Un año más se ha celebrado este fin de semana la primera Javierada de 2025 superando los 5.000 peregrinos. Se trata de una cifra similar a la de los años anteriores con el mérito añadido de un pronóstico climático muy severo, claro que tampoco el año pasado el tiempo fue muy benigno. Que el número de participantes se mantenga o incluso suba algo respecto a otros años dice por tanto mucho del espíritu de esta tradición y sus peregrinos.
Lo que no es tradición sino novedad es que en el dispositivo de seguridad de la Javierada tenga un papel destacado, como en el de cualquier acto multitudinario en los últimos tiempos, la vigilancia frente a un posible atentado con drones. Tristemente no hace más que aumentar en toda Europa la frecuencia de atentados contra concentraciones de personas, ya sea usando armas de fuego o, para los terroristas que no tienen acceso a ellas, puñales o vehículos. Obviamente una concentración cristiana puede convertirse en un objetivo particularmente goloso para el terrorismo islamista. En este sentido tranquiliza saber que la Guardia Civil se adelanta a una amenaza que todavía no ha hecho acto de presencia, pero que potencialmente debe ser muy tenida en cuenta de cara al futuro.
✅ En Javieradas, por la seguridad de todas las personas asistentes, tenemos el espacio de vuelo restringido
— Guardia Civil Navarra 🇪🇸𝕏 (@NavarraGC) March 8, 2025
✅ Recordamos que NO puedes volar ningún drone en la zona pic.twitter.com/EkxJrf8ps5
Conflictos como la guerra de Ucrania ponen en evidencia que los drones no son sólo juguetitos, sino que pueden convertirse en armas letales capaces de adueñarse por completo del campo de batalla. Los drones transportan o lanzan explosivos capaces de destruir carros de combate y pueden realizar estragos entre las formaciones de infantería. Sin embargo son baratos, fáciles de conseguir y fáciles de operar. Además ahora tenemos miles de operadores con experiencia en combate al usarlos. El riesgo es evidente. Los rusos, que ahora son grandes usuarios de los enjambres de drones, menospreciaron catastróficamente el uso de los drones en el campo de batalla moderno. Es evidente que no estamos escarmentando en cabeza ajena. ¿Está preparado el Ejército Español para hacer la guerra en este nuevo escenario? Todo este dinero que ahora vamos a gastar los europeos en defensa, ¿lo vamos a gastar bien o en armas y formas de hacer la guerra del pasado? Consuela al menos ver que la Guardia Civil tiene ya algunas herramientas para hacer frente a este tipo de amenazas. El problema es que el uso de los drones ha avanzado tanto que, para evitar ser interferidos por medios electrónicos, ahora usan para ser dirigidos un hilo de fibra óptica que obviamente no puede ser interferido por radiofrecuencia, y que pueden ser operados hasta a 40 kilómetros de distancia. Este tipo de drones sólo se pueden combatir destruyéndolos físicamente, y pueden ser utilizados en enjambres. Estamos ante un nuevo modo particularmente espantoso de hacer la guerra y probablemente de practicar el terrorismo. Menos mal que San Francisco Javier y la buena gente que peregrina nos proporciona por otro lado total confianza en Dios y un poco de esperanza también en el ser humano.