asesinato de Tomás Caballero, “rendir homenaje a su figura y trasladar a su familia el reconocimiento y recuerdo de todos los grupos municipales e invitar a los ciudadanos a que honren de manera individual la memoria de Tomás Caballero, ante la imposibilidad de organizar actos multitudinarios”.
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El tercer punto de la declaración reclamaba “resaltar los valores de libertad, justicia y paz, que defendió con su vida Tomás Caballero y que siguen siendo igual de necesarios tras la extinción de la banda terrorista ETA”.
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Los dos primeros puntos de la declaración fueron aprobados por unanimidad y el tercero con la abstención de EH Bildu.
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Una vez más, por consiguiente, Bildu vuelve a ser incapaz de llamar asesinos a los asesinos de Tomás Caballero.
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Bildu puede condenar “todas las violencias” o “lamentar” el dolor causado por la violencia nacionalista pero nunca vemos a Bildu condenar específicamente a ETA y llamar asesinos y terroristas a los miembros de la banda. Condenar todas las violencias puede hacer creer que las víctimas de ETA practicaban otra violencia tan condenable como la de la ETA. Lamentar la violencia nacionalista tampoco es lo mismo que condenarla puesto que a lo mejor también los generales de la SS consideraban ejecutar a unos rehenes o exterminar a una familia judía como algo lamentable, aunque necesario para Alemania.
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Bildu no llama asesinos a los etarras porque no los considera como tales. Si los considerara como tales no los llamaría “presos políticos” o apoyaría los ongi etorris.
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Resulta por tanto bastante evidente que la izquierda abertzale todavía no ha dado realmente el paso de condenar y rechazar la violencia nacionalista. No ha hecho esa autocrítica. No ha experimentado esa evolución.
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Resulta igualmente evidente y lamentable que toda la izquierda ha decidido normalizar a Bildu y no exigirle tampoco esa autocrítica y esa evolución.
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Seguramente recordar machaconamente que Bildu sigue sin dar ese paso y sigue por tanto sin ser una fuerza democráticamente y moralmente homologable no es algo que reste apoyos a Bildu. Todo el mundo sabe quién es Bildu. Y sabiéndolo, vota a Bildu o pacta con Bildu. Bildu no es el mal, aunque sea malo, sino un síntoma del auténtico mal, que es un mal social. Bildu es una fuerza determinante en el Gobierno de España y en el Gobierno de Navarra. Se presenta en el cementerio a participar en el homenaje a Tomás Caballero, pero no es capaz de llamar terrorista a su asesino. Como si lo fundamental fuera lo primero en vez de lo segundo. Como si lo segundo no fuera un requisito imprescindible para que tenga algún sentido lo primero.
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Denunciar todo esto no da lectores ni votos, pero es de justicia seguir recordándolo. Se lo debemos a las víctimas, se lo debemos a las generaciones futuras y nos lo debemos a nosotros mismos. En realidad, siquiera desde este punto de vista, casi es mejor que hablar de esto ya no de lectores ni votos, no sea que alguien creyera que esto no se dice por Justicia sino para ganar lectores o votos. Un año más seguimos recordando a Tomás Caballero y a todas las víctimas, pero también a quienes no son capaces todavía de llamar asesinos a aquellos que las mataron. Ahora puede parecer otra cosa pero el problema en el fondo es suyo. Cuanto más tarden en hacer algo tan básico como llamar asesinos a los asesinos, a fin de cuentas, más dura será la historia con ellos. A la inmoralidad de sus gudaris añadirán todo el tiempo que ellos tardaron en reconocerla como tal.
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