Ayer tuvo lugar en el hotel Blanca de Navarra una sugestiva conferencia bajo el título “Si la Hispanidad se uniera, temblaría el mundo”. Se trata de una idea que el periodista argentino Patricio Lons lleva difundiendo hace años por el mundo como se hacen estas cosas en el mundo hispanoparlante, sin recursos, de modo artesanal, sin apoyo institucional. Si se tratara de algún dislate nacionalista esta idea sería propulsada interna y externamente con la asignación presupuestaria de millones y millones de euros. Si se tratara de Putin o de otro país, esta idea -debidamente financiada- marcaría la agenda exterior y diplomática de la nación.
X
Siendo realistas España, México, Venezuela o Argentina no pueden dominar el mundo. Por separado. Ahora bien, todos los países de la Hispanidad juntos sí que podrían dominar el mundo. O por lo menos presentarse en el mundo en pie de igualdad respecto a cualquier otra superpotencia. Si la Hispanidad se uniera nuestros rivales no serían Francia, Rusia o Alemania, sino EEUU y China. La Hispanidad unida conformaría un bloque de cientos de millones de personas, por lo que automáticamente nos convertiríamos en uno de los mercados más importantes del mundo. El conjunto de recursos naturales con los que podría contar ese bloque conjunto sería el propio de una superpotencia, impensable individualmente para cualquiera de los miembros de ese bloque. Hablaríamos también de legiones de universitarios, investigadores e intelectuales. Sólo por tamaño nos colocaríamos todos a un nivel completamente distinto. O por lo menos nos abriríamos la puerta a jugar en un campo que ahora mismo a todos por separado y con nuestro tamaño y sólo nuestros recursos propios se nos tiene vedado.
X
x
Podría oponerse a todo esto que tal como está la cosa en casi toda Hispanoamérica (y en España no está mucho mejor) casi mejor ir todos por separado. Mejor remar por libre que remar todos juntos pero en dirección al abismo del chavismo, el marxismo y el peronismo. Hay algo de razón en esto. Hispanoamérica se encuentra estancada en un bucle que repite una y otra vez políticas fallidas. Políticas que no sólo impiden su progreso, sino que en el mejor de los casos abocan al estancamiento cuando no a la involución y el empobrecimiento. No sólo a nivel económico, sino también a nivel social y político. Ni libertad, ni desarrollo económico. Pero esto precisamente puede ser algo bueno. En algún momento, por el principio de ensayo-error, aunque sea tras cuatrocientos intentos, todos los países de la Hispanidad que todavía están apostando por esquemas pseudocomunistas se darán cuenta de que el modelo no funciona y de que para salir de pobres y de esclavos del gobierno hay que probar otra cosa.
X
Una persona en buen estado de forma apenas puede mejorar ya sus registros. Por el contrario, una persona totalmente abandonada no puede sino morir de sedentarismo o mejorar espectacularmente sus marcas, ni siquiera porque fuera a conseguir unas marcas muy buenas, sino por partir de muy bajo. Por otro lado observando el capital humano que podríamos conformar, el mercado que representaríamos, la potencia cultural, la extensión geográfica, los recursos naturales disponibles, incluso la capacidad militar conjunta, podríamos concluir que tenemos las piezas suficientes del Lego para construir la Estrella de la Muerte. O sea, si no tuviéramos las piezas no habría debate. Teniendo las piezas podemos construir la Estrella de la Muerte o en su lugar 40 casitas o 50 cochecitos. La pregunta es por qué construir 40 casitas en vez de la Estrella de la Muerte. Y ya puestos podríamos preguntarnos también qué es lo que quieren que hagamos las grandes potencias o el resto de países rivales, ¿quieren que nos dediquemos a hacer casitas o que nos pongamos a construir la Estrella de la Muerte con el resto de países hermanos en pie de igualdad?
X
Naturalmente todo esto no es una idea para mañana, sino para dentro de un siglo. Eso sí, para que algo parecido a esto fuera posible dentro de un siglo hay que empezar a trabajar en ello desde mañana por la mañana. Tener visión estratégica es precisamente eso. Ningún camino es bueno para el que no sabe dónde quiere ir. Ningún obstáculo es lo bastante grande para quien sabe dónde quiere llegar. Y aún hay más. Desde el punto de vista interno, España vive hace tiempo con el nacionalismo un proceso de centrifugación y un problema de autoestima. Todo lo que no avanza retrocede. Ortega vio en el europeísmo el camino, pero tal vez la solución más obvia era el hispanismo, la Hispanidad. Desde luego todo esto no se fomenta solo, hay que empujar. Claro que a lo mejor no queremos realmente re-unir la Hispanidad y poner el mundo a temblar, pero al menos merece la pena pararse a pensar un poco si lo queremos o no.
X