¿Deben rodar cabezas por la rebaja de penas a los etarras? Es lo que se preguntan los partidos de la oposición, que ya han dicho que no apelando a una responsabilidad colectiva, y es lo que se pregunta la sociedad. No está claro si en este caso coinciden las conclusiones de los partidos de la oposición con las de la sociedad. El tiempo dirá hasta qué punto esto puede pasar una factura electoral. La factura moral y reputacional por el error es por lo demás evidente. La imagen de la oposición tras este traspiés es mucho peor.
Efectivamente el gobierno podía haber sacado la rebaja de penas adelante igual con la oposición del PP y VOX. En este sentido es cierto que el error no incluye esa responsabilidad y no es poco que la oposición se pueda sacar de encima esa carga. Queda sin embargo la responsabilidad de haber caído en la trampa, de no haber leído o interpretado bien lo que se estaba aprobando, de no haber malpensado que Sánchez era capaz de eso y de más. Cualquier cosa que llegue de Sánchez o sus socios hay que considerarla sistemáticamente radioactiva. Con esta gente no se puede pactar nada ni coincidir en nada porque todo lo que viene de ellos pertenece a una de estas dos categorías: a la de lo abiertamente malo o a la de cosas que a primera vista podrían parecer buenas, pero que casi seguro contienen una trampa. Que al menos lo tengan claro para el futuro.
Una de las causas de la mala imagen que dejan los diputados de la oposición con este asunto es que el sanchismo los ha tomado por tontos y los hechos no han desmentido esta presunción. Para acabar con el sanchismo la mitad del trabajo es señalar las atrocidades del sanchismo, pero la otra mitad del trabajo es ser capaces de presentar una buena oferta alternativa. Los sanchistas no dudaron de que la oposición caería la trampa y la oposición ha confirmado su falta de astucia. Alguien dijo que la decadencia no es sólo el ascenso de la mentira sino el descenso del nivel y sutileza de las mentiras. Como consecuencia de este engaño deben quedar rotos con el PSOE y sus socios todos los puentes. Si todavía existía un atisbo de fe en nada que pudiera llegar del gobierno ha desaparecido a partir de este momento. Si no de todo engaño pasado, la oposición será responsable de cualquier otro engaño futuro.
Que no rueden cabezas en la oposición tiene por otro lado varios posibles efectos negativos. Para empezar, que no rueden cabezas resta gravedad a lo perpetrado por el gobierno. Si el error no le parece a la oposición lo bastante grave como para que rueden cabezas en su filas, le será más difícil vender lo grave que ha sido lo realizado por el gobierno. Si no ruedan cabezas, puede ser también que se produzca una cierta desconexión entre la oposición y la parte de los votantes de la oposición que están pidiendo alguna dimisión por la responsabilidad de lo sucedido. Finalmente, del error del PP y de VOX se puede beneficiar Alvise, desesperadamente necesitado de oxígeno en estos momentos. Alvise ya tiene hecho el discurso: se la cuelan como a niños por no leerse los textos y encima se aferran al sillón exactamente igual que los otros. Puede que además VOX haya perdido la oportunidad de meterle un gol al PP si Abascal hubiera ofrecido alguna dimisión a sus electores. Habria demostrado otro nivel de exigencia y no sólo el mismo que Feijóo.
No sería justo sin embargo con el PP ni con VOX o UPN extender sobre ellos, como se está haciendo desde algunos ámbitos, el mismo nivel de responsabilidad que al propio PSOE y sus socios. O sea, todos han votado igual y todos han votado lo mismo, por tanto todos tienen responsabilidad, pero no todos tienen la misma responsabilidad ni son responsables de las mismas cosas. Todos son responsables, pero son responsables de cosas distintas. El PP, UPN y VOX son responsables de no haberse enterado bien de lo que estaban votando y eso es una grave responsabilidad, pero es una responsabilidad mucho menor que la de quienes sabían perfectamente lo que votaban. Son dos responsabilidades distintas. La segunda responsabilidad, la del gobierno y sus socios, es una responsabilidad casi criminal. Se puede y se debe señalar el fallo de la oposición. Es opinable si tienen que rodar cabezas o no. Pero de ningún modo se puede igualar la naturaleza de la responsabilidad del gobierno con la de la oposición.
