Lo normal no es pedir la excarcelación de un etarra en la Rochapea

Hace unos días COVITE denunciaba la celebración de una manifestación en la Rochapea exigiendo la excarcelación del etarra Juan Luis Rubenach, condenado entre otras cosas por dos asesinatos y otros 97 intentos de asesinato. Fuera de esta denuncia, este tipo de actos se vienen celebrando con tanta frecuencia como indiferencia por parte de la población. Quizá eso ya debería ser noticia, que este tipo de manifestaciones formen parte de la normalidad, que hayamos asimilado esto, que lo anormal sea ahora lo normal y no suscite indignación ni interés.

Otro elemento a destacar es que el acercamiento de los presos de ETA no era la meta de las reivindicaciones de la izquierda abertzale: la meta es la excarcelación. Una vez acercados los presos etarras las movilizaciones continúan porque el problema no era que estuvieran encarcelados lejos de la CAV o Navarra, sino que estuvieran encarcelados. Por eso una vez acercados el siguiente paso es reclamar la excarcelación. O sea la impunidad. A fin de cuentas es lo natural si se les denomina presos políticos en vez de asesinos. Hemos normalizado estas manifestaciones, que ya no nos indignan, y hemos normalizado que se gobierne de la mano de los que organizan, apoyan y comparten la retórica de estos actos.

X

Cabe sospechar que la excarcelación tampoco será el punto final de las reivindicaciones de la izquierda abertzale. Cuando se excarcele a los etarras el siguiente paso será hacerles estatuas y dedicarles calles. No es una predicción, es el punto al que nos lleva la lógica de los acontecimientos, la lógica de la normalización del discurso de la izquierda abertzale.

X

La indiferencia mediática y social ante este tipo de actos anticipa que tampoco habrá una reacción ni popular ni electoral cuando a Rubenach lo nombren candidato de Bildu al Parlamento o a la alcaldía de Bilbao, cuando le dediquen una plaza, cuando lo inviten a pronunciar una conferencia en una universidad pública, cuando lo nombren hijo predilecto, cuando le entreguen una medalla, cuando las instituciones le pidan perdón, o cuando lo vistan de carbonero para hacer de Olentzero en Navidad.

X

¿Para qué denunciar un acto de este tipo cuando no va a movilizar ni un voto y la mayoría social ha normalizado ya los actos de apoyo a los etarras? Primero para tratar precisamente de revertir esa falsa normalidad, y segundo por dignidad. Las elecciones las ganan las mayorías, pero basta una minoría o incluso una sólo persona para enarbolar frente a la mayoría la bandera de la dignidad. Juan Luis Rubenach no es un preso político, es un criminal.

X

 

Compartir este artículo
  • Navarra Confidencial no se responsabiliza ni comparte necesariamente las ideas o manifestaciones depositadas en las opiniones por sus lectores. Cada usuario es único responsable de sus comentarios
  • Los comentarios serán bienvenidos mientras no atenten contra el derecho al honor e intimidad de terceros, puedan resultar injuriosos o calumniadores ,infrinjan cualquier normativa o derecho de terceros , empresa, institución o colectivo, revelen información privada de los mismos, incluyan publicidad comercial o autopromoción y contengan contenidos de mal gusto.
  • Se procurará evitar en lo posible los comentarios no acordes a la temática publicada
  • Navarra Confidencial se reserva el derecho de eliminarlos

Información sobre protección de datos

  • Responsable: Navarra Confidencial
  • Fin del tratamiento: Controlar el spam, gestión de comentarios
  • Legitimación: Tu consentimiento
  • Comunicación de los datos: No se comunicarán los datos a terceros salvo por obligación legal.
  • Derechos: Acceso, rectificación, portabilidad, olvido.
  • Contacto: info@navarraconfidencial.com.
Logo_Positivo.webp
Logo_Positivo.webp

Suscríbete a nuestro boletín