Mejor un gobierno corrupto que uno del PP y VOX, ¿no?

Lo sabían todo. Koldo sabía hace meses que estaba siendo investigado. ¿Y cómo lo sabía Koldo? ¿Quién le advirtió a Koldo? ¿Estamos ya en un sistema que no puede investigar a los prebostes del sistema porque en cuanto empiezan a ser investigados, si es que alguna vez empiezan a ser investigados, son advertidos por las grietas y las filtraciones del propio sistema? En todo caso está claro que a Koldo todas sus facultades le venían desde arriba, tanto para intermediar como para recibir información sobre si estaba siendo investigado. Lo interesante del caso Koldo es que es el caso PSOE, el caso Sánchez, el caso gobierno. Lo interesante es todo lo que hay de Koldo para arriba. Todo lo que hizo Koldo lo pudo hacer porque ya no era un portero de puticlub, sino la mano derecha de un ministro del PSOE que además era secretario de organización del partido. O Koldo iba a hacerlo todo de parte de alguien, o lo mismo le hubiera dado intentar cerrar sus tratos siendo portero del Rosalex. Sin las relaciones de Koldo no se explica nada, las relaciones de Koldo lo explican todo.

Que supieran que los estaban vigilando y grabando tiene por lo demás un par de consecuencias obvias. Primero que pudieron utilizar ese conocimiento para sembrar de pistas falsas la investigación. Es quizá lo que estamos viendo con los intentos de implicación de Tellado o el propio Feijóo. El problema es que en las conversaciones de Koldo puede hablarse de Tellado o Feijóo, pero al encontrarse en  seguimiento se sabe que nunca se reunió ni habló con Tellado y Feijóo. El otro problema es que obviamente el poder de Koldo no venía de ser la mano derecha de nadie del PP. Los negocios de Koldo se basaban en la intermediación entre compradores del PSOE y vendedores de material, a veces de material fake.

¿Por qué el caso no es como el del hermano de Ayuso? Porque vender o intermediar en una compraventa al gobierno es legal, siempre que esa compra no se efectúe sólo por ser el hermano, o siempre que el material se compre a igual o mejor precio que otras ofertas disponibles, o que sea de la calidad exigible. En el caso de Koldo parece que se incumplen todos los posibles supuestos. Se compraba a la empresa de la que Koldo actuaba como intermediario sólo porque Koldo era intermediario, se compraba a precio por encima del resto de ofertas disponibles, o sin demandar otras ofertas, y además se compraba material de mala calidad.

Si Koldo sabía que le estaban vigilando, no resulta muy aventurado pensar que también lo sabían Abalos o Marlaska o Pedro Sánchez. Por un lado esto nos devuelve a la sospecha de que quien le avisó tenía que estar por encima y lo bastante por encima de Koldo para saber que le estaban vigilando. Por otro lado o la repentina salida del gobierno de Abalos o no tiene explicación o sugiere que ya algo olía a quemado hace tiempo a su alrededor. Pero si todos sabían hace ya meses que había una investigación en curso, entonces no cabe pensar otra cosa sino que hace meses que Abalos, Sánchez, Marlaska y compañía están pensando en cómo gestionar esta situación. Por tanto es posible que todo lo que estamos viendo se encuentre guionizado en alguna proporción.

Lamentablemente una vez más podemos tropezar en este caso con la colonización política de la Justicia y la Fiscalía. ¿Cuántas trabas puede encontrar este caso para prosperar por la vía judicial? ¿Cuánto puede retrasarse y obstaculizarse el proceso? ¿Hasta qué punto la discreción de Abalos depende de esos obstáculos? Desde luego no es mala suerte que todos los escándalos tropiecen simpre con la políttización de la Justicia, es que cuando la Justicia empieza a estar colonizada por el poder, el poder inmediatamente se aprovecha, desborda la legalidad y proliferan los abusos de poder y la corrupción.

En medio de toda la vorágine siguen publicándose encuestas y muchos observadores desesperan al no observar un desplome del sanchismo equivalente a la envergadura de sus actos. Incluso en Galicia, la derecha ha ganado pero con el 50% raspado de los votos. Ni en las encuestas ni en las citas con las urnas, al menos hasta ahora, se observa un vuelco brutal en contra de Pedro Sánchez. Las encuestas actuales nos remiten a las que había antes del 23J. Si hoy hubiera elecciones puede que la derecha ganara, pero no lo haría con un 80% de los votos. No sólo es que un 30% del electorado parece dispuesto a votar al PSOE pase lo que pase, es que si otro 20% no vota al PSOE es para votar algo incluso peor que el PSOE, como Sumar, Bildu, ERC, BNG o Junts. ¿Cómo puede pasar esto?

Seguramente para entender la política española actual hay que ver El Chiringuito. El Chiringuito es una popular tertulia deportiva en la que, salvo contadísimas excepciones, todos los forofos del Madrid creen que todos los penaltis que le pitan en contra al Madrid son injustos, mientras todos los forofos del Barcelona, viendo las imágenes de esos mismos penaltis, creen que todos son justos. Un forofo del Madrid no cree que al menos el 50% de los penaltis que le pitan en contra son justos, cree que el 100% de los penaltis que le pitan en contra son injustos. Por eso es un forofo. Y un forofo del Barcelona cree que el 100% de los penaltis que le pitan al Madrid son justos, y que además hay otros 300 millones de penaltis justos que no le pitan. Del caso Negreira hablamos en otro momento.

El caso es que el forofismo del fútbol se ha instalado también en la política. Los partidos ya no tienen votantes sino forofos. La forma de actuar de los partidos ya no es un reflejo de la forma de pensar de sus votantes sino que las forma de pensar de los votantes se ha convertido en un reflejo de la forma de actuar de los partidos. Esto es un triunfo más de la partitocracia, por si no había ya un margen de acción lo bastante estrecho para las mentes librepensantes y críticas. El guerracivilismo, la crispación y los muros tienen mucho que ver con el cultivo de este forofismo en virtud del cual uno es de un partido como de un equipo de fútbol. Uno tiene que estar con su equipo siempre y más cuanto peor lo está pasando el equipo. ¿Alguien se imagina ser siempre cliente de la misma empresa de telefonía o ir siempre al mismo restaurante aunque la comida estuviera en mal estado, los precios fueran caros y hubiera un camarero maleducado, sólo por forofismo? Pues los partidos han conseguido convertirnos en forofos para que no nos vayamos a otro restaurante aunque el menú del día sea estiércol.

Tenemos por delante por tanto dos batallas fundamentales. Primero la de la libertad, para recuperar nuestra capacidad de pensar autónomamente de cualquier sigla o partido. Un partido no es más que una herramienta. Sólo te votaré si me sirves, si no me robas, si reflejas mi pensamiento. Si no eres un instrumento útil te cambio por otro partido. O somos personas libres o somos forofos. La segunda batalla es la de las ideas. Para cambiar las cosas la gente debe ser capaz de pasar de una partido a otro. O de crear nuevos partidos. ¿Pero con qué propuestas? ¿Es mejor votar a Podemos que votar al PSOE y mejor votar a Sumar que votar a Podemos? No sólo hay que promover el cambio sino el cambio en la dirección correcta. La batalla de las ideas es eso o nada. ¿Por qué tanta gente permanece en el sanchismo o como mucho va de un partido sanchista a otro? Pues porque ve películas, series y programas de entretenimiento, porque ha leído la última novela premiada con el Planeta, porque se ríe con los programas de Wyoming, porque se informa a través del inmenso equipo olímpico de opinión sincronizada de la izquierda. Tener el predominio ideológico de una sociedad es que pase lo que pase no te moverás o te moverás dentro de la misma orilla, pero sin cruzar nunca el río. ¿A qué se dedica por tanto el sanchismo? A intentar que en el río haya corriente y la mayor cantidad posible de remolinos y pirañas. A convencer a todos los posibles descontentos de que no cambien de orilla y de que el otro lado del río es radioactivo.

Mejor corruptos que un gobierno del PP con VOX es por tanto el corolario lógico de mucho votante español y el peligro de estancamiento en el sanchismo al que podemos enfrentarnos. Si ya mucha gente votó pensando que mejor un gobierno con Bildu que un gobierno del PP y VOX, o mejor la amnistía a los golpistas y malversadores que un gobierno del PP y VOX, es probable que, por la misma lógica, mucha de esa gente piense ahora que mejor un gobierno corrupto que uno de PP y VOX. Desde luego si les mandas a los gobernantes la idea de que mejor la corrupción que la alternativa, tendrás toneladas de corrupción. En realidad,  traicionar y vender a España es peor que lo de las mascarillas de Koldo. Koldo no era la mala compañía de Abalos, Sánchez o Cerdán, sino que Sánchez, Abalos y Cerdán eran las malas compañías de Koldo. Lo que puede haber hecho Koldo está mal, obviamente, pero lo que ha hecho Sánchez es mucho más grave y nefasto para el país. Y aún así el sanchismo ha conseguido la mayoría, bien es cierto que por deméritos del contrario, por los pelos y medio engañando al país. Frente a la legión de quienes piensan que mejor un gobierno corrupto que un gobierno que no sea de izquierdas, necesitamos una legión de españoles que dejen de votar a la izquierda aunque estuviera liderada por los hombres más honrados del mundo. Porque de nada sirve poner a los mandos a un tipo honrado que no sabe pilotar y que además nos lleva a Corea del Norte en el avión. La tragedia es que tenemos a los mandos a gente que no tiene moral, que no sabe pilotar y que encima quiere llevarnos a la Argentina de los Kirchner o la Venezuela chavista. No basta un cambio de piloto, hay que cambiar de piloto, de compañía y de dirección.

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