Nicolás Petro y la diáspora colombiana española

Este pasado viernes, día 4 de agosto, muchos leíamos en las noticias un avance sobre la investigación judicial que implica e imputa al hijo de Gustavo Petro, de quien es presidente de la República de Colombia desde hace casi, exactamente, un año.

Petro Jr. es acusado de enriquecimiento ilícito y lavado de activos. Habría recibido financiación ilegal, en principio, para la campaña presidencial de su padre, pero finalmente, sufriera alguna clase de desvío (corroborado así en base a una investigación en curso desde el mes de marzo).

De acuerdo con su ex mujer Day Vásques, entre las fuentes de ese capital estarían el narcotraficante apodado como el Hombre Marlboro (600 millones de pesos colombianos para la campaña electoral) y el empresario Alfonso El Turco, acusado de incurrir en homicidios (alrededor de 400 millones de pesos).

A su vez, en estos momentos, la Comisión de Investigación y Acusaciones del poder legislativo colombiano ha abierto una investigación contra Gustavo Petro dado el avance enunciado en las primeras líneas, el cual se va a exponer ahora.

Concretamente, Nicolás Petro, que habría manifestado su intención de colaborar con el poder judicial, señaló ante la Fiscalía que el dinero que recibió (en parte, del entorno del narcotráfico colombiano) se empleó para dar apoyo económico a la campaña electoral de su padre.

Esa información financiera no habría sido supervisada por las autoridades que gestionan los procesos electorales dado que se habrían superado los topes máximos legales. Es más, se advierte con complementar todas esas acusaciones, por parte de Nicolás, con documentos y grabaciones de audio.

Con lo cual, en vistas de lo que se ha ido tratando en la introducción, podría decirse que el narcotráfico fue un agente clave en la campaña del entonces presidenciable de izquierdas, corroborándose el correcto empleo de la etiqueta de “narcocomunismo”.

Entre algunos de los que somos críticos activos contra la amenaza que el socialismo del siglo XXI, el del Grupo de la Puebla y el Foro de Sao Paulo, supone para las libertades concretas y la prosperidad de los hispanoamericanos, es habitual utilizar la previa y entrecomillada combinación léxica.

La izquierda más radical de Colombia ha tenido mucha vinculación con un terrorismo en el que los narcóticos y estupefacientes eran medio de cambio y negociación: las llamadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Las FARC tenían como objetivo el establecimiento de una república socialista en Colombia, teniendo entre sus aliados al Sendero Luminoso de Perú, al Frente Sandinista de Liberación Nacional nicaragüense, al M-19 (movimiento guerrillero del que Gustavo Petro formó parte) y el régimen chavista.

Sobre Venezuela, cabe indicar que Hugo Chávez lo convirtió en un refugio para terroristas de las FARC tales como Timochenko y en una fuente de ingresos procedentes del entorno petrolífero (corrompido por el PSUV), que les habrían servido, en teoría, en ocasiones, para cuestiones de “reestructuración”.

Se tiene así una especie de sinopsis que ilustrará al lector que esté menos sincronizado sobre la actualidad política del socialismo en Colombia y Venezuela. Pero se va a profundizar en otra serie de cuestiones que tienen más que ver con parte de Europa.

La clase política española recibió con honores a Gustavo Petro

A comienzos del mes de Mayo, Gustavo Petro, interesado en una especie de gira política por Europa, puso sus pies en la Madre Patria. Concretamente, en su capital, en Madrid, con unos propósitos nada vacacionales.

Fue distinguido con la Real Orden de Isabel la Católica, instituida por el rey Fernando VII en 1815, bajo el pretexto de «premiar la lealtad acrisolada y los méritos contraídos en favor de la prosperidad de aquellos territorios», señalando «relaciones de amistad y cooperación de la Nación Española».

La concesión de la misma depende del Gobierno de España, que actualmente controla todos los poderes políticos en España, incluyendo, de facto, el judicial. Todo pese a que negó que el Descubrimiento del Nuevo Mundo (1492) supusiera la proyección, salvación y mejora de todo ese entorno americano.

Del mismo modo, recibió las medallas del Congreso de los Diputados y del Senado, cuyo Libro de Honor firmó (recuérdese que España tiene un sistema parlamentario bicameral y que, en la legislatura anterior, las mayorías de ambas cámaras beneficiaban al PSOE, actualmente gobernando, con Pedro Sánchez).

Pero no todo son, en este caso, críticas al PSOE, que no ha tenido reparo en agradar a las tiranías políticas hispanoamericanas (por ejemplo, la no condena a la cooperación de Zapatero con Venezuela, los amistosos viajes a Cuba y la cooperación con la venezolana Delcy Rodríguez).

Pese a todos los insultos hacia la historia de España y la evangelización de América (que contribuyó a la defensa de los derechos humanos verdaderos y la promoción del conocimiento innovador), los Borbones, actuales responsables de la jefatura del Estado, le ofrecieron una honorífica cena de gala.

Por otro lado, en el Ayuntamiento de Madrid, donde gobernaba y sigue gobernando el Partido Popular, se le otorgó la llave de oro de la Villa de Madrid, porque, según Almeida, era un gesto de aprecio hacia la amistad con Colombia y los más de 65.000 colombianos que residen en la capital española.

Dígase pues que incluso una de las opciones más representativas de la derecha sociológica española colaboraron con la operación de blanqueamiento y alfombra roja de la izquierda, que es la que domina el establishment. Sí, una a la que se supone que se vota para contraponer la libertad al comunismo.

El grupo parlamentario de VOX, que es liderado por Santiago Abascal, abandonó el hemiciclo de la Cámara Baja cuando al mismo llegó Gustavo Petro, manteniendo una convocatoria de protesta en el exterior, apoyada por el Foro de Madrid y compuesta por varios inmigrantes latinoamericanos.

Abascal señaló que no se podía ocultar «un pasado de sangre, que ha dejado dolor y muertos en Colombia [del que nunca se ha arrepentido]». De hecho, lo comparó con Arnaldo Otegui, procesado por terrorismo y miembro de EH Bildu, el brazo político de la banda terrorista ETA.

La diáspora colombiana española

De acuerdo con la Estadística Continua de Población del Instituto Nacional de Estadística (INE), cuya última actualización se publicó en mayo del año 2023, el flujo más elevado de inmigración exterior proviene de Colombia, que supera las cuarenta y cuatro mil unidades.

Siendo más concretos, los datos se refieren al primer trimestre del presente año de 2023. Es más, si se parte de un desglose autonómico, se puede observar que están directamente precedidos por vecinos del continente americano.

Por ejemplo, en Madrid, hay registrados unos 9850 colombianos, seguidos de unos 9070 venezolanos y de unos 7990 peruanos. Es más, en otras regiones en las que predomina la inmigración musulmana frente a la hispanoamericana, los colombianos siguen teniendo los marcadores más elevados.

Es el caso de las Provincias Vascongadas, con 1940 nuevos inmigrantes colombianos; en el de Cataluña, de 7490; en el de la Comunidad Valenciana, de 8280; y en el de Andalucía, de 3840 (aunque aquí sean segundos, por estrecho margen, frente a Marruecos, que en este caso sería el primero de la lista).

Contemos, a su vez, que en enero de 2021, se contaba ya con una población de colombianos con 532666 unidades, que si siguiese una tendencia creciente, como con respecto a 2020 y 2019, podría superar a la población de ciudades como Málaga.

Ante todos estos datos, podemos decir que un número considerable de personas (sin contar a los nacionalizados ya residentes y a los que provengan de otras generaciones) que confía en España, dentro de la libertad de movimientos, para prosperar y salir adelante, se siente insultada.

Los flujos de migración hispanoamericana no son muy elevados donde hay mayor prosperidad financiera, como ha sido, históricamente, en Chile y en Panamá. Ergo, se ha venido huyendo de las miserias del comunismo, de los lastres de la hiperinflación y de la corrupción socialista, muy destructiva ella.

De hecho, cabe recordar que la diáspora hispanoamericana es una de las que se implica más en política en favor de la derecha, sirviendo para demostrar esa antítesis entre el comunismo y la libertad que algunos partidos de la derecha emplearon como acertado eslogan de campaña.

Una vez dicho todo esto, cabe lamentar que nuestros hermanos colombianos y del resto de Hispanoamérica (ya que la opresión comunista afecta a más estados como Venezuela, Cuba y Nicaragua) estén siendo insultados por la “progresía tolerante e inclusiva”, con el acomplejamiento de otros.

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