Una de las grandes incertidumbres políticas de las próximas horas es el desenlace del acuerdo o el desacuerdo entre Podemos y Sumar. La lógica política que ha conducido a la creación de la plataforma de Yolanda Díaz sugiere que el acuerdo no se producirá y ambas formaciones concurrirán por separado. Otra cosa es escenificar la culpabilidad para transferir al otro la responsabilidad de la ruptura. Si no hay acuerdo será que al menos una de las partes no lo quería, aunque ambas partes se culparán por la liquidación de la unidad. Pero a fin de cuentas, ¿qué otra cosa es desde el principio la plataforma de Yolanda Díaz sino la liquidación de la unidad?
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Tú no montas una plataforma al margen de Podemos para después meter dentro a Podemos. ¿Y por qué quieres fuera a Podemos? Primero porque quieres el control de la plataforma. Yolanda Díaz no puede autosocavar su liderazgo metiendo a todos los personajes de los que intentaba librarse creando su plataforma. Para eso no le hubiera hecho falta salir de la sombra de Podemos. En segundo lugar no quieres la unidad porque Podemos es un barco que se hunde. Sumar es la respuesta a la pregunta de qué hacer para evitar perder las elecciones ante el hundimiento de Podemos.
Por fracaso el del 28M, no del 23J, que ya veremos. Pero es que para Montero salir ahora de la ecuación significaría asumir la responsabilidad política de todos los errores del gobierno de coalición. Una víctima sacrificial de Díaz y Sánchez. Con todo, me parece demasiado. https://t.co/OiBQBnSyTd
— Luca Costantini (@LucaCostant) June 8, 2023
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El valor de la plataforma de Yolanda Díaz, en este sentido, es precisamente o ninguno o que no es Podemos, por lo que no puede incluir a Podemos. O puede, pero hacerlo sería ilógico. Hay que ser conscientes de que hablamos de que la plataforma de Díaz es una especie de paracaídas del sanchismo. Es decir, la realidad es un gobierno que se estrella y la plataforma es un intento de minimizar los daños, de ver cuánto se puede salvar de los 35 escaños de Podemos. Si esto era evidente antes del 28M, mucho más a la vista de los resultados. Se trata de ofrecer al votante descontento o desmovilizado de podemos una alternativa a la abstención, porque se interpreta que una oferta nueva, aunque divida, resta menos que dejar las cosas como están.
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Si Yolanda Díaz no quiere hacerse el harakiri, para unirse con Podemos como poco tendría que exigir y obtener la decapitación de todas las caras visibles de Podemos. Las principales caras conocidas de Podemos se encuentran políticamente achicharradas y son un claro lastre electoral. No puedes mantener un perfil feminista fichando a las mayores sueltavioladores de la historia de España. O saltas de barco que se hunde o te abrazas a él, no se pueden hacer las dos cosas a la vez.
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Por supuesto la división puede tener un coste, pero lo que está claro es el enorme coste de no presentar un proyecto alternativo a Podemos. Yolanda Díaz no mueve ficha por lo buenas que son las expectativas de Podemos sino por lo malas que son. Pero no es únicamente que Yolanda Díaz pueda obtener mejores resultados sin Podemos que con Podemos, sino que Yolanda Díaz no busca sólo una forma de superar estas elecciones. Yolanda Díaz no está construyendo un partido para un mes, está construyendo un proyecto a medio plazo bajo su liderazgo personal.
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El apoyo del PSOE y sus artillería mediática a Yolanda Díaz, además, deriva de la condición de que rompa con Podemos, porque Díaz es un segundo frente de Sánchez para librarse de Podemos, porque Yolanda Díaz -aunque ideológicamente sea indistinguible- está menos quemada que Irene Montero o Ione Belarra y es dialécticamente más presentable, o al menos tiene mas inteligencia política que el sectarismo con gafas de escayola de las podemitas del soviet de la Complutense.
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Por otro lado en Podemos hay quienes viendo la que se les viene encima no paran de pedir unidad, pero la piden sin renunciar a ocupar los primeros puestos de la lista, tratando de conservar sus achicharradas cabezas visibles y pretendiendo compartir los dineros muy por encima de su aportación real a la formación. Si por la unidad que reclaman no renuncian a nada de eso, en realidad la unidad para ellos es algo secundario, supeditado a los puestos, la conservación de los liderazgos y el dinero que no están dispuestos a sacrificar por esa ansiada unidad.
Unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad, unidad…
Y unidad.— Juan Carlos Monedero (@MonederoJC) June 7, 2023
Alguien podría pensar que la unidad de Podemos y Sumar es lógica porque en el fondo son lo mismo. No hay diferencias ideológicas entre Yolanda Díaz y Pablo Iglesias. Y efectivamente es así. Pero precisamente por eso no pueden unirse. O no deberían unirse si quieren minimizar la debacle electoral. Si Sumar aparece porque Podemos se hunde, para intentar evitar el naufragio del sanchismo de lo que hay que convencer al electorado que se está tirando por la borda es de que Sumar es algo distinto, de que Sumar es un barco diferente que ha llegado al rescate y no volver a meterse en el mismo barco que se está hundiendo. Todo ello por no citar que el objetivo de Yolanda Díaz es ser capitán de barco, para lo que necesita o que todas las actuales figuras de Podemos se hundan con el barco o que se caigan al agua al intentar saltar a la plataforma de rescate, sacrificar a la tripulación en el trasvase salvando al pasaje. ¿Puede haber entonces un acuerdo a pesar de todo? Sólo si Yolanda Díaz se equivoca y si su instinto asesino es la milésima parte de lo que cuenta su leyenda negra desde Galicia.
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