Entre las noticias importantes pero poco destacadas del día sin duda se encuentra la de que Red Eléctrica tuvo que paralizar ayer el suministro eléctrico a la gran industria del país entre las 18:30 y las 21 horas, al no poder satisfacer toda la necesidad de energía eléctrica del país por un pico de la demanda.
En España existe un protocolo llamado Servicio de Respuesta Activa de la Demanda (SRAD) el cual prevé la forma de actuar en situaciones en las que no haya energía eléctrica suficiente para cubrir la demanda existente. De lo que se trata es de evitar el colapso del sistema por saturación y que se produzca un gran apagón. Este protocolo prevé que las primeras restricciones en caso de no poder atenderse toda la demanda afecten primero a las grandes industrias que por otro lado son grandes consumidoras de energía. Estas industrias reciben después una compensación a cambio de la paralización del suministro. De esta forma, estableciendo una paralización escalada y programada, se evita dejar sin electricidad de golpe a los hogares particulares, a los hospitales o a infraestructuras esenciales, pongamos por caso. Lo llamativo es que se produzca esta situación y que sea además la tercera vez que se produce este año. ¿Qué está pasando?
No es casual que el problema se haya producido en medio de una ola de frío. El frío, lógicamente, provoca por un lado un aumento de la demanda por el uso de las calefacciones, pero es que por otra parte el frío suele venir acompañado de una situación anticiclónica, en la que se produce una falta de viento. El frío asimismo tiene la mala costumbre de aparecer en invierno, cuando los días son más cortos y hay menos luz, intensificándose particularmente a partir del anochecer. Según los datos publicados, cuando se tuvieron que paralizar las grandes industrias la energía eólica sólo estaba aportando un escaso 6,5% de la electricidad y la aportación de la energía fotovoltaica era nula en el mix energético.
El problema que tenemos apostando por las energías verdes es que o no son verdes o son intermitentes. Es decir, a las energías eólica o solar habría que llamarlas intermitentes, porque lo son cuando deja de soplar el viento o deja de haber luz. ¿Cómo se mantiene entonces la actividad del país o se proporciona a los hogares luz y calor? Pues hay que recurrir a fuentes de energía que no sean intermitentes y que garanticen la electricidad de forma constante. Como en España hemos renunciado a ampliar la capacidad nuclear y de hecho la estamos reduciendo o desmantelando las centrales existentes, la única forma de mantener el suministro es recurrir al gas natural. Lo que sucede es que el gas natural genera energía por combustión y emitiendo CO2. En nombre del ecologismo y de la lucha contra el cambio climático acabamos recurriendo a una fuente de energía que es contaminante, emite CO2 y aumenta el efecto invernadero. Es además una fuente de energía de la que no disponemos, por lo que nos convierte en energéticamente dependientes, y uno de cuyos principales suministradores era Putin y el otro el gas argelino. Estamos o no estamos gobernados por genios. Y manteniendo la actual agenda energética, ¿esto sólo puede ir a mejor o a peor cada año?