Tú te pides Groenlandia y yo Gibraltar

Trump ha empezado con ganas el nuevo año, al punto de expresar sus anhelos de que Groenlandia y Canadá pasen a formar parte de los Estados Unidos mediante la fórmula de estados asociados o por cualquier otro mecanismo. En principio a través de la persuasión o de estímulos económicos, claro está. ¿Es un disparate? Tal vez no más que si un presidente español planteara en voz alta una oferta a Portugal para formar un estado común, o si planteara convertir la Hispanidad en algún tipo de federación. ¿Por qué tendría que ser un tabú plantear algo así? ¿Cómo podría llegarse en algún momento futuro a algo así sin haberlo planteado nunca anteriormente? Precisamente en el marco que planeta Trump, con China, Rusia y unos Estados Unidos agigantados, ¿por qué no pensar siquiera la manera en que también nosotros podemos hacernos más fuertes? Un reforzamiento de los lazos entre todos los estados hispánicos, ¿en qué nos podía perjudicar? De hecho el problema separatista interno de España es quizá una consecuencia de lo que sucede cuando dejas de avanzar o cuando pierde fuerza un proyecto común, tras el big bang llega el big crunch. Trump piensa a lo grande, como Musk. Nosotros pensamos siempre en pequeño. Es difícil avanzar 10 pasos cuando tu objetivo es sólo mantenerte o avanzar un paso. Puede que sólo des dos pasos cuando te propones dar 10, pero será difícil que des dos pasos cuando te propones dar sólo uno. O cuando no te propones moverte en absoluto así te caiga un meteorito. Trump no está en eso.

Pese a que puede parecer una locura, el hecho es que Groenlandia es más de 4 veces más grande que España en cuando a superficie, aunque por otro lado sólo tiene unos 56.000 habitantes, de los cuales unos 50.000 son inuit, como los nativos de Alaska. Obviamente Groenlandia es una increíble fuente de recursos naturales, y también ocupa una situación estratégica fundamental tanto de cara al tráfico en el Atlántico como al control del Artico. Desde un punto de vista empresarial, y Trump es un empresario, lo que podría tener en la cabeza es algo así como una OPA sobre una empresa de 56.000 accionistas. Supongamos que ofrece 1 millón de dólares a cada groenlandés si apoya un modelo de federación con los EEUU, sería una operación de 56.000 millones de euros, pecata minuta chiqui para los EEUU, a cambio de recursos naturales incalculables. Además podría ofrecer todo tipo de ventajas políticas, fiscales y comerciales para hacer la oferta más atractiva. ¿Va a lanzar Trump a los marines a invadir Groenlandia? Seguramente no, pero como baza negociadora y de cara a otros escenarios geográficos más turbulentos no oculta su carta de primera potencia militar.

En el caso de Panamá, otra de las menciones de Trump, preocupa a los Estados Unidas que la gestión de los puertos de entrada al canal queden en manos de CK Hutchison Holdings, una empresa china con sede en Hong Kong. Como poco, esta situación garantiza a China información privilegiada sobre el tráfico en el canal. Tampoco le gustan a los EEUU, como principal usuario y afectado, las recientes subidas en las tarifas por el uso del canal. No falta por tanto quien piensa que detrás de las palabras de Trump, más que chifladura, lo que se encuentra es un intento de rebajar esas tarifas o por lo menos de intimidar respecto a futuras subidas. El Canal de Panamá tiene por otro lado sus propios problemas, incluyendo que su funcionamiento exige el suministro constante de agua de un lago afectado por una sequía que se viene cronificando, sea por el cambio climático o por lo que sea, pero que de hecho viene constituyendo un problema para la sostenibilidad del funcionamiento y el tráfico del canal hace años. Recordemos por otro lado que el canal fue construido y pagado por los EEUU allá por 1904 y entregado posteriormente a Panamá, que no obtuvo el control total hasta 1999, entrega que han lamentado muchos observadores estadounidenses antes de Trump. Obviamente no eludiremos las mañas previas de los EEUU para que Panamá se separara de Colombia y crear un pequeño estado a través del cual poder crear y controlar el canal. Sea como sea hablamos de intereses estratégicos de largo plazo muy anteriores a la nueva presidencia de Trump. Por supuesto China y Rusia mueven sus piezas al mismo tiempo en el tablero global, Rusia sin ningún complejo en lo militar, ya no por Ucrania sino por toda la actividad en Siria o la de los Wagner en Africa. Normal por tanto que los EEUU no permanezcan pasivos en ese tablero global. Somos nosotros quizá quienes nos tendríamos que cuestionar nuestra pasividad.

Llegamos así también al asunto de Gibraltar. Por culpa del Brexit, Gibraltar ha quedado en una situación comprometida dentro de la UE. Lógicamente, Gibraltar intenta mantener con la UE un estatus similar al que gozaba cuando Gran Bretaña estaba en la UE. Aquí es donde España tiene respecto a tiempos pasados una importante baza negociadora. Si Gran Bretaña quiere volver a la UE, que devuelva Gibraltar. Si los gibraltareños quieren comerciar y traficar con la UE, que se abran a una reformulación sobre su estatus. Y si no que se coman el Brexit de la mano de su amada metrópoli londinense. Es difícil que Gibraltar se plantee un cambio de estatur mientras le vaya muy bien con su estatus. Si Trump fuera el presidente de España, además de lo anterior puede que declarara que el Ejército Español entraría en la roca en cuanto saliera el británico, para que pierda Gibraltar cualquier esperanza de formar un estado independiente, o que amenazara con trasladar a la frontera de Gibraltar a todos los ilegales que se nos acumulan en Canarias. Si para conseguir avances tienes que parecer un loco, es una locura parecer cuerdo.

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