¿Quién ganó ayer el debate a tres entre Santiago Abascal, Pedro Díaz y Yolanda Sánchez? ¿Pero acaso hay forma de saberlo? No ya el debate de ayer, sino cualquier debate. Ganar es cualquier cosa que te conduzca a un buen resultado electoral. Pero incluso así es casi imposible saber retrospectivamente cuánto de un buen resultado electoral depende de un debate. Tan discutible es lo que te puede dar o quitar un debate que Feijóo decidió no participar. Lo que sí se puede analizar es lo que se vio. A quién favorece lo que se escenificó que lo decida cada cual.
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Un debate de Abascal contra Sánchez y Díaz sin duda ya de partida beneficia a VOX. O sea, sentarse a debatir con VOX (aunque en el debate estuvieran de pie) ya es normalizar y homologar a VOX. No te sientas a debatir con un comeniños. Toda la estrategia de criminalizar a VOX decae en el momento en que forma parte del debate como un jugador más del tablero. En este sentido, e incidiendo en esta cuestión, Abascal acertó al debatir con un tono educado, controlado y casi presidencial. Si resulta que Abascal no echa espuma por la boca, ya de partida gana Abascal. Hay quien piensa que Abascal tenía que haber sido más duro, por el contrario se hubiera equivocado presentándose como alguien gritón y faltón. Hubiera sido un error ajustarse a la caricatura torrentiana de VOX que pretenden vender el PSOE y Sumar. Por otro lado, es que Abascal es un tipo educado y razonable, no un exaltado gritón. Abascal se limitó a ser Abascal.
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No era una errata el momento del primer párrafo en el que nombrábamos a Pedro Díaz y a Yolanda Sánchez. Si algo demostró el debate es que Sánchez y Díaz son intercambiables. Yolanda Díaz es la marca blanca de Sánchez. Los líderes del PSOE y Sumar, tuteándose continuamente, perfectamente coordinados desde antes del debate según propia confesión, evitando toda disputa entre ellos, erradicaron cualquier diferencia entre votar al PSOE o votar a Sumar. Yolanda Díaz apareció como alguien totalmente sometido al PSOE. En el debte de ayer era como si el PSOE tuviera dos candidatos, aunque uno subordinado al otro. No está claro que esto sea una buena idea. No presentas dos candidaturas para decir lo mismo, porque divides el voto sin abarcar más.
Aquí la Yoli reconociendo que ha preparado el debate de hoy mano a mano con Sánchez.
Esta mujer es torpe desde que se levanta, hasta que se acuesta y cuando duerme, sigue entrenando. pic.twitter.com/LQQtNxuAVL— Jesús Mayoral ,- (@jemayfe) July 19, 2023
En lo que sí fue eficaz la identificación de Sumar con el PSOE es en dar lugar a una situación en la que Abascal parecía que tenía que debatir contra dos representates del mismo partido y por tanto con el doble de tiempo. El de ayer fue un debate entre una persona de VOX y dos del PSOE. Tener la mitad de tiempo obviamente es una desventaja que dificulta materialmente la capacidad de responder a todo. Por el otro lado, Díaz y Sánchez podían complementarse o suplir las carencias o los olvidos del otro. El problema es que no machacar es perder en un dos contra uno, lo que nos lleva al juego de las expectativas del encuentro.
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A veces se nos olvida que es un milagro que VOX saque un solo diputado, con el 100% de los medios de la izquierda en su contra y también con el 99% en contra de los medios de la derecha. En estas circunstancias hay que poner siempre muy en valor los resultados de VOX. Abascal ganó la puesta en escena porque, como decíamos, en el fondo es una ventaja comparecer como un monstruo, en un medio absolutamente hostil y en un combate dos contra uno. En el momento en que Abascal apareció como un igual ya ganó. Después hay un toma y daca en el que a veces das y a veces te dan. Por eso a menudo en el debate es más importante que el conteo de golpes el cuadro general.
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La ausencia de Feijóo resulta complicada de evaluar. Para todos los medios afines al PP es un acierto de Feijóo, como todo lo que haga Feijóo. Evitó comparecer en un debate de perdedores, repiten hoy. Sin embargo, cabe preguntarse por la imagen de un general que no se atreve a dar las batallas. O sea, la incapacidad de dar la batalla de las ideas es uno de los lastres importantes del PP para muchos de los votantes del centro-derecha, que por eso votan a VOX, o votan al PP con escasa convicción. Huyendo del debate, Feijóo avivó esa impresión de que para plantar cara al marco mental de la izquierda con el PP no se puede contar. Por otro lado, la ausencia de Feijóo ofreció la impresión de que la batalla ideológica precisamente es entre la izquierda y VOX. El rival de verdad del PSOE y Sumar no es el PP, es VOX. Es Abascal. De nuevo esta escenificación no parece que perjudique a VOX.
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Por lo que se refiere a la escenificación de la izquierda, faltaban Otegui y Rufián. En realidad su presencia resulta discutible, puesto que no son partidos de ámbito nacional. No es preciso que acudan a un debate unos candidatos a los que el 90% del país no pueden votar. Sin embargo, como fuerzas determinantes y apoyos imprescindibles del sanchismo, se tendría que haber preguntado a Yolanda Díaz y a Pedro Sánchez quién representaba a Otegui en el debate y quién representaba a Rufián.
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Pedro Sánchez, eso sí, se presentó al debate con un ostensible pin de la Agenda 2030, para que no hubiera duda de que no representa a los trabajadores españoles, ni a los ganaderos, ni a los pescadores, ni a los agricultores, sino a los millonarios de Davos, a los oligopolios del Foro Mundial, a los promotores del degrowth, a los dietistas de las hamburguesas sintéticas y los gusanos, y a los representantes de la dictadura política, económica y mediática global en la que nadie tendrá nada, todo el mundo será por tanto dependiente y ni siquiera existirá el derecho a protestar y decir que no se es feliz.
🔴 DIRECTO | Zapatero critica al PP: "Cuando se va con la mentira, antes o después se pierde. Esas son las reglas democráticas y las reglas de la verdad" https://t.co/M3HTby2eSO pic.twitter.com/BLnbZ6oyV5
— EL PAÍS (@el_pais) July 19, 2023
Un último punto a reseñar, que también favorece a Abascal, es la cuestión de la verdad. Como quien no quiere la cosa, en este campaña electoral ha ocupado un lugar importante en el debate la cuestión de la verdad. Durante su periplo inicial de entrevistas en esta precampaña, enfrentado a su hemeroteca, el único mensaje que Pedro Sánchez fue capaz de trasladar es que él no era un mentiroso, sino alguien que cambiaba de opinión. Semejante imagen resultaba catastrófica, por lo que desde el debate de Feijóo el mensaje obsesivo del PSOE y todos sus altavoces mediáticos ha sido el de que Feijóo es un mentiroso. Aprovechaban para ello cualquier error o cualquier inexactitud de Feijóo. Si Sánchez era un mentiroso, Feijóo lo era más. De este modo, el debate ha traído bajo el foco la cuestión de la verdad, y en este sentido vuelve a resultar beneficiado Abascal. Puede no gustarte lo que dice Abascal, pero no puedes dudar demasiado de que dice la verdad. No tiene sentido mentir para decir tanta cosa que tanta gente no quiere oír. Abascal emana autenticidad porque es el único que no tiene miedo, a la vista está, de decir cosas impopulares. Poner en una campaña electoral en el centro del debate la cuestión de la verdad favorece en principio a Abascal. Entonces, ¿arrasó Abascal en el debate y va a sacar 100 escaños VOX? Veremos cuál es el resultado de VOX, pero una vez más conviene valorar la dificultad y el poder del marco al que debe enfrentarse VOX. Ya es un pequeño milagro sólo que VOX esté ahí. Convertirse en una fuerza necesaria y determinante en un gobierno alternativo, con el resultado que fuera, sería un logro descomunal.
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Un comentario
Feijóo no necesitaba ir a este debate ya que había ganado el anterior de calle, y la encerrona de Fortes era de cajón. Por otra parte todo el voto que VOX pueda quitar a PSOE y Podemos es bueno, y los que pueda quitar a PP se está comprobando que se compensan con creces de los que vienen desencantados de la izquierda.