Casi desapercibido por la vorágine de los acontecimientos está teniendo lugar en Navarra el debate sobre el estado de la Comunidad. Chivite está en resumen muy satisfecha de todo. 16 años después no hemos recuperado los niveles de empleo de 2008. Ya no somos la comunidad con menos paro. Caemos en PISA. Las listas de espera se disparan en la Sanidad. Los centros de Salud se quedan sin personal. La inseguridad se dispara. La Volkswagen en el alero… Pero a lo que mira Chivite es al futuro y lo contempla con optimismo, porque con el apoyo asegurado de sus socios se ve presidente otros tres años más. Reconoce eso sí que los impuestos en Navarra son “exigentes”, pero dice que es para garantizar esa calidad excelente en los servicios que ya nadie ve. Chivite sigue sin comprender que los estándares sociales no dependen del trozo de tarta que se lleve el gobierno, sino del tamaña de la tarta. El problema de Navarra es que el tamaño de la tarta no termina de crecer, y desde luego no crece a la par que aumenta el trozo que el gobierno exige para comer.
La verdad es que Chivite no parece consciente tampoco de que cuantos mas impuestos te cobra el gobierno mas exigentes hay que ser con el gobierno. Chivite sólo ve una cara de la exigencia, la que le conviene. Es exigente con los contribuyentes navarros a la hora de sacarles el dinero, pero no es exigente consigo misma a la hora de gestionar y ofrecer resultados con todo ese dinero que está recaudando. Gestionar bien sería que Elon Musk viniera de visita y no encontrara ningún gasto inútil que recortar.
El hecho es que, mientras Chivite se solaza en su permanencia presidencial, un estudio del BBVA prevé un crecimiento del PIB navarro del 2,4% en 2024, frente al 2,9% nacional. Esto sitúa a la Comunidad foral entre las cinco con menor crecimiento. La buena noticia es que en 2025, de nuevo según las previsiones del BBVA, Navarra crecerá el el 2,8% frente al 2,4% nacional. Lo malo es que en todo caso seguimos en el montón y que las previsiones son más fiables cuanto menor es su plazo. O sea, que las malas previsiones para 2024 son más fiables que las buenas para 2025. Eso sí, en 2025 al menos quedará un año menos para el fin del chivitismo.
Pese a las previsiones relativamente aceptables aunque no brillantes para Navarra en 2024 y 2025, el BBVA señala la automoción como uno de los puntos particularmente sensibles para nuestra comunidad. La “incertidumbre” relacionada con la transición hacia la producción de vehículos eléctricos ha llevado a reducir las matriculaciones de turismos en Navarra casi el 50% respecto a las cifras prepandemia, por las dudas sobre si apostar por el coche eléctrico. BBVA indica que nos hemos autoimpuesto la obligación de que en 2035 todos los vehículos nuevos que se vendan sean eléctricos, y “Hemos apostado por una tecnología donde hay unos competidores más eficientes que nosotros. Entre el 40% y 50% de los vehículos eléctricos que se venden en Europa y España son chinos”. ¿Cómo afectará esto a marcas como Volkswagen? No podemos decir que “veremos”, porque ya estamos viendo.
