Hace unos días nos hacíamos eco del caos introducido por el politiqueo en el mundo de la pelota vasca. La Federación Vasca amenazaba con expulsar a Navarra y La Rioja del torneo GRABNI, como represalia contra la Federación Española de Pelota por haber denunciado esta las irregularidades cometidas para poder convertir en selección nacional a la selección vasca. Efectivamente, para que la Federación Internacional aceptara la selección vasca se tuvo que organizar una reunión en la que sólo pudieran participar 7 de los 14 países miembros, y así y todo se dejó sin votar a España y Cuba, contrarias a la selección de Euskadi. Sólo así y cambiando los estatutos de la Federación Internacional en la misma reunión se pudo apañar a trancas y barrancas una mayoría de dos tercios para convertir a Euskadi en selección nacional. Todo esto, por su parte, como explicábamos era un lío posibilitado por los acuerdos políticos previos de los años pasados entre Pedro Sánchez y el nacionalismo vasco.
La reductio ad absurdum de los precios políticos del sanchismo ha podido desembocar en una situación tan surrealista como que, de reconocer a la selección nacional vasca, pasáramos a que la vetada y excluida de las competiciones internacionales fuera la Selección Española de Pelota. Allá donde el PSOE pone la mano, alguien se lleva algún pelotazo.
📰 #LaPortada
— MARCA (@marca) March 17, 2025
✒️ La pelota desata un escándalo histórico en el deporte español
👉 La polémica entre la Federación Internacional, Euskadi y la Federación española protagoniza nuestra primera de este martes pic.twitter.com/avdXxOeQZx
La Federación Internacional y la Federación Vasca han mostrado muy malos y muy poco democráticos modos en todo este asunto. Primero por todas las mañas utilizadas, y después por la reacción a la denuncia de todas estas mañas. La amenaza de excluir a la Navarra y La Rioja del GRABNI, así como la de excluir también a la Selección Española de las competiciones internacionales, parte de algo tan legítimo como impugnar una decisión ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) de Lausana. ¿Cómo es que por ejercitar un derecho y por recurrir ante un tribunal se amenace con una expulsión? La Federación Vasca y la Federación Internacional no sólo se han comportado como chantajistas, sino que aparentan recurrir al chantaje sabedoras de la debilidad de su posición ante un tribunal.

Por lo demás, el Consejo Superior del Deporte parece hacer gala en todo este asunto de su condición de organismo colonizado y de su consiguiente sumisión gubernamental. Resulta llamativo ver al CSD ponerse de canto en esta cuestión, cuando no a favor de la Federación de Euskadi contra la Selección Española, porque entre la Selección Española de Pelota y los acuerdos de Sánchez para seguir en Moncloa, lo que prevalece es siempre lo segundo frente a cualquier otra cosa. Al menos la Federación Internacional no ha tenido «provisionalmente» la desfachatez de cumplir sus amenazas contra la Selección Española, aunque sí la de llamar temerarias a las decisiones del presidente de la Federación Española, el navarro Javier Conde, cuando para temerarias las propias decisiones y declaraciones de la Federación Internacional de Pelota.
