¿Por qué no hablas euskera?

El Diario de Noticias ha publicado una carta interesante no tanto por sí misma, sino porque refleja la manera de pensar de fondo de prácticamente todo nacionalista. ¿Cuál es el problema del vascuence? Su politización. Prácticamente el haber sido secuestrado por el nacionalismo como un instrumento para obtener sus fines. La idea fundamental del artículo es que el español “es la lengua oficial impuesta por el Estado” y que el euskera es la lengua “de un país dominado”. O sea, que hay que liberarse dejando de hablar español, el idioma ajeno del opresor. Esta idea es el añadido que el nacionalismo ha endosado al vascuence hasta formar un kit indivisible en el que nacionalismo y euskera son prácticamente productos que no se venden por separado. El problema es que la gente aprende euskera y sin embargo sigue hablando el idioma del «opresor», aunque  muchas veces la lengua supuestamente opresora sea su lengua materna.

Cabe mencionar que el artículo nace precisamente del desgarro de los firmantes ante la evidencia de que, aunque crezca el porcentaje de personas que conocen el euskera, su uso permanece estancado y además estancado en niveles ridículos. Salvo en la zona vascófona, donde precisamente su uso es natural y no impuesto ni subvencionado. Pero el caso es que, frente a esta idea de considerar el euskera como la lengua propia de Navarra y el español como una lengua ajena e impuesta, para disipar errores interesa recordar algunas evidencias históricas en sentido contrario.

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Por ejemplo, ya en 1645, un poquito antes de Franco, el padre Moret, navarro vascoparlante, jesuita, historiador y cronista, indicaba que en la parroquia de San Cernin “de quinze que confiesa, sólo uno será en basquence y los demás en Romance ”.

Pero vayamos más atrás, mucho antes no ya de Franco, sino mucho antes de 1512, concretamente hasta 1238, en tiempos del rey Teobaldo, cuando se redacta el fuero navarro. Resulta que el Fuero está escrito en romance, llama Pamplona a Pamplona, y en él no aparecen ni los guipuzcoanos, ni los vizcaínos, ni los alaveses, ni los presos de ETA ni el Olentzero, pero aparecen en cambio España, don Rodrigo, don Pelayo y la Reconquista.

Si por el contrario avanzamos un poco, pero antes todavía de llegar a 1512, deteniéndonos en las guerras civiles  entre los agramonteses y beaumonteses que precedieron aquella fecha, con lo que nos encontramos es con otro hecho relativamente desconocido y adecuadamente ocultado por el nacionalismo, y es que los malvados beaumonteses, los “traidores”, los malos navarros, los pro-castellanos, eran precisamente los vascoparlantes, y los antepasados de todos los que ahora votan a Bildu y abrazan el nacionalismo en nombre de sus raíces y… sus antepasados.

Podríamos añadir muchos más ejemplos para probar que el español no es una lengua impuesta en Navarra, que es tan lengua propia como el vascuence, que de hecho para casi el 90% de los navarros su lengua propia es sólo el español, que el español y el vascuence se han hablado en Navarra desde mucho antes de 1512, y que para colmo quienes apostaron por la alianza con Castilla fueron precisamente los navarrii. Pero, como solemos decir, para el que busque honestamente la verdad con unas pocas evidencias bastan y para el que la rehuya ninguna acumulación de evidencias será jamás suficiente.

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Como reflexión final, no obstante, cabría añadir que el euskera en el País Vasco, o sea las Vascongadas, o sea en las tierras tardíamente “vasconizadas” desde Navarra por los vascones , en el fondo allí sí que no es la lengua propia sino, siguiendo la lógica de la carta del Noticias, la lengua del invasor. Pero no dejen de hablarlo por ello si no quieren. Y por lo que nos toca y respecto a esa intolerable imposición les pedimos perdón.

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Un comentario

  1. Al igual que se conservan los grandes monumentos, las iglesias o los parajes naturales, la lengua merece la misma consideración por estar unida al pasado y a la cultura de la tierra. Como tal se debe proteger y potenciar en la medida de lo posible. Así lo entendimos muchos ciudadanos en la última etapa del franquismo y en le primera etapa de la Transición, apoyando colectivos, incluso ikastolas, con nuestro dinero y tiempo. Cuando determinados políticos utilizan la lengua para dividir, enfrentar, cambiar la historia y caminar hacía una ensoñación estéril, hacen un flaco favor al euskera, porque el euskera tiene mucho de sentimentalismo para muchos ciudadanos, pera nunca será una lengua exterior, necesariamente deberá apoyarse en otra de mayor difusión, como es el español. La lengua más importante y también la más grande, es la que usamos día a día. Y en muchos casos las dos que usamos todos los días porque no siempre con una hay bastante. La lengua o las lenguas propias diseñan la vida, dan acceso la cultura y facilitan el acomodo social, nunca diseñan pretensiones secesionistas.

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