El decaimiento del decreto ómnibus, con medidas que tan pronto subían las pensiones como blindaban a los okupas o le certificaban un palacete en París al PNV, sigue suscitando hoy casi todo el interés del foco mediático. La izquierda política y mediática ha salido en tromba con este asunto. Es imposible encontrar medios de izquierda que no sigan al pie de la letra el discurso del gobierno. El sanchismo ha impuesto en su esfera de influencia una disciplina prusiana. ¿Hasta qué punto tendría que llevar el PSOE las cosas para que algún medio de izquierdas no pudiera seguirle tan lejos? ¿Existe ese punto?
La alergia del PSOE a cualquier tipo de cuestionamiento de sus mantras ha llegado también a las redes sociales. El PSOE odia a Elon Musk y a X porque es una red en la que el PSOE puede expresarse con libertad, pero los demás también, cosa que por lo visto la izquierda no puede tolerar. El problema es que intervenir X no es tan sencillo como intervenir Telefónica con el dinero del contribuyente. Entretanto, lo que está usando profusamente la cuenta del PSOE en X es la posibilidad de limitar los comentarios a sus publicaciones. Es decir, el PSOE publica constantemente mensajes en X rasgándose las vestiduras por el fracaso del decreto ómnibus, pero ahora prohíbe que los usuarios no autorizados por el PSOE puedan contestar esas publicaciones, haciendo uso de esta posibilidad que el malvado Musk les otorga en X.
Resulta bastante irónico que, en paralelo a esta limitación, el PSOE haya fijado una publicación en la cabecera de su cuenta en la que aboga por que las redes sociales vuelvan a ser “un lugar justo y abierto al diálogo”, pero no intentes dialogar con el PSOE cuestionando sus mensajes en las redes sociales. El diálogo para llevarles la contraria queda cerrado.
Que el PSOE no permita replicar a los mensajes que va publicando sobre el decreto ómnibus resulta bastante revelador de la escasa fuerza que atribuye a sus propios argumentos. Un mensaje bien argumentado resiste la réplica. El que teme la réplica es que tiene poca fe en la fuerza de su argumentación. Cualquier bobada puede sostenerse, siempre que la réplica no esté permitida. No permitiendo la réplica, el PSOE coloca todos sus mensajes sobre el decreto en la categoría de bobadas que no resistirían la contestación y un diálogo abierto.
¿Por qué ha fracasado el decreto ómnibus del gobierno? Pues porque ha mezclado cosas para las que había consenso con pagos a sus socios para los que no había mayoría, como el impuestazo a las eléctricas (que pagaríamos todos los consumidores), el palacete del PNV o el blindaje de los okupas. En el momento en que el PSOE decide incluir todas estas cosas en el decreto, lo que hace es colocar todas estas cuestiones por encima de los pensionistas o las ayudas a los afectados de la DANA. Si no pones el palacete del PNV por encima de las ayudas a la DANA, sacas el palacete del decreto para no poner en riesgo las ayudas a la DANA. O sea, que el PSOE ha priorizado el palacete del PNV o proteger a los okupas antes que las pensiones o las ayudas. El PSOE tiene que limitar la libertad de expresión y las respuestas a sus mensajes para que nadie se lo recuerde. El PSOE quiere unas redes sociales capadas y que de las noticias nos informemos a través de RTVE, de El Plural, del panfleto digital de Escolar o del pseudomedio de Oughourlian.
Materialmente, que es en lo que nos están centrando a todos, está claro que las consecuencias del decaimiento del decreto son la congelación de las pensiones o la suspensión de las ayudas a la DANA, pero la relevancia de estas consecuencias materiales no debería impedirnos observar el terremoto político que se está desatando en estos momentos.
Aparte de caer el decreto, lo significativo es por qué ha caído este decreto. La mayoría sanchista se ha roto de una forma no puntual. Sin los votos de Puigdemont, el gobierno queda en minoría. La forma en que el gobierno arremete también contra Junts indica que no sólo se trata de un desencuentro puntual, sino que han volado los puentes con Waterloo. El PSOE ha pasado de tratar con reverencia a Puigdemont a echarle encima a los pensionistas, a hacele la pinza con ERC y a cargar contra Junts al mismo nivel con que se carga contra el PP y VOX. ¿Cómo piensa seguir gobernando dos años y medio más sin Junts? ¿Cómo piensa el gobierno reestablecer las relaciones con Puigdemont echando en las últimas horas todavía más leña al fuego? ¿O es que todo este ataque se basa precisamente en que ya da por perdida la relación?
Los líderes de PP, VOX y Junts tienen ahora además la posibilidad de aparecer ante los medios salvando a los españoles de la izquierda, calmando a los ciudadanos y anunciando la inmediata presentación de iniciativas para sacar adelante las medidas positivas que incluía el decreto. A la derecha se le presenta la oportunidad, ofrecida por el PSOE en bandeja de plata, de aparecer ahora como la salvadora de esas medidas. PP, VOX y Junts tienen la mayoría necesaria para aprobar todo lo que contenía el decreto depurado de las propuestas infumables y sin mayoría que el PSOE había añadido en forma de chantaje, usando a los pensionistas o los afectados por la DANA como rehenes. Quitando el veneno al vino, ya puede beberse la copa. El problema no era el vino, sino el veneno. ¿A quién se le ocurrió mezclar veneno con el vino?
Por el contrario, Pedro Sánchez ha comparecido anunciando que no quiere arreglar el entuerto y sacar adelante las medidas que benefician a los pensionistas o los afectados por la DANA. Que quiere que sufran. Que en vez de arreglar el problema necesita que los afectados lo pasen mal para intentar usar políticamente su sufrimiento. ¿Qué clase de personaje tenemos como presidente del gobierno? Un personaje así, ¿habría dejado adrede sin ayuda varios días a los afectados por la riada para que sufrieran y para intentar usar políticamente su sufrimiento?
El problema que ahora mismo tiene España es que Pedro Sánchez no sólo es un político con un recetario nefasto que está sentando las bases de nuestra ruina, es que además es un tipo que demuestra no tener ningún tipo de escrúpulo. Un tipo sin escrúpulos y poder absoluto es una mezcla más peligrosa que la dinamita y el fuego.
