La noticia es que el alcalde de San Sebastián, el peneuvista Eneko Goia, pretende implantar una tasa turística en la ciudad. Sería el primer municipio vasco en cobrar una tasa de este tipo, que en España de momento sólo existe en Cataluña y Baleares. La tasa en principio parece que no la pagarían directamente los turistas, sino los hoteles, restaurantes, o establecimientos en los que se acoge a los turistas. Se fundamenta la imposición de esta tasa en un crecimiento tan grande del turismo que podría desbordar la ciudad y en el pago de los servicios públicos que implica toda esa llegada de población.
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▶️ El Ayuntamiento de San Sebastián es partidario de implantar la tasa turística https://t.co/CVItcFlqGX
— EITB Noticias (@eitbNoticias) August 16, 2022
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Lo cierto es que una vez más los gobernantes parecen incapaces de resistir el impulso de establecer una tasa, un peaje o algún tipo de impuesto más. La adicción al gasto de nuestros gobernantes seguramente se encuentra más en el fondo de esta medida que cualquier otra cuestión. También el afán de poder. Mejor el dinero en las arcas del gobierno que en los bolsillos de la gente. Mejor que la gente no tenga nada y si quiere algo rellene una solicitud al gobierno. Como los súbditos. Como los incapaces. Como los menores de edad.
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Las justificaciones de la tasa turística se sostienen mal porque el mercado siempre es un regulador mejor que el gobierno. Si los hoteles de San Sebastián tienen mucha demanda, por ejemplo, eso hará que los precios suban. Los precios altos serán una barrera de entrada y un filtro mejor que una tasa del ayuntamiento o del gobierno. Además se promueve un turismo de calidad frente al turismo mochilero si es eso lo que se pretende.
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Tampoco tiene sentido justificar la tasa por el precio de los servicios públicos que se ofrecen a los turistas. Los turistas ya enriquecen al lugar al que van. Mejoran los beneficios de hoteles y establecimientos. Bajan el paro. Elevan los salarios. La administración ya se beneficia de eso vía impuestos, no necesita crear una tasa especial.
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Obviamente la tasa puede tener dos efectos: o disuadir a la gente de ir a San Sebastián o no disuadirla. Si no la disuade, se puede decir que la tasa sería un fracaso, ya que la tasa se justifica principalmente por la necesidad de limitar la supuesta avalancha de turistas y no por motivos recaudatorios. Si tiene éxito, la pregunta es hasta qué punto puede redundar en un empobrecimiento o por lo menos en una limitación al enriquecimiento de la ciudad.
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En otro sentido, otro efecto podría ser el de que en Pamplona se cobrara a los donostiarras una tasa por pernoctar. El objeto de esta tasa sería pagar a los pamploneses la tasa que cuando van a San Sebastián tienen que pagar.
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Un comentario
Un clásico de toda la vida es la de ver presumir a un vecino de San Sebastián presumir del turismo que viene a la villa.
En primer lugar hay que remarcar que es un turista no buscado simplemente vienen porque está en su trayectoria veraniega en la mayoría de casos. De hecho un defensor del turismo de «calidad» frente al mochilero fue Gregorio Ordoñez y ya sabemos lo que le pasó.
Luego está el nivel, el turista que siempre venía a San Sebastián era de otro estilo que los actuales, era gente con más clase y sobre todo nivel, créanme que aquel turista del pasado, los pinchos les parecían algo realmente cutre ya entonces