Si algo tienen los gobiernos del “cambio” es que ya no son tales. Ni son novedad, ni son cambio. El cambio sería ahora sacarlos a ellos del poder, después de 9 años. En Pamplona el cambio ha tenido su paréntesis, pero básicamente dos legislaturas de Asirón son bastantes y de sobra para ver lo que da de sí el cambio y lo que se puede esperar a escala municipal de la farsa del reino de leche y miel, que diría bíblicamente el Vecino de Uxue.
Todo el mundo sabía que iba a haber una moción de censura para convertir a Asirón en alcalde de Pamplona. Estas son las mañas, las mentiras y los bulos de los partidos del cambio que conviene nunca olvidar. El PSOE se presentó a las generales diciendo que no habría amnistía y que era inconstitucional, y se presentó a las municipales diciendo que no haría alcalde a Asirón. Estos son los que dicen que quieren perseguir los bulos y la desinformación. No hay ni una cosa que esté haciendo Pedro Sánchez que no sea exactamente lo contrario que prometió en su hemeroteca personal antes de llegar al poder. De este modo, Asirón es alcalde de Pamplona sostenido por un 27% de votos y una mentira descomunal, de hecho un fraude electroal. Pedro Sánchez se presentó a las elecciones de julio de 2023 ocultando y retrasando sus pactos con Bildu hasta después de la cita electoral. Elma Saiz pidió el voto en Pamplona asegurando que votar al PSN no serviría para hacer alcalde a Asirón. ¿Cuál es entonces su legitimidad democrática? Habrá quien diga que les hubieran votado igual diciendo que iban a aprobar la amnistía o apoyar a Asirón, ¿pero entonces por qué mintieron? Al menos ellos mismos sí pensaban que diciendo la verdad el resultado electoral les hubiera sido peor, o hubieran dicho la verdad. El hecho es que ahí lo tenemos, que el fundamento de su mandato es la mentira como punto de partida y que por otro lado ya el gobierno del cambio, como decíamos, es una entelequia lo bastante recalentada como ver sus limitaciones y su falta de proyección.
¿Qué es lo que hace Asirón? ¿Para qué sirve el gobierno del cambio? ¿Qué saca Pamplona en limpio con ya tantos años de gobiernos de progreso?
Al final a lo que vemos que se reducen los mandatos de progreso en Pamplona es en poner vuelta al aire alguna calle, en atropellar los derechos de los castellanohablantes, en repartir ilegalmente el dinero entre los medios afines, en talar árboles y en hacer algo con el Monumento a los Caídos.
Convertidos en una parodia caricaturesca de sus propias obsesiones, efectivamente los partidos del cambio en Pamplona vuelven a poner sobre la mesa el Monumento a los Caídos. Después de enterrar y desenterrar a los muertos de la Guerra Civil, ahora quieren “resignificar” el edificio. ¿Por qué no lo derriban? Quizá porque quitar o poner algo al edificio cada legislatura es a lo que ha quedado reducido todo su programa de gobierno. ¿A qué se dedicarían si destruyeran el edificio?
El problema para la izquierda y el nacionalismo es que la obsesión con la memoria histórica se les va volviendo en su contra. Hace unos años controlaban el 90% del relato. Insistir mucho en un debate que tienes ganado al 90% suele ser sin embargo una mala idea. O sea, una vez que has conseguido extender tu versión al 90% de la gente, ya no tienes nada que ganar insistiendo en ese debate. Para lo que acaba sirviendo dedicar tanto tiempo a la memoria histórica es para que acabe visibilizándose cada vez más la otra versión del relato. Y efectivamente es lo que ha pasado. Ya nadie se cree que la izquierda en 1936 luchaba por la libertad, sino por la instauración de su propia dictadura. Ya nadie ignora que todos los crímenes de los que se puede acusar a la derecha en aquella época, también los cometió el bando republicano. Haber perdido la guerra no los convierte en mejores, les convierte en perdedores. Obviamente mataron algo menos, cuantitativamente, porque al ser los perdedores nunca controlaron todo el territorio y el control sobre su territorio sólo duró 3 años en vez de 35. Por lo demás pueden pintar de arcoíris el Monumento a los Caídos o volarlo con goma-2 de los excedentes de la ETA, pero ahora se ocupan de las piedras porque pierden por momentos el debate de las ideas.