Hoy es uno de esos días en que la complicación del análisis estriba en todas las cosas que habría que decir y la dificultad de ser omnicomprensivos. Por empezar con un dato llamativo, sin embargo, podría venir al caso recordar que en 2011 Rajoy obtuvo la mayoría absolutísima (186 diputados) con un 44,63% de los votos. En el año 2000, Aznar consiguió mayoría absoluta (182 diputados) con un 44,52% de los votos. Y estas han sido las grandes mayorías absolutas de la derecha en España. Pues bien, ayer el PP y VOX obtuvieron el 45,44% de los votos.
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¿Qué es lo que convierte a los resultados de 2000 ó 2011 en buenos y los de ayer en malos? A la vista está que no los porcentajes, sino la penalización de que el bloque de la derecha ya no concurra unido. El PP no supo mimar esa unidad y ahora la derecha paga las consecuencias, pero más allá de buscar un culpable no perdamos de vista el hecho de que la derecha española nunca ha conseguido más del 50% de los votos. El de ayer es un mal resultado en escaños, pero no es un mal resultado histórico en porcentaje de votos.
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Entre las dificultades de la derecha para superar el 45% se cuenta el hecho de que la derecha nacionalista computa en el bloque sanchista. En realidad, el bloque izquierdista obtuvo ayer el 47% de los votos y el derechista el 48%. Prescindiendo de la derecha vasca y catalana, a la derecha le resulta comprensiblemente complicado construir con esa amputación una mayoría clara sobre la izquierda. Pero tampoco es un problema fácilmente resoluble porque la derecha vasca y catalana votan siempre en clave soberanista. Eso sí, al final hay un empate entre bloques que casi podríamos calificar de infinito.
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Obviamente los nacionalistas vuelven a ser decisivos gracias al sanchismo, de hecho todavía más decisivos, pero sin embargo el nacionalismo no ha obtenido electoralmente un buen resultado.
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Para empezar, podría subrayarse que ERC+Bildu+PNV+Juntsxcat suman 1,46 millones de votos, frente a los por ejemplo 3,03 millones de votos de VOX. Es decir, todos los separatistas juntos suman menos de la mitad del voto de VOX. Eso sí, mientras que VOX con el doble de votos suma 33 diputados, los citados separatistas suman 25. Cada diputado nacionalista cuesta una media de 58.400 votos mientras que cada diputado de VOX cuesta una media de 91.800. Yo triunfo y tú fracasas, pero con un tablero desigual.
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Política y estratégicamente al nacionalismo le ha ido bien, porque vuelve a ser decisivo, no obstante ERC pierde 6 de sus 13 diputados anteriores y Juntxcat pierde 1 de 8. Puesto que Bildu obtiene 1 diputado más pero lo pierde el PNV el nacionalismo vasco se queda igual. El nacionalismo vasco y catalán, que en las anteriores elecciones sumaban 32 diputados ahora suman 25. O sea que su resultado es políticamente bien pero numéricamente mal.
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En las generales de 2019, en Cataluña ERC+Juntsxcat+CUP sumaron un 42,92% de los votos, frente al 27,12% que obtuvieron ayer. Los no nacionalistas (PSC+Sumar+PP+VOX) obtuvieron ayer el 69,6% de los votos en Cataluña. Es decir, el sanchismo se mantiene y los nacionalistas son decisivos en el sanchismo, pero en realidad han obtenido un resultado que les deslegitima democráticamente para lanzar un gran desafío. En estas elecciones buena parte del respaldo social al nacionalismo en Cataluña se ha evaporado, lo que nunca puede dejar de ser motivo de celebración.
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VOX ha obtenido un mal resultado, pero una vez más le podemos aplicar el titular diciendo que no para tanto. Por un lado, las encuestas sí que le habían pronosticado a VOX un mal resultado, en realidad peor del obtenido. Es el PP el que no ha cumplido las expectativas. O sea, que desde el punto de vista de las expectativas VOX lo ha hecho incluso mejor de lo que se temía. Por otro lado, VOX ha perdido 19 diputados de 52, pero en realidad en porcentaje de voto sólo ha bajado del 15,2% al 12,4%, tras una campaña brutal de descalificaciones contra esta formación tanto de la izquierda como del PP y tras una campaña brutal del PP y sus terminales apelando al voto útil para jibarizar a VOX.
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Como conclusión, el resultado de ayer es malo, porque la derecha no ha obtenido la mayoría absoluta y ha estado por debajo de las expectativas, pero la derecha avanza respecto a 2019 y no obtiene un mal resultado respecto a elecciones como las de 2011 o el año 2000. En realidad tenemos el mejor resultado histórico de la derecha en porcentaje. Puesto que este porcentaje históricamente nunca ha superado el 45% (excluyendo a la derecha nacionalista), podemos concluir que la unidad durante años de la derecha y las mayorías absolutas que proporcionó esa unidad hasta cierto punto han actuado como un espejismo de la fuerza de la derecha, que ahora obtiene un resultado peor cuando en realidad su porcentaje es mayor. Por otra parte, el sanchismo mantiene su mayoría nominal y obtiene por tanto un buen resultado, sobre todo comparado con sus expectativas, pero Pedro Sánchez no lo va a tener fácil. No va a poder mantener el descuadre de las cuentas públicas otros cuatro años y va a tener un separatismo exacerbando sus exigencias aunque en realidad ha perdido respaldo social. La izquierda además pierde el Senado. Si el resultado de hoy era imprevisible ayer (felicidades por cierto a las empresas demoscópicas), no intentemos prever lo que pueda pasar en los próximos cuatro años. O en los próximos 9 meses. En realidad la conclusión para hoy, como decíamos en la entradilla, es exactamente la misma que si el resultado hubiera sido otro completamente distinto: hay que seguir peleando.
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