Una casilla en la declaración de la renta, como la de la Iglesia, para no pagar abortos

Periódicamente el algoritmo de X nos trae a todos publicaciones con el mensaje de que tal o cual persona da gracias a la sanidad pública por tal o cual tratamiento, que de otro modo nadie le hubiera pagado. Naturalmente hay una cierta trampa en esos mensajes. Probablemente un seguro privado hubiera tratado esa misma enfermedad igual o mejor que la sanidad pública. La sanidad pública, por otro lado, no es gratis. Es gratis para quien nunca cotiza ni paga impuestos, para un trabajador español medio lo que paga al estado en impuestos para sanidad puede superar a lo largo de su vida los 200.000 euros. Obviamente es además un promedio, muchos españoles nunca requerirán de la sanidad pública servicios por ese importe. De otro modo, además, la sanidad pública no sería viable. Si por otra parte sólo una parte de la población demanda servicios por todo lo que paga, resulta que la sostenibilidad se basa en el mismo fundamento que un seguro privado. ¿Es falso que un trabajador medio dedique a lo largo de su vida 200.000 euros o más a financiar la sanidad pública? En una comunidad como Navarra, el gasto público en salud ronda los 2.000 euros por persona. Pero realmente sólo hay unos 200.000 ocupados generando ingresos. O sea, que quienes realmente soportan el esfuerzo presupuestario son ellos y que esos 2.000 euros anuales por habitante, cuando la división es sólo entre los ocupados y a lo largo de toda una vida laboral, nos llevan a esos 200.000 euros. La sanidad pública no es gratis sino carísima, pero volvamos a nuestro asunto.

Resulta que tampoco es cierto es que la sanidad pública nos atienda de todo-todo. La ministra de Sanidad, la muy progresista Mónica García, no está dispuesta a financiar ciertos fármacos para los niños con leucemia. Hay que ajustar los gastos. ¿Pero no nos decían que eso sólo podía pasar con la sanidad privada? El caso es que ante este hecho no falta quien se pregunta, y nos incluimos entre ellos, por qué el estado tiene que pagar los abortos antes que algunos medicamentos para los niños con cáncer, o el cuidado de los enfermos de ELA, por poner otro ejemplo.

¿Cuánto cuestan los abortos en España? La cifra de un aborto depende del momento de gestación y el tipo de intervención, pero los precios en las clínicas privadas rondan los 500 euros. Es decir, los más de 100.000 abortos anuales, de los que unos 20.000 tienen lugar en la sanidad pública, rondarían un coste de unos 10 millones de euros. ¿Por qué eliminar la vida de un niño tiene que ser un servicio público? ¿Por qué además se prioriza en términos presupuestarios acabar con la vida de un niño sobre pagar el tratamiento para intentar salvar la vida de otro? Sucede además que el cáncer de un niño es un hecho fortuito mientras que los embarazos responden a actos propios. ¿Por qué tiene que hacerse responsable el contribuyente de las consecuencias de esos actos propios de otro?

Naturalmente la cuestión de fondo no es el dinero, sino la vida. Como subraya Milei, el aborto es el peor crimen de todos por esta triple causa: porque la víctima es un inocente, porque la víctima se encuentra en un estado de absoluta indefensión y por el vínculo, ya que es nada menos que su madre quien mata a la víctima. Por tanto la cuestión del aborto no se arregla dejando los costes al bolsillo de cada cual, pero digamos que es un agravante y hasta una extensión social de la complicidad el convertir un aborto en un gasto público a cuenta de todo contribuyente español. En este sentido no está de más abrir también este debate y plantear cosas, como una casilla en el IRPF similar a la que existe para la Iglesia, de modo que el contribuyente pueda decidir que el dinero de sus impuestos no vaya destinado a realizar abortos a menos que marque la correspondiente casilla. No sólo hemos generado una sociedad que en buena medida ha normalizado el aborto, sino que como todo está normalizado y pagado hemos generado una sociedad que incentiva des-responsabilizarse de todo lo que conduce al aborto.

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