En medio de toda la barahúnda política y mediática no es raro que se nos escapen noticias que merecerían mayor atención. Por ejemplo, la propuesta de VOX de eliminar el IVA en la compra de nuevas viviendas o de bonificar al 100% el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales en la compra de viviendas usadas.

El IVA es el impuesto que se paga cuando se adquiere una vivienda nueva, en una compraventa entre el promotor y el particular, el cual asciende al 10% del precio de la vivienda con carácter general.

Transmisiones Patrimoniales es el impuesto que se paga entre particulares, que se encuentra cedido a las comunidades autónomas y que dependiendo por tanto de cada territorio puede oscilar entre el 6% y el 11%.

Cabe señalar que esta propuesta se votó hace un par de días en el Congreso y fue rechazada por el voto en contra del sanchismo y la abstención del Partido Popular, o sea que hablamos de una iniciativa fallida pero no por ello de menor interés.

El caso es que como suele suceder nos encontramos aquí con un hecho peculiar. Toda la izquierda que se rasga las vestiduras indignada por el precio de la vivienda y las dificultades de los españoles para tener un hogar, resulta que se oponen a una bajada del precio del orden del 10% en la compra de esa vivienda.

Por otro lado, todos los estatalistas que defienden el papel fundamental del gobierno y su intervención frente a los malvados mercados para facilitar el ejercicio de un derecho fundamental, como el derecho a la vivienda, resulta que el papel del estado para facilitar la compra de un piso es cobrar un peaje del 10% del precio. No deja de ser llamativo que la alimentación o la vivienda se los considere por un lado derechos fundamentales, para empezar porque malamente se puede vivir sin comida o sin un techo, y por otro lado se graven esos derechos con impuestos. Nos escandalizaríamos si nos cobraran impuestos por respirar, pero hemos normalizado con toda naturalidad que nos cobren impuestos por comer o por tener un hogar, y que nos los cobren los mismos que dicen estar indignados por lo que nos cuesta poder comprar un piso y repiten que sólo el estado, que nos está encareciendo un 10% el precio, nos puede ayudar.

El estado además no sólo nos está encareciendo el precio un 10% sino muchísimo más, porque en toda la cadena de valor que requiere la construcción de una vivienda hasta que se entrega la llave existen muchas más cargas estatales que encarecen el precio sobre el que después encima se aplica un 10% de IVA o un porcentaje similar en términos de ITP. Por no mencionar las limitaciones impuestas a la oferta de suelo o a la edificabilidad que también encarecen el precio final o la cantidad de vivienda disponible. Sería mucho más ajustado a la realidad decir que un estatalista fundamentalmente dificulta el acceso de la gente a la vivienda que lo contrario. Como mucho el estado te ayuda a resolver parte del problema que previamente te ha creado, presentándose sin embargo como tu salvador.

El IVA o el ITP sobre la vivienda son además impuestos indiscriminados, que se aplican a todo el mundo independientemente de su nivel de recursos. VOX de hecho hablaba sólo de eliminar estos impuestos para la compra de la primera vivienda. Y es que ni para la primera vivienda, la que cubre el derecho fundamental a la vivienda, el estado tiene piedad.

Finalmente, considerando un precio de 200.000 euros, hablamos de un impuesto con una cuantía de unos 20.000 euros. No se trata por tanto de un asunto menor. Para muchas personas, es el equivalente al salario de todo un año o más. Interesa subrayar esto porque, cuando se calcula lo que una persona promedio paga al gobierno, suelen tenerse en cuenta el IVA del consumo corriente o el IRPF, pero no estas grandes cantidades que se pagan de una sóla vez pero que por su cuantía equivalen a muchos años de IRPF o consumo corriente. Y que no son impuestos que pagan los potentados sino todo el mundo, y que nos imponen desde el gobierno, dificultando el acceso a la vivienda los mismos estatalistas que al mismo tiempo nos venden, mientras nos ahogan, que nos quieren ayudar a tener una casa.