El modelo laico de ZP no refleja sino la concepción moderna del estado de este dirigente, que simplemente pone en práctica sin hostilidad ninguna a los católicos la separación entre Iglesia y estado. Lo mismo que en Francia, donde sería impensable que el presidente del gobierno recibiera al Papa en el Palacio del Elíseo. Y esto no quiere decir que, por no salir a recibir al Papa a la escalerilla del avión, ZP sea un radical comparable a… pongamos Fidel Castro.