Este fin de semana han sido asesinadas en España 4 mujeres y 2 niños. Al parecer, según el gobierno, los culpables no son tanto los asesinos como aquellos que sostienen un discurso diferente del de las fuerzas en el gobierno. O sostienes el mismo discurso que el gobierno o eres un asesino de mujeres y niños. Partiendo de esta premisa, ¿cuánto falta para empezar a perseguir al que no piensa como el gobierno? ¿Quién es el que alimenta el discurso del odio?
Negacionismo es otra palabra que debería usar con cuidado un gobierno que envía notas a los medios para que oculten ciertos datos. El negacionista es que el oculta datos en vez de enseñarlos. No ocultas datos que confirmen tus tesis. Si para sostener tus tesis tienes que ocultar y censurar datos, ¿quién es el negacionista?
Sin duda el crimen más brutal y que más ha sacudido la actualidad de entre todos los acumulados de las últimas fechas es el del padre que ha descuartizado a su mujer y sus dos hijos. El problema es que es que el asesino es marroquí, que pesaban múltiples denuncias sobre él, que tenía una orden de alejamiento y que la mujer estaba incluida en los programas de protección VIOGEN.
Podría pensarse que es casual que el autor de este horrible crimen sea extranjero, pero el dato es que la mitad de los asesinatos de mujeres en lo que va de año han sido cometidos por extranjeros. Un dato similar al del año anterior. ¿Quién es el negacionista? ¿El que habla de negacionismo o el que no quiere ver este dato?
Hemos verificado el dato anterior en la web del Ministerio de Igualdad y efectivamente el 50% de los asesinatos de mujeres han sido cometidos en lo que va de año por extranjeros, pero este porcentaje no incluye los últimos asesinatos de este fin de semana. Los datos de Igualdad no se actualizan desde el 21 de junio. Al parecer el fin de semana no se trabaja en el Ministerio para actualizar las cifras y aunque hoy ya es lunes estamos en julio. Tal vez la inutilidad de Igualdad explique que todo haya fallado en crímenes como el citado: la orden de alejamiento, los programas viogen, las denuncias… Pero claro, es mucho más fácil echarle la culpa a la derecha que asumir la responsabilidad y dimitir. El problema es que negar la violencia importada no funciona. Parafraseando uno de los lemas de la izquierda, para erradicar la violencia importada hay que erradicar a los partidos que niegan la violencia importada. La delincuencia, las agresiones sexuales y los asesinatos de mujeres no hacen más que crecer porque, por ceguera ideológica, por negacionismo, la izquierda no puede combatir un fenómeno cuyas causas no sólo se niega a aceptarlas, sino que las promociona con entusiasmo.
Por supuesto la violencia contra los homosexuales tampoco para de crecer, por las mismas causas que todo lo anterior. Y también por la misma razón la izquierda no puede hacer otra cosa que negar la realidad, echarle la culpa a la derecha y seguir viendo cómo crecen las cifras de violencia y criminalidad. Pero que no se preocupe la izquierda. Si ella no puede resolver el problema el electorado buscará otro que lo haga. Eso sí, cuanto más se tarde en cambiar el rumbo y cuanto más enquistado se haya vuelto el problema, más amplia y brusca será la reacción. Lo que no será esa reacción es sorprendente. Claro, salvo para el que lleve años no ya evitando sino alimentado el problema y negándose a verlo. Esto puede contemplarse con preocupación o con esperanza, depende la orilla del observador, pero resulta evidente el absurdo de que la ultraizquierda se presente como el freno a la ultraderecha cuando todo lo que está haciendo crecer a la ultraderecha, o a lo que la izquierda llama así, es resultado de las políticas de la izquierda en materia de inmigración y seguridad. El giro de toda Europa hacia la derecha lo alimentan las políticas de la izquierda, son su combustible. Si es una reacción, que se pregunte la izquierda a qué. Y que se pregunte la izquierda su responsabilidad en relación a ese qué.