El número de denuncias por violencia de género se disparó un 26,5% el pasado año en Navarra respecto a 2023, según los datos hechos públicos por el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. En 2023, a su vez, dichas denuncias crecieron un 28,3% respecto al año anterior, y en 2022 un 24,5% respecto a 2021. O sea, que respecto a la violencia de género experimentamos un crecimiento constante, apabullante y exponencial. Se ve que todas las recetas de progreso que venimos aplicando contra ella están funcioando fenomenal.
¿Pero cómo es posible este aumento de la violencia si llevamos ya mil años de gobierno progresista, si el adoctrinamiento en los colegios es máximo, si las campañas son constantes, si los ataques de los medios, los grandes partidos y la cultura son máximos contra el patriarcado, y si nos estamos gastando miles de millones en apoyar todo tipo de plataformas y chiringuitos feministas?
La balbuceante explicación del entramado woke es que este incremento no implica que haya mucha más violencia machista que antes, sino que más mujeres se atreven a denunciar y que el sistema es más efectivo en registrar estos casos. Desde luego no se puede negar que esta forma de explicar la eclosión de denuncias es maravillosa y serviría para explicarlo y negarlo todo en todos los ámbitos. De este modo, también se podría decir que si hay más paro cuando gobierna la izquierda no es porque haya menos trabajo, sino porque la gente está más esperanzada por la maravillosa gestión del gobierno y acude en masa a registrarse en las oficinas del INEM, no como cuando se queda en casa sin apuntarse al paro cuando gobierna la derecha. Y según esta teoría, ¿cómo se distinguiría un aumento real de la violencia de género de un aumento fake? Es más, según esta teoría sería una malísima noticia que bajara el número de denuncias. Así que nada, esperemos llenos de ilusión que este año 2025 las denuncias no crezcan un 26,5%, sino un 700% por lo menos. Cuanto peor mejor para todos, y cuanto peor para todos mejor, mejor para mí el suyo beneficio social y político.
Las cifras del Observatoria incluyen otra información sustancial, y es que de las 3.510 víctimas registradas en 2024 en los órganos judiciales navarros, 1.838 fueron de nacionalidad española mientras que 1.672 fueron mujeres extranjeras. O sea, que la naturaleza del 47,6% de las denuncias por violencia de género en Navarra es de importación extranjera. Ya sabemos además que dentro del resto de denuncias hay una parte de mujeres de nacionalidad española no originaria.
Naturalmente podemos aplicar a este hecho el mismo principio que a las denuncias en general, suponiendo que es que las mujeres extranjeras se atreven a denunciar ahora en mucho mayor medida que las españolas y que vamos por muy buen camino, y que por tanto tenemos que celebrar estos datos aunque ojalá sean mucho peores el año que viene para confirmar esta imparable mejoría.
Si a la violencia llamada de género además de con subvenciones y latisueldos se la combate con surrealismo y con marcianadas tenemos la guerra ganada.
