Los resultados definitivos del recuento en las elecciones forales permiten terminar de rematar los últimos flecos del análisis aritmético.
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Por bloques, se observa que a la izquierda y al nacionalismo les ha ido mal. O sea, a la izquierda y a todos los partidos del bloque de gobierno les ha ido bien, pero sólo en el sentido de que conservan la mayoría suficiente para mantener el poder. Puesto que la participación ha caído del 72,18% al 67,76%, la mayoría de los partidos pierden votos en términos absolutos (excepto VOX y Bildu), por lo que sin despreciar este dato interesa analizarlo observando al mismo tiempo cada porcentaje obtenido.
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Decíamos que la izquierda le ha ido mal, aunque en principio conserve el poder y aunque no haya habido un vuelco, pero el hecho es que globalmente el bloque de la izquierda pierde 10.486 votantes y 1,43 puntos porcentuales. El PSN pierde 3.591 votantes aunque conserva e incluso sube alguna centésima el porcentaje de voto. Sin embargo, Contigo-Zurekin pierde 6.895 votos respecto a la suma de Podemos e IE y el bloque de la izquierda pierde -10486 votos y 1,43 puntos de porcentaje de voto. Esto relativiza un poco el aguante del PSN, puesto que no crece ni recoge voto pese al mal resultado de Contigo-Zurekin.
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Por lo que respecta al nacionalismo, todo el mundo ha comentado el buen resultado de Bildu, y efectivamente es un buen resultado. Pero en cambio el resultado de Geroa es muy malo. En consecuencia, pese a la subida de Bildu, el nacionalismo cae tanto en porcentaje como en número de votos.
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En lo que se refiere a la derecha, pese a que no obtiene un resultado que le permita cambiar la aritmética parlamentaria de la anterior legislatura, el hecho es que tan sólo pierde 11 votos pese a la caída de la participación. Es decir, pese a la reducción del número de votantes la derecha mantiene sus votos. En consecuencia mejora su porcentaje del 37,7% de 2019 al 39,99%. VOX triplica sus resultados lo que permite que el bloque de la derecha sea el único que no pierde votos (sólo los 11 votos citados) y el único que mejora su porcentaje respecto a 2019.
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Obviamente la visión general ofrece un panorama con pequeños cambios respecto a 2019. Los mayores movimientos no se producen entre bloques sino dentro de los propios bloques. En el bloque de la derecha lo más llamativo es el buen resultado de VOX y en el bloque nacionalista el mal resultado de Geroa, casi más llamativo que el ascenso de Bildu, que de hecho no impide que el bloque nacionalista pierda apoyo respecto a las anteriores elecciones tanto en votos como en porcentaje. Sólo la derecha crece en porcentaje. Los 20.095 votos de Zurekin no suman los de Podemos e IE en 2019 pero además es que quedan muy lejos de los 58.689 que tuvieron Podemos e IE en 2015. Es muy difícil conseguir que la gente cambie de opinión en general y no es menos difícil en Navarra en particular. La lucha por otro lado es ahora muy desigual entre el bloque en el poder con todos los medios de que dispone y el bloque en la oposición, no nos extrañe por tanto su capacidad de aguantar el desgaste. Si además hay algo más difícil aún que cambiar la opinión de la gente es que lo haga en el momento que uno quiere. No obstante siempre suele llegar el momento en que las cosas cambian y la pregunta entonces es cuándo comenzó el cambio. A lo mejor no hemos visto el cambio pero sí que hay en marcha bajo la superficie un proceso de cambio. A veces hace falta algo inesperado o traumático que desate ese cambio y en cualquier caso se observan algunas grietas crecientes en los bloques de gobierno, así como un pequeño pero constante y esperanzador ascenso en lo que ahora es el bloque del cambio. Lo que está claro es que el cambio no llegará solo, sin batallar y sin trabajar. Desde luego los que esperaban una debacle de la derecha tampoco la han conocido. El bloque de gobierno ha ganado el partido, pero con las primeras muestras de inconsistencia en el juego. Lástima que el terreno de juego esté tan desnivelado.
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