Es difícil negar una realidad que ya hasta el Diario de Noticias confirma. La Sakana es una zona estancada, a la que ahora además le llega el varapalo del concurso de acreedores de Sunsundegui, una empresa zombi hace años.
El Noticias, en un ejercicio de voluntarismo, contrapone la situación particular de Sakana con la general de Navarra. Entre los 15 pueblos de Sakana, con 7.134 personas afiliadas a la Seguridad Social, sólo han generado 129 empleos en los últimos 5 años, lo que supone un escuálido incremento del 1,8%. En el mismo plazo, la ocupación en Navarra ha crecido un 7,2%. ¿Por qué hablamos de un ejercicio de voluntarismo? Porque en realidad las cifras de paro y ocupación en el conjunto de Navarra tampoco son tan brillantes como el Noticias pretende. Tenemos una tasa de paro mayor que en 2008, con lo que desde el punto de vista del mercado laboral llevamos 16 años perdidos en Navarra. Las cifras absolutas de ocupación son algo mayores que en 2008, pero sólo porque ha crecido la población. O sea, que si tenemos más paro es que el empleo ha crecido menos que la población, y la población además ha crecido sólo a causa del fenómeno de la inmigración.
Si la situación de la Sakana aún con ese citado voluntarismo es de estancamiento, lo que no hay forma de disimular es la decadencia específica de Alsasua. Desde 2019, una vez más según los datos publicados por el Noticias citando el NASTAT, Alsasua ha registrado una caída del 6% de empresas, con la desaparición de 28 negocios. Si en 2019 había en Alsasua 413 parados, en 2024 la cifra ha subido hasta 470 parados. Sólo falta que Sunsundegui deje en el aire 370 empleos directos, más los de todos los proveedores que pueden quedar afectados.
La caída de Sunsundegui, con todo, es sólo la mitad del problema con el que Alsasua se enfrenta. Es decir, la cuestión es en qué universo Alsasua puede ser ahora un destino atractivo para que llegue cualquier otra empresa o cualquier otro inversor a llenar ese hueco. O sea, la imagen que Alsasua se ha labrado a pulso durante los últimos años es la de la producción en masa de “txabales” encargados de apalear a las presencias que estorban la uniformidad del paisaje y el pensamiento único aberzale. Ospa eguna policías, alde hemendik inversores, empresarios kanpora. A ver quien es el guapo que, de entre todos los lugares amistosos y abonados para invertir que hay en el mundop, va a elegir sin embargo Alsasua. Más aún cuando gracias a los bienamados gobiernos del cambio va a tener que afrontar una fiscalidad infernal, cambiante, imprevisible, pero en todo caso cada vez más hostil.
La única salida para Alsasua es seguramente crear otra empresa zombi. Sustituir al mercado y a las empresas que no van a querer venir o bien creando algún invento público que cada año se lleve varios millones de euros, pero que a costa de todos los contribuyentes mantenga una apariencia de actividad, o bien dedicar ese dinero a atraer alguna inversión buitre bajo la promesa de ayudas y facilidades particulares, para que la admnistración no tenga que ocuparse más que de poner el dinero, nuestro dinero. Han convertido Navarra en un lugar escasamente atractivo para la inversión, y Alsasua en el lugar menos atractivo dentro de una poco atractiva Navarra. Habrá que dar por tanto una especie de fuero especial a Alsasua o dejarla languidecer. ¿Cuál es sin embargo el destino que merecería Alsasua librada a su suerte por las decisiones que ha ido tomando a lo largo del tiempo? Naturalmente evitar las consecuencias de ese discurso evitará también tener que revisar el propio discurso, el cual es respecto a los problemas de Alsasua el origen de todo.