Milei vincit, carajo

Javier Milei es el nuevo presidente de Argentina, y todavía hay quien no cree en los milagros y vive sin esperanza. No ha ganado además por los pelos, sino por un margen considerable. Y no lo ha hecho tampoco con un discurso evanescente y vaporoso, sino con un discurso disruptivo. Y ha ganado en Argentina, que era algo así como el socialismo petrificado. El mensaje de este resultado está claro: si el socialismo puede ser derrotado en Argentina puede ser derrotado en cualquier sitio, y se puede ganar al socialismo sin disfrazarse de socialista; es más, la forma de ganar al socialismo es encararlo sin complejos.

No negaremos que Milei pueda ser un personaje un tanto estrafalario y extravagante que puede suscitar algunas dudas, el punto sin embargo es que sobre lo que tenía enfrente sí que no cabía ninguna duda. La apuesta por Milei puede salir bien o mal, lo otro sólo podía salir mal. Por otro lado a lo mejor es difícil pedirle a alguien normal que haga cosas extraordinarias. Si para hacer cosas extraordinarias, como las que Argentina necesita, hace falta un personaje extraordinario en el sentido más literal, Milei no es desde luego un tipo ordinario: para bien o para mal la calidad de lo extraordinario la tiene Milei.

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Más allá de Milei como personaje o de sus formas, lo cierto es que el discurso de Milei es básicamente correcto. Como siempre, es imposible estar al 100% de acuerdo con ningún partido o con ningún candidato, pero el recetario de Milei es fundamentalmente adecuado. No sólo eso, el recetario socialista de Massa y sus antecesores era fundamentalmente erróneo. Por eso Argentina se encuentra como se encuentra, sumida en la inflación y la pobreza.

Si el socialismo puede hundir en la miseria a países tan ricos y abundantes en recursos como Venezuela o Argentina, con la política correcta podrían convertirse en cohetes espaciales. El odio que suscita Milei entre la ultraizquierda española que le llama ultraderechista tiene mucho que ver con esto. Si Argentina sale del socialismo, prospera y se convierte en una potencia continental, puede caer el socialismo uno tras otro en todos los países de Hispanoamérica. Si la gente ve que a Argentina le va bien con Milei, todo el mundo va a querer ser como Argentina. El odio a Milei en la izquierda global en realidad no es odio, es temor. Y lo que para unos es temor para otros, empezando por los argentinos, evidentemente es esperanza.

Obviamente Milei se va a encontrar con muchos problemas. La clave de su mandato puede ser la capacidad de transicionar desde un modelo tan enquistado en el socialismo a un horizonte económicamente liberal. El trabajo por hacer es abrumador y las resistencias serán inmensas. El punto de partida es tan bajo y el camino a la superficie tan lleno de obstáculos que Milei seguramente va a necesitar tiempo para cambiar el rumbo, revertir las inercias, vencer las resistencias, resolver las complejidades y empezar a ofrecer resultados. Por otro lado no va a poder ofrecer seguramente un tratamiento eficaz que no implique sufrimiento a corto plazo. El peligro que tiene Argentina es volver a quedarse a la mitad de la travesía para salir del desierto socialista. La victoria de Milei es por tanto la salida de la carrera, no la llegada a la meta. Eso sí, para llegar a la meta hay que salir del pozo y Argentina de momento ha decidido salir del pozo.

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La pizca de pimienta en la traslación nacional de la victoria de Milei es que por supuesto toda la izquierda española se posicionó con Massa, pero no toda la derecha se posicionó junto a Milei. Sí lo hicieron Ayuso y Abascal. Bueno, en realidad sí que entonces puede que toda la derecha española se posicionara a favor de Milei. A ver, señor Feijóo, que no se estaba eligiendo entre Gary Cooper y Milei, se estaba eligiendo entre socialismo y Milei. Entre más cianuro o Milei.

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El mejor mensaje que llega desde Argentina con la victoria de Milei es que se demuestra que la gente puede cambiar de opinión, que puede buscar otras salidas, que una mayoría puede ser sustituida por otra, que la granja puede rebelarse, que la gente puede querer probar otras cosas. Pero junto a este ansia de cambio, o esta desesperación ante lo existente, a la gente hay que ofrecerle un camino distinto y en este sentido Milei es un buen pedagogo, que ha sabido explicar y razonar un discurso alternativo. No es menor el mérito de Milei. Para seguir la corriente basta con ser un pez muerto, pero para nadar contra la corriente hay que ser un titán. No hay tantos titanes para escoger como para andar desechándolos alegremente porque tienen algún desperfecto, como sin duda lo tiene Milei.

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2 respuestas

  1. Lo único que temo es que si Milei empieza a funcionar la «pacífica» extrema izquierda haga lo que le hizo a Gregorio Ordoñez en 1995 y a los dos cabezillas de la derecha vasca franquista en 1976-77, Juan María de Araluce Villar y Javier de Ibarra Bergé haciendo que toda la derecha clásica saliera corriendo de las Vizcaya y Guipúzcoa profundas (no se quedó nadie en Beasain, Durango, Tolosa, Bergara etc.) para que el PNV se implantará tan bien en las municipales del 79 dando a partir de entonces sus habituales lecciones a los demás de lo que estaba bien y lo que estaba mal, con su habitual superioridad moral e «hintelektual» que todavía nadie me ha demostrado que tengan.

    Por cierto, todo lo del grupo de Puebla o del Foro de San Paulo es una milonga el que está metiendo cizaña en Hispano-américa es China, esos foros son palmeros que no tienen ni un duro y son meros elementos de conexión. China lo hace exclusivamente por intereses económicos como en África. Todavía es pronto pero me temo que tras la desaparición de Francia en el Sahel dentro de 25 años allí no quedará ni las hierbas de la selva

  2. Milei es un libertario al que no dejan de insultar. Las dificultades que le toca afrontar son gigantescas y ya veremos los resultados de su gestión. Pero hoy por hoy podemos congratularnos de que ha hecho añicos esa pretendida superioridad moral de la izquierda y diga sin sonrojo, como acabo de escucharle en un vídeo, que el socialismo y el comunismo son tan infectos y destructivos que se los pasa por el culo. Estos progres no pueden soportar que alguien hable con el mismo desparpajo que ellos!

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