El separatismo, por definición, siempre divide. La división, casi también por definición, siempre enfrenta y genera conflicto. Véase si no lo que está sucediendo en el mundo de la pelota, afectando particularmente a los pelotaris navarros. El origen del conflicto se remonta a 2019 y la investidura de Pedro Sánchez, cómo no. Todos los problemas, tirando del hilo, llevan a Sánchez, y en este caso también. Ya entonces el ahora presidente del gobierno, en su acuerdo de investidura con el PNV, acordó “abrir cauces para promover la representación internacional de Euskadi en el ámbito deportivo y cultural”.
El siguiente paso en este conflicto se produjo en el año 2022, cuando el PNV logró que la Ley del Deporte reconociera la participación directa de federaciones deportivas autonómicas en competiciones internacionales, “en el caso de modalidades o especialidades deportivas con arraigo histórico y social en su respectiva comunidad autónoma o bien en el caso de que la Federación autonómica hubiera formado parte de una Federación internacional antes de la constitución de la Federación española correspondiente”. Es decir, se estaba en definitiva aprobando una ley ad hoc para que Euskadi pudiera tener su propia selección de pelota al margen de la española.
De este modo llegamos al pasado 28 de diciembre, fecha más que apropiada para reunirse la Federación Internacional de Pelota Vasca decidiendo admitir a Euskadi como selección nacional con equipo propio, capaz de participar en las competiciones internacionales bajo su propia bandera.
No se trató sin embargo de una decisión pacífica. Todo lo contrario, la admisión de la selección de Euskadi fue una operación claramente antidemocrática y plagada de irregularidades. Para la admisión de Euskadi, hacía falta una mayoría cualificada de dos tercios de los votos de los países federados. Resulta por ello llamativo que en la reunión en que se decidió este asunto sólo estuvieran presentes por un motivo u otro 7 de los 14 países miembros. Para que a pesar de todo al nacionalismo vasco le cuadraran los votos, además se eligió un momento en que España y Cuba, que también estaba en contra de la admisión de Euskadi, no pudieran participar en la votación por estar sancionadas. Así y todo se tuvo que expulsar a un representante español para que cuadraran los votos. De este modo, eligiendo un momento en que faltaban la mitad de los países, dejando sin votar a España y Cuba, y expulsando al representante español, se construyó una mayoría artificial de dos tercios para aceptar a Euskadi como selección nacional. Pero es que las irregularidades no acabaron ahí. Tanto el necesario cambio previo de estatutos como la propia incorporación de Euskadi estaban fuera del orden del día de la reunión y se añadieron fuera del procedimiento y los plazos establecidos para hacerlo. Como consecuencia, la Federación Española de Pelota decidió interponer un recurso ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) en Lausana (Suiza).
La historia no se acaba aquí, sino que por el contrario se acidula. Como represalia contra la Federación Española por haber recurrido la decisión, la Federación Internacional de Pelota Vasca amenaza con expulsar a Navarra y La Rioja del torneo GRABNI, por pertenecer ambas a la Federación Española, cosa que la Federación Vasca puede hacer en principio por ser la organizadora del torneo. El GRABNI, como su nombre indica (o indicaba), es un importante torneo de pelota en el que participan Guipúzcoa, Rioja, Alava, Vizcaya, Navarra e Iparralde. El perjuicio para la pelota Navarra es notorio porque se trata de un torneo muy relevante, pero también es un tiro en el pie para propio GRABNI, ya que aparte el mero hecho de dejar fuera a La Rioja y Navarra, la selección navarra es por su fortaleza y palmarés una competidora esencial del torneo. El torneo quedaría marcadamente descafeinado sin los navarros.
Por su parte, ante su posible exclusión, la Federación Navarra de Pelota Vasca ha publicado un comunicado en el que denuncia una “crisis institucional sin precedentes”, califica de “desproporcionada” la posible decisión de la Federación de Euskadi, y lamenta que la situación pueda afectar a la participación de 195 pelotaris navarros, además de a la calidad deportiva de un evento en que Navarra es doblemente campeona. La Federación Navarra denuncia además “presiones” de la Federación de Euskadi, por lo que exige “respeto a las reglas de juego y, muy particularmente, a su propia entidad y autonomía como institución”.
Volviendo al principio, queda en evidencia una vez más cómo el politiqueo separatista envenena y divide todos los ámbitos, incluyendo el deportivo. Políticamente, el nacionalismo puede haber obtenido una victoria con la admisión internacional de la Selección de Euskadi de Pelota, pero para conseguir esta victoria no ha dudado en reventar el mundo de la pelota a nivel deportivo. El deporte una vez más no es sino una herramienta para la construcción nacional por parte del separatismo divisor. Además de todo ello, el objetivo político se puede haber conseguido con irregularidades y malas artes, por lo que además de enfrentar federaciones y territorios todo puede estar en el aire dependiendo del futuro veredicto del TAS. No las tendrá todas jurídicamente consigo la Federación de Euskadi si plantea el chantaje de retirar el recurso o excluir a Navarra y La Rioja como castigo a la Federación Española. Por supuesto en todo este problema que ahora infecta a la pelota tenemos a Pedro Sánchez como invitado estelar. Todo esto es fruto de sus pactos de investidura con los nacionalistas y la pelota otra víctima más de su ambición personal.
Un comentario
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