Pedro Sánchez va a ser investido presidente por mayoría y parece que eso todo lo justifica, por eso se imponen una serie de pequeñas pero necesarias reflexiones sobre el estado de derecho y la democracia, así como sobre el hecho de que no todo se justifica por mayoría.
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Para empezar, no son pocas las ocasiones en las que una democracia ha caído no por un golpe de estado violento, sino por un golpe de estado interno, ejecutado por fuerzas llegadas democráticamente al gobierno, las cuales han llevado a cabo una voladura de la democracia desde dentro. Desde la Alemania de los nazis hasta la Venezuela de los chavistas hay abundantes ejemplos de ello.
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Otra consideración relevante es que la democracia generalmente no se pierde de golpe o por un golpe, sino a través de un proceso en el que van desapareciendo todos los controles inherentes a la existencia de un estado democrático de derecho.
A Ferraz!! pic.twitter.com/ZN0P0ZZm3S
— Adolfo (@adolfopamplona) November 11, 2023
La palabra democracia es una palabra que deriva del griego, de “demos” (pueblo) y “kratos” (poder). Es decir, la democracia es el poder del pueblo, pero no exactamente como solemos pensar el gobierno de la mayoría. Interesa este matiz por dos cuestiones fundamentales. En primer lugar porque la idea de que el poder sea del pueblo implica el concepto de que el poder del pueblo se opone al poder del gobierno. Es el pueblo el que limita al gobierno y no el gobierno el que limita al pueblo. En una democracia el gobierno no puede tener poder ilimitado, democracia es en su esencia la limitación del poder del gobierno. En segundo lugar, el pueblo es todo el pueblo, no la mayoría del pueblo. Si la mitad del pueblo pudiera tener todo el poder sería una demicracia, lo que nos lleva a la siguiente reflexión.
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A partir de los Juicios de Nuremberg se ratificó la idea de estado democrático de derecho. El problema para juzgar a los nazis es que según las leyes alemanas, aprobadas democráticamente, eran inocentes. ¿Pero había que aceptar entonces las leyes alemanas sólo porque eran democráticas? De ahí la necesidad de compatibilizar la democracia con el derecho. Las constituciones de todos los estados democráticos, por ejemplo, establecen una serie de derechos fundamentales, o naturales, que son inherentes al ser humano. Derechos como la vida o la libertad. Estos derechos tienen carácter inalienable, son propios de la persona y los tenemos no sólo aunque no nos los reconozca el gobierno, sino aún cuando los niegue. Estos derechos no los puede negar ningún gobierno, tampoco un gobierno democrático. Que se apruebe por mayoría el exterminio de la mayoría judía no puede ser legítimo, aunque sea democrático. Si el sanchismo aprueba por 179 votos a favor la castración de la minoría, la minoría no está obligada si es demócrata a dejarse castrar, porque es una decisión ilegítima que afecta derechos fundamentales previos a la democracia. Si la mayoría ejecuta a la minoría y en las siguientes elecciones obtiene el 100% de los votos, eso no es democracia, o por lo menos no es un estado democrático de derecho.
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Un estado democrático de derecho, por otro lado, no puede existir sin división de poderes. Hay que ser tan gansterópodo como Zapatero para pretender que la mayoría en una democracia, por ser mayoría, no puede estar fuera de la ley, o que da igual que esté fuera de la ley. Porque efectivamente la mayoría -sólo dentro del citado respeto a los derechos fundamentales- puede escribir la ley, pero no puede incumplir la ley, ni siquiera su propia ley. La mayoría puede aprobar una ley, pero esa ley es entonces de obligado cumplimiento para todos, también para la mayoría. La mayoría no puede saltarse la ley. Si por ejemplo la mayoría aprueba una ley que prohíbe circular a más de 120km/h, el presidente del gobierno no puede circular a 150km/h. Si Sánchez quiere conducir a 150km/h puede impulsar una ley que permita circular a 150km/h, o que permita conducir borracho, pero entonces todo el mundo podrá circular borracho o a 150. La mayoría puede redactar las leyes pero queda obligado por ellas, otra cosa sería absolutismo o el equivalente a que no hubiera leyes.
“La voluntad del Parlamento es la esencia de la democracia”.
Con estas palabras de José Luis Rodríguez Zapatero comenzamos este primer día de sesión de investidura de @sanchezcastejon.
¡Siempre adelante!🌹pic.twitter.com/GtXzplYPZk
— Pedro Casares (@pedro_casares) November 15, 2023
Decíamos que la separación de poderes en una democracia resulta esencial porque, como acabamos de ver, en un estado democrático de derecho también la mayoría está sometida a las leyes, y para que también la mayoría esté sometida a las leyes la mayoría no puede juzgarse a sí misma. Es decir, si la mayoría pudiera juzgarse a sí misma, podría incumplir sus propias leyes y después absolverse a sí misma de incumplirlas. Ningún sanchista que incumpliera la ley podría ser condenado, si el juicio dependiera de una votación de la mayoría sanchista, o si los sanchista fueran juzgados por jueces nombrados por el sanchismo. Es más, igual que ningún sanchista sería condenado aunque fuera culpable, cualquiera que no fuera sanchista podría ser condenado aunque fuera inocente, si no existe una justicia independiente. Si nos encontramos a las puertas de una dictadura es porque, entre unos y otros, hemos acabado con cualquier atisbo de independencia en la justicia, y ahora ha llegado al poder alguien dispuesto a aprovecharse hasta donde haga falta de ello.
Feijóo: "En primer lugar esta investidura nace de un fraude, lo que se trae hoy a la cámara no se votó en las urnas" pic.twitter.com/ayH5d331Nu
— EL ESPAÑOL (@elespanolcom) November 15, 2023
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Finalmente, aunque quizá es lo más básico, para lo que te legitima una elección democrática es para hacer lo que has dicho que harías, no para lo contrario. O sea, si te has presentado con un programa y has conseguido la mayoría porque a la gente le ha convencido tu programa, sólo tienes legitimidad democrática para seguir ese programa, no otro programa o lo contrario de lo que decía tu programa. Si te has presentado a las elecciones diciendo que no a la amnistía y al referéndum, no tienes legitimidad democrática para aprobar una amnistía o un referéndum. Si te presentas a unas elecciones proponiendo pintar una casa de verde y cuando las ganas vas y la pintas de naranja, el antidemócrata que no respeta ele resultado electoral eres tú, no los que se congregan ante tu sede para llamarte mentiroso y te exigen que pintes la casa de verde. Si Sánchez realmente pensara que la mayoría aprueba la amnistía, entonces se hubiera presentado a las elecciones defendiendo abiertamente la amnistía, y si fuera un democráta y ahora quiere hacer lo contrario de lo que dijo, convocaría elecciones para que los españoles votaran ratificándolo o no. Cambiar de opinión es un asunto personal, pero cambiar el contrato electoral con los votantes sin pasar por las urnas es perder la legitimidad.
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