Por qué no sube la presión fiscal aunque suban continuamente los impuestos

Un dato que puede resultar intrigante es el de que la presión fiscal no sube en España; es más, la presión fiscal incluso baja. ¿Pero no nos está subiendo los impuestos todo el tiempo? ¿No estamos todos cada vez más asfixiados? ¿Cómo es entonces que la presión fiscal no sólo no sube sino hasta que hay años que baja? Encontrar la respuesta exige una pequeña aclaración sobre qué es la presión fiscal y cómo funciona.

La presión fiscal es la relación entre el PIB y la recaudación fiscal de un país. Tradicionalmente la presión fiscal española viene siendo más baja que la de los países del norte de Europa. Esto sirve recurrentemente a la izquierda para afirmar que los impuestos españoles son bajos, que nos encontramos por debajo de la media europea y que en realidad hay margen para subir los impuestos. En virtud de este discurso no procedería por tanto mejorar la gestión de los servicios públicos, recortar el gasto superfluo o poner el foco sobre el gasto, sino que cuadrar las cuentas públicas sería cuestión de subir los impuestos hasta igualar la presión fiscal con Europa. ¿Cuál es el fallo de esta teoría?

Para entender por qué tenemos una presión fiscal menor que la europea teniendo sin embargo impuestos iguales o incluso superiores a los europeos, necesitamos observar primero cómo es la sociedad sobre la que establecemos esos impuestos. Supongamos una isla con 100 habitantes, de los que 40 ganan 20.000 euros al año, otros 40 ganan 30.000 euros al año y los otros 20 ganan 100.000 euros al año. Entre todos, ganarían 4 millones de euros. ¿Qué pasa si establecemos unos impuestos del 10% para los primeros, del 20% para los segundos y del 50% para los terceros? Pues que la recaudación sería de 1,320 millones (80.000+240.000+1.000.000). Respecto a los 4 millones que ganan todos en total, la presión fiscal sería entonces del 33%.

Supongamos ahora otra isla en la que también hay 100 habitantes, pero son un poco más ricos, de modo que hay 20 que ganan 20.000 euros, 50 que ganan 30.000 euros y 30 que ganan 100.000 euros. En total ganarían 4,9 millones de euros y con los mismos impuestos que en la primera isla se recaudarían 1,69 millones, la presión fiscal sería por tanto del 34,4%. O sea, los impuestos serían iguales pero la recaudación y la presión fiscal sería más alta porque son más ricos y hay más habitantes que en la otra isla en los tramos que ganan más y pagan más impuestos.

Los datos anteriores evidencian que la relación entre impuestos y recaudación no son directamente proporcionales. Imaginemos una tercera isla en la que los 100 habitantes cobraran 100.000 euros. Los ingresos globales serían de 10 millones y la recaudación de 5 millones de euros, la presión fiscal sería por tanto del 50%. Tendríamos 3 islas con los mismos impuestos pero las recaudaciones serían distintas y las presiones fiscales distintas. Es por esto que podemos tener impuestos más o menos iguales que los de los países del norte y sin embargo una presión fiscal más baja. No porque los impuestos sean más bajos, sino porque somos más pobres.

A la vista está el error que se cometería en la primera isla, la más pobre, si pensara que como su presión fiscal es menor que la de la tercera isla tiene mucho margen para subir los impuestos. Aunque subiera los impuestos a todos los habitantes al 100%, sólo recaudaría 4 millones, menos de lo que recauda la tercera isla con impuestos del 50%. Para tener una presión fiscal del 50%, como la tercera isla, la primera isla tendría que recaudar 2 millones de euros, Aunque subiera los impuestos del tramo más rico al 70%, sólo recaudaría 1,72 millones. Para recaudar lo que le faltaría hasta 2 millones, tendría por ejemplo que subir los impuestos del segundo tramo del 20% al 40%, y los del tercero del 10% al 15%. El resultado es que, pese a tener una presión fiscal teóricamente igual, todos los habitantes de la primera isla, la isla pobre, estarían pagando muchos más impuestos que los habitantes de la isla rica. Naturalmente los ricos de la primera isla con impuestos del 70% huirían en masa a las otras islas.

Compliquemos un poco la situación y pensemos que la primera isla cada vez se hace más pobre, de manera, que unos años después de los 100 habitantes ya sólo hay 10 en el grupo más alto, los del grupos intermedio pasan a ser 30 y los del grupo más bajo pasan a ser 60. La presión fiscal y la recaudación se desplomarían aunque no bajaran los impuestos. Es más la presión fiscal podría seguir hundiéndose incluso subiendo los impuestos.

El resumen de todo lo anterior sería que lo que te hace recaudar más y tener más presión fiscal no es tanto tener impuestos altos como tener al mayor porcentaje posible de la población ganando mucho dinero en los tramos en que se pagan impuestos más altos. De nada sirve subir los impuestos a la gente de un tramo si no hay nadie en ese tramo. Pero claro, subir impuestos es muy fácil y está alcance de cualquier gobernante, por el contrario enriquecer a la población sólo lo pueden hacer los buenos gobernantes aplicando las políticas correctas. Hay dos formas de recaudar más impuestos, haciendo que la gente pague más o haciendo que la gente gane más. El mal gobernante intenta recaudar más subiendo más los impuestos aunque no suban los ingresos de la gente, el buen gobernante recauda más subiendo más el nivel de ingresos de la gente sin tocar el nivel de los impuestos. En España no sube la presión fiscal aunque suban los impuestos porque el tipo de gobernantes que tenemos es de los malos.

Nunca está de más por otro lado recordar el concepto de esfuerzo fiscal. Si estableces un impuesto del 50% tanto para los que ganan 80.000 euros como para los que ganan 20.000, el impuesto es el mismo pero el esfuerzo es muy distinto. A uno le quedan para vivir 40.000 y a otro sólo 10.000. El esfuerzo fiscal del segundo es por tanto mucho mayor que el del primero. Los españoles tenemos menos presión fiscal que los europeos no porque tengamos impuestos más bajos sino porque somos más pobres y tenemos menos gente en los tramos donde se recaudan más impuestos, pero además soportamos un esfuerzo fiscal mucho mayor que el de los europeos porque tenemos una fiscalidad similar para ingresos mucho más bajos. Todo esto puede parecer más o menos complicado, pero es la explicación de que, aunque nos digan que tenemos una presión fiscal menor que la de los europeos, lleguemos a fin de mes asfixiados.

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