Hace unos días ha estado circulando por las redes sociales, particularmente entre perfiles navarros, el vídeo de un sujeto irrumpiendo y atacando una conocida cafetería de Pamplona. Parece además, por lo que sea, que han existido problemas, presiones y borrados con la publicación de este vídeo.
Poco después de la publicación del vídeo, lo que se ha conocido es la detención del violento sujeto, resultando que el día después protagonizó otro incidente violento en un centro de salud y que ya contaba con una treintena de antecedentes en su expediente.
A la información anterior, se añadía el dato, que parece que también ha aparecido y desaparecido como el Guadiana, de que el detenido es una persona de origen marroquí, y que en el pasado se ha intentado su expulsión pero no ha sido posible, por negarse a rebirlo de vuelta el gobierno marroquí.
Continuamente asistimos a un festival de detenciones y puestas en libertad de delincuentes que vienen de fuera de nuestras fronteras, que no son expulsados, que no son encarcelados y que delinquen constantemente no como si se creyeran impunes, sino siendo efectivamente impunes. Ante este panorama el deterioro de la seguridad en las calles no puede más que empeorar. La solución por lo visto no es actuar contra ellos sino negar el problema, ocultar la realidad, borrar los vídeos, censurar las noticias, llamar racistas y fascistas a quienes denuncian lo que sucede, y dejar que el problema aumente y empeore sin hacer nada. Una vez más se impone recordar que se puede decidir ignorar la realidad, pero no se pueden evitar las consecuencias de decidir ignorar la realidad. Y esas consecuencias a muchos niveles van a llegar.