Empecemos como es de rigor por nuestra profesión de fe y apoyo absoluto a los Reyes Magos. No es ya que sea nuestra tradición, es que los Reyes Magos son los personajes que aparecen en los Evangelios yendo a ofrecer sus presentes a Jesús. La preferencia por los Reyes Magos es por consiguiente una cuestión de fidelidad a los orígenes, congruencia y respeto a la historia. El perder pie con la tradición nos puede llevar a absurdos como los que vemos estos días. Primero adoptamos a Papá Noel, después creamos un Papá Noel vasco o catalán, y finalmente nos escandalizamos de que llegue un Papá Noel suplantando al “tradicional” Papá Noel vasco o catalán. Le pides al Papá Noel vasco una cronología distinta de regalo y te la trae.
Más allá de esta reivindicación lógica y tradicionalista de los Reyes Magos, no deja de ser llamativo que los Reyes Magos traigan juguetes a los niños que se han portado bien y carbón a los que se han portado mal. ¿Qué les traerían los Reyes Magos de pequeños a Pedro Sánchez o Ursula von der Leyen? Nos lo podemos imaginar, a la vista de la obsesión por prohibir el uso del carbón que impone la UE. Sea como sea se observa una cuestión significativa aquí. Los Reyes Magos no traen a todos lo mismo. No traen carbón para todos o juguetes para todos. Como recuerda Anxo Bastos respecto a la Vida y Milagros de Santa Claus, de Frank Baum, tampoco se produce un criterio redistributivo en virtud del cual los niños pobres han de recibir más regalos que los niños ricos. El criterio de los Reyes Magos es moral. Meritocrático, podríamos decir también. Se premia la virtud y se castiga la maldad.
Ser bueno, a fin de cuentas, es igualitario. O sea, ser bueno está al alcance de todos. La libertad nos iguala de cara a poder elegir todos entre el bien y el mal. Lo igualitario es poder ser bueno y, lo que distingue es que después lo seas o no. Naturalmente esto tiene el peligro de hacer las cosas sólo por el regalo. Al final sin embargo no eres bueno en febrero pensando en los Reyes del año que viene, eres bueno porque crees que es lo correcto. Si después llegan los Reyes y te traen un regalo, tampoco les vas a hacer un feo a los Reyes Magos.
Lo que no hacen los Reyes Magos es traer premios al malo y castigos al bueno. Esto a veces lo hace la vida, pero no los Reyes Magos. No es su filosofía moral. De todos modos tampoco confundamos traer algo bueno al malo con que se le regale un Scalextric. De todos los regalos que puedes recibir en Navidad, el Scalextric quizá es apenas mejor que el carbón si te falta todo lo demás. Todo lo demás no son los regalos sino lo que más en el fondo apreciamos cuando celebramos la Navidad, o lo que echamos de menos cuando perdemos el espíritu y no celebramos la Navidad. Ese algo que o tenemos o nos falta, el algo que nos hace disfrutar o ignorar la Navidad, no es el galeón pirata de Playmobil ni el carbón, es algo espiritual. El espíritu existe porque existe el vacío espiritual, igual que hay fundas de violín porque existen los violines. El acontecimiento que se acercaron a conocer los Magos guiados por la estrella es la llegada de Aquel capaz de llenar el vacío espiritual. Ese Alguien lo tenemos que escribir con mayúsculas porque el hueco de su ausencia no hay oro, incienso ni mirra que lo puedan llenar.