Si ya ha ocurrido en Rumanía, ¿podría anular aquí Conde-Pumpido las elecciones de 2027 si las pierde el sanchismo?

El problema no es tanto que la izquierda califique de bulo toda la información que no le conviene a la izquierda como que la derecha no se crea sus propias verdades. ¿Estamos o no estamos en España ante una amenaza que puede volatilizar el estado democrático de derecho? ¿Es o no es Pedro Sánchez una amenaza para la libertad? ¿Es o no es Pedro Sánchez un tipo que juega sin límites para asegurar su permanencia en el poder? ¿Se cree la oposición el peligro que denuncia al ver un gobierno condicionado por una serie de socios que el que no es un filoetarra es un chavista que apoya la dictadura de Maduro, o un partido de malversadores, golpistas y prófugos de la justicia? ¿Olvidamos que este gobierno viene en origen de un pacto en el que una parte compra los votos para conseguir el poder a cambio de aministías e indultos a unos delincuentes? ¿Exageramos al señalar el peligro que conllevan estas maniobras con estos aliados enemigos mortales de la libertad y de la nación?

Si verdaderamente nos creemos el peligro para la democracia que representa Pedro Sánchez, y malamente la derecha podrá convencer a una amplia mayoría social de tal cosa si no se lo cree ella misma y si no actúa en coherencia con ello, ¿cómo podemos observar si no es con la máxima alarma lo que vemos que está sucediendo en Rumanía?

En Rumanía, país perteneciente a la UE, estamos viendo una situación de la mayor gravedad posible. Si lo que sucede en Rumanía es posible, también es posible en España. Quienes en la UE tendrían que actuar contra la ruptura del juego democrático en Rumanía, son los mismos que tendrían que actuar contra una ruptura similar en España. ¿Pero cómo vamos a preocuparnos por lo que sucede en Rumanía si ni siquiera aparece en los medios y si aparece es para justificarlo?

En poco tiempo Rumanía iba a asistir a 3 convocatorias electorales. Una primera vuelta de las presidenciales, una segunda vuelta de las presidenciales y unas elecciones legislativas al parlamento rumano. ¿Qué es lo que ha pasado? Pues que en la primera vuelta de las presidenciales los dos candidatos más votados, los que pasaron a la segunda vuelta, fueron una candidata de derechas y un candidato de “extrema derecha”. En consecuencia, el Tribunal Constitucional de Rumanía exigió un recuento de los resultados, alegando una injerencia rusa en las elecciones. Esta injerencia no obstante no consistía en una alteración de los votos, sino en una campaña en Tik Tok a favor del candidato ultraderechista. El recuento, de hecho, confirmó la validez del resultado y la victoria del candidato tachado de ultraderechista, no obstante lo cual se suspendió la segunda vuelta, como si el resultado hubiera estado amañado. Era en el realidad el Tribunal Constitucional el que estaba amañando las elecciones al no aceptar el resultado con estrambóticos argumentos, como que el candidato ganador se había beneficiado de una gran campaña a su favor en Tik Tok que ahora además parece que la financiaron los liberales del PNL, el primo rumano del Grupo Popular Europeo.

Pese a que el recuento de los votos fue correcto, el Constitucional sin embargo ha decidido suspender todo el proceso electoral para las presidenciales y volver a convocar elecciones en 2025, dejando al país en un limbo excepcional y antidemocrático. La realidad es que no se ha respetado el resultado de las urnas lo cual es un golpe de estado con todas las letras, y que eso ha ocurrido sin que nadie mueva una ceja en el corazón de la UE. Para justificar una ruptura antidemocrática similar bastaría que en cualquier otro país al ganador de las elecciones se le tildara de pro-ruso, o ultraderechista, o negacionista del cambio climático, o pro-Trump. Si ha colado para Rumanía, ¿por qué no iba a colar para cualquier otro estado de la Unión? Irónicamente resulta impensable que unas elecciones fueran anuladas en un país de la UE porque se fuera a formar un gobierno con comunistas, con chavistas, con filoetarras, con separatistas, con malversadores o con gobiernos que cambian a los delincuentes sus votos por amnistías.

Además de las elecciones presidenciales, en Rumanía han tenido lugar paralelamente a todo lo anterior unas elecciones legislativas en las que los socialistas han cosechado tan sólo un 26% de los votos, muy poco menos que toda la izquierda. Sin embargo, en virtud del maldito cordón sanitario, serán los socialistas quienes formen gobierno con el apoyo del PNL, el citado equivalente rumano del PP en el ojo tormentoso de toda esta situación. O sea, que si la derecha gana por elección directa, como en las elecciones presidenciales, se anulan las elecciones. Y si los socialistas sólo consiguen el 26% de los votos en las legislativas siguen gobernando gracias al cordón sanitario aunque la derecha ostente una clara mayoría social y electoral. ¿Para qué votar entonces si sea cual sea el resultado gobernará la izquierda o llegado el caso se anulará el resultado? En teoría un país tiene que ser democrático para formar parte de la UE, pero este principio ya ha decaído. Se ha abierto la puerta a que la izquierda pueda decidir si son válidos o no los resultados electorales que no le convienen, o a que la izquierda pueda decidir si la derecha puede gobernar o no aunque gane las elecciones. Ese poder sin embargo se lo concede a la izquierda la derecha popular, que se deja expoliar el resultado o que prefiere que gobierne la izquierda a gobernar con otros partidos de derecha. La izquierda por su parte no tiene por su extrema izquierda limitación alguna para pactar.

Una vez normalizada esta forma de violentar la democracia en un país de la UE, del que ni estamos hablando, ¿sería imposible pensar que el Tribunal Constitucional de Conde Pumpido anulara las elecciones generales de 2027 si el resultado no favorece al sanchismo? ¿Dónde está el límite para eso que la extrema izquierda ha llamado “frenar a la extrema derecha”? ¿No decimos que Sánchez se caracteriza por ser un tipo sin límites para conservar al poder? ¿Por qué no iba a hacer la izquierda española lo mismo que ha visto que se puede hacer en Rumanía con la connivencia de la UE? Llamar fascistas a tus rivales políticos es algo más que crispar el debate político, es crearte la obligación de tener que actuar para evitar que lleguen al poder. Esto puede haber empezado con otras intenciones, pero el lenguaje y el discurso que se ha normalizado en la izquierda van condicionando y limitando el cauce de los acontecimientos en la peor dirección.

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