¿Por qué ataca justo ahora Hamás?

La reacción de la izquierda a las atrocidades de Hamas resulta digna de análisis por dos motivos principales.

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Primero porque no las han condenado. El día de los ataques, en vez de salir a condenarlos, los portavoces de la izquierda española, desde luego de todo lo que hay a la izquierda del PSOE, salieron a calificarlos de autodefensa y a culpar a todos los civiles israelíes y de otras nacionalidades de la masacre que estaban padeciendo. La izquierda española podía haber salido a decir que apoyaba a Palestina, pero que lo que estaba haciendo Hamas era intolerable. Por el contrario, salieron a denunciar a Israel y a llamar legítima defensa las barbaridades que hacían los terroristas. Como si incluso bajo el hipotético paraguas de la legítima defensa cupiera cualquier cosa.

El segundo motivo digno de análisis de la reacción de la izquierda española frente a los actos inhumanos de Hamas fue la identificación entre Palestina y Hamas. Como si el responsable de las atrocidades que se estaban viralizando por todo el globo fuera todo el pueblo palestino. Como si Hamas y Palestina fueran lo mismo.

En este sentido, conviene recordar que los territorios palestinos están divididos. Por un la lado está Gaza y por otro Cisjordania. Gaza está controlada por Hamas, pero Cisjordania está gobernada por Fatah, la facción de la OLP que en su día dirigía Arafat. Pese a que la izquierda española ha identificado a Hamas con Palestina, el hecho es que el conflicto ha detonado, al menos de momento, sólo desde Gaza y sólo por parte de Hamas.

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Cisjordania es mayor y tiene más población que Gaza, por lo que identificar a Palestina con Hamas es un flaco favor que se les hace a los palestinos. Seguramente no cabe beatificar a Fatah y casi nadie en esa parte del mundo se encuentra libre de polvo y paja, pero salta a la vista que si alguna vez se ha podido negociar algún acuerdo de paz en Palestina ha sido con Fatah. No sólo es que Palestina no es Hamas, o que Hamas sólo controle Gaza, o que Cisjordania y Fatah de momento asistan al conflicto como espectadores, sino que las relaciones entre Hamas y Fatah son normalmente de confrontación. No sólo de confrontación verbal, sino de violencia desatada. Por lo demás Cisjordania es una dictadura de Fatah y Gaza una dictadura de Hamas. Si de algún modo se pudieran graduar las dictaduras, sería aún peor la de Hamas. Por todo ello o flaco favor le hace la izquierda española a los palestinos identificando Palestina con Hamas, o es que la izquierda española no se identifica con los palestinos sino específicamente con Hamas.

En este sentido, no es descartable que Israel sí que distinga entre Hamas y Fatah, si es que Fath se deja distinguir. Si Fatah deja a Cisjordania al margen del conflicto e Israel limita la represalia a Gaza, lo que puede pretenderse es que los palestinos visualicen que el modelo de Hamas sólo lleva a la guerra y la ruina frente al modelo algo más posibilista de Fatah. No nos engañemos, Fatah no son las hermanitas de la Caridad, pero incluso entre los cánceres hay diferencias de nivel y agresividad. Que haya dos facciones permite a Israel un cierto juego para favorecer a una frente a la otra. Si es que la otra no sucumbe a las corrientes más radicales y se deja favorecer. Bien es cierto que Fatah lleva tanto tiempo formando parte del problema que quizá se demande algo distinto y ya no pueda ser parte de la solución.

Se ha señalado que las relaciones entre Hamas y Fatah son de odio mutuo. Hubo un tiempo en que tanto Gaza como Cisjordania eran controladas por Fatah. Desde luego la pérdida del poder de Gaza por parte de Fatah no fue pacífica. La dictadura de Hamas en Gaza, sin embargo, va pasando factura a esta facción. Y de hecho esta puede ser también una de las claves del conflicto. Del islamismo radical no se come. Este pasado verano, se produjeron en Gaza inusitadas manifestaciones populares de protesta contra Hamas. Quizá no es casualidad que los ataques de Hamas contra Israel se produzcan en un momento en que se dispara el descontento popular en Gaza contra Hamas. Desviar la atención en un momento de crisis y unificar a la población en torno a un enemigo exterior es un clásico político de manual. La parte buena, al menos bajo este prisma interpretativo, sería que quizá esto se pudiera aprovechar contra Hamas. La parte mala es que podría ser Hamas la que a través del conflicto pudiera volver a recuperar en Gaza el desfalleciente apoyo de la población, a fin de cuentas por eso buscar el conflicto exterior en momentos de crisis interna es un clásico de manual.

De este mismo modo, merece la pena considerar si algo parecido no pasa con Irán. Todos recordamos las protestas contra los ayatolás en Irán en defensa de los derechos de la mujer, hace sólo unos pocos meses, reprimidas a tiros como otra cosa no cabía esperar. El reciente acercamiento entre Arabia Saudí e Israel también debilita la posición georestratégica de Irán. El ataque de Hamas se ha llevado a cabo gracias al determinante apoyo logístico de Irán. Esta confluencia en este momento, sin embargo, acaso no se explica por la fuerza de Hamas o de Irán sino por su mutua debilidad. También Irán puede estar usando de cara a sus tensiones internas el mismo manual de Hamas de buscar el conflicto exterior.

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