Paz en Ucrania

La paz empieza a ser visible en Ucrania, entendiendo paz como el final de una guerra, no necesariamente como una situación ideal ni justa. A veces los acuerdos de paz son justos y a veces no. En general, un acuerdo de paz es sólo el punto en que la alternativa a la paz para cualquiera de las partes es peor. De hecho, lo que caracteriza a la guerra de Ucrania hace ya casi dos años es el estancamiento. La gente muere más o menos sobre las mismas líneas sin que haya avances significativos ni retrocesos. De algún modo ante lo que estamos es en llevar ese estancamiento de la realidad a un papel firmado. Ni los rusos tienen fuerza para avanzar más, ni los ucranianos para expulsar a los rusos de los territorios ocupados. Dilatar el conflicto no parece que sirva para romper el bloqueo sino para desangrar humana y materialmente a rusos y ucranianos.

Contra lo que dicen Pablo Iglesias, Irene Montero o Ione Belarra, no estamos en la misma situación que en febrero de 2022 y un acuerdo de paz no les da la razón. Un acuerdo de paz ahora es el resultado de 3 años de resistencia ucraniana, una resistencia que sólo ha sido posible mediante la ayuda occidental que los podemitas no querían ofrecer a los ucranianos. Sin esa ayuda lo que tendríamos ahora no sería una paz entre Ucrania y Rusia, sino que no existiría Ucrania.

Salta a la vista que también Rusia ha pagado un alto precio por su ataque a Ucrania y que Putin se presenta deseoso de llegar a un acuerdo aprovechando la llegada de Trump a la Casa Blanca. De este modo parece que si Rusia abraza un acuerdo de paz no es resultado de una claudicación sino de un cambio en el marco político-diplomático del escenario internacional. Por lo que respecta a Ucrania, no puede mantener el esfuerzo militar sin la ayuda occidental. Ucrania tendrá que firmar la paz si Occidente le indica que o firma o cesa la ayuda militar.

Todo el mundo por otro lado puede intentar vender ante su público un acuerdo como una victoria. Putin puede presumir de haber consolidado el Donbás y de haber obtenido algunos avances territoriales, mientras que Ucrania puede presumir de haber resistido sin apenas perder territorio ante un enemigo en principio muy superior.

Seguramente Putin también podrá vender como una victoria el hecho de que Ucrania no entre en la OTAN, pero por otro lado Ucrania es y va seguir siendo aún más un país armado hasta los dientes por la OTAN. En 2022 Putin tenía frontera con una Ucrania casi desarmada, ahora hace frontera con un ejército amplio, veterano y bien armado con material moderno, más moderno que el ruso en muchos casos.

Lo que se acuerde ahora, por otro lado, es sólo un acuerdo que puede ser revisado en otro momento futuro. No es descartable que Putin caiga o deje el poder por el motivo que sea en algún momento futuro, que Rusia necesite acercarse a Occidente y que pueda revisarse cualquier acuerdo que se alcance en este momento bajo las nuevas circunstancias de un momento futuro.

Por lo que nos toca, sucede que Rusia como amenaza ha estado ocupada con Ucrania durante 3 años. El peligro sería que ahora Rusia empezara a pensar en otro foco distinto de conflicto. Por otro lado, el ejército ruso ha sufrido severísimas pérdidas, pero al mismo tiempo se ha convertido en un ejército mucho más experimentado y adaptado a la guerra moderna. En realidad, rusos y ucranianos se han convertido en los principales maestros de la nueva guerra multimarco y multidominio, con un protaganismo de los drones totalmente nuevo. Todos los demás ejércitos europeos, incluso el estadounidense, se encuentran totalmente desfasados respecto al uso masivo de este nuevo instrumento, ya sea para utilizarlo o para protegerse de él. En el caso de España salta a la vista que tenemos unas fuerzas armadas infra financiadas y sólo medio preparadas para una guerra del siglo XX, no digamos para los nuevos escenarios del siglo XXI. En este nuevo escenario, además, Trump no parece con cierta razón dispuesto a hacerse cargo de la factura de la defensa de Europa.

Por otra parte, Europa está siendo invadida pero no por un ejército regular. No estamos preparados para las amenazas del presente y seguramente ni siquiera lo estamos para las amenazas del pasado, y encima ya se ha cansado de defendernos gratis el primo de Zumosol. De la UE se decía que era un gigante económico pero un enano militar, y ahora seguimos siendo un enano militar pero ya ni siquiera somos un gigante económico, político, ni científico. Ahora somos una potencia de género o algo así. Irónicamente, además, se llama europeístas a los respnsables de habernos traído a esta situación, y antieuropeístas a los partidos patrióticos que precisamente quieren revitalizar Europa recuperando soberanía, y recuperando por tanto independencia energética, económica o militar, defendiendo además la cultura occidental frente al reemplazo cultural. ¿Cómo es que Trump y Putin pueden alcanzar de repente un acuerdo sobre Ucrania sin contar con nosotros? ¿Cómo es que en ese acuerdo la UE no pinta nada? Esa irrelevancia es el reflejo de una situación que no se quiere asumir, y los problemas que no se quieren asumir menos aún se pueden solucionar.

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Un comentario

  1. En efecto, que se logre la paz no significa que se alcance la justicia. Ahora bien , si se logra el cese de las hostilidades en Ucrania no será precisamente por la presión ejercida por los grupos izquierdistas mediante proclamas y manifestaciones callejeras , a las que son tan aficionados. No hay un solo sábado en que no se manifiesten en favor de Gaza y contra Israel. Pero, frente a la invasión rusa de Ucrania, inhibición y pasividad absolutas, cuando no exculpación o expreso apoyo a Rusia. Esto es, la cínica vara de medir de siempre.
    Lamentablemente, una postura a la que no han sido ajenos algunos grupos de extrema derecha.

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