Hace unos días circula esta foto de Santos Cerdán echando unas risas con una persona difrazada de Puigdemont y otra disfrazada de policía. La imagen fue tomada durante las fiestas de Milagro. No parece que la facilidad de Puigdemont para entrar y salir de España, celebrar mítines, burlar a la justicia y darse a la fuga preocupen mucho al número 3 del PSOE. O puesto por pasiva, si el número 3 del PSOE se toma tan a cachondeo el caso de Puigdemont, no es de extrañar que el mentado pueda entrar y salir del país y burlar a la justicia a voluntad.
Podría pensarse que a fin de cuentas tampoco hay que exagerar la importancia de la foto, que fue tomada en un ambiente festivo y que hay que tener humor y reírse de todo. Desde luego cabría debatir si es posible reírse de todo, pero el punto diferencial es si el que se chotea de la fuga de Puigdemont es alguien que antes hace todo lo posible para detener a Puigdemont y después se ríe o si estamos ante un caso en el que el aparato del estado elude detener a Puigdemont y los responsables políticos de ese aparato encima se ríen en público. Ahí es donde indiscutiblemente rechinan las risas de Cerdán.
Naturalmente y ya puestos la foto más grave no es la de Cerdán en las fiestas de Milagro, sino la de Cerdán en Waterloo con el auténtico Puigdemont. Malamente nos vamos a escandalizar por la foto de Milagro, aunque sea escandalosa, cuando antes ya hemos visto la foto de Cerdán negociando con un prófugo de la justicia la amnistía a cambio de sus votos. La primera foto en el plano temporal lleva a la segunda. La segunda es una consecuencia lógica de la primera. No vas a detener al fugado de la justicia que te mantiene en el poder y para mantenerte en el poder buscas el apoyo de fugados de la justicia. La foto más escandalosa no es ni de lejos la de Milagro, es la de Waterloo.
Que Cerdán se mofe de la fuga de Puigdemont no es por lo demás sino una muestra de la dificultad para mantener una impostura y para mofarse de algo sólo interiormente. La misma foto que se ha hecho Cerdán se la podían haber hecho Sánchez o Marlaska, sólo que estos quizá sean un poco más hábiles que Cerdán. La alternativa a pensar que la cúpula del PSOE dejó hacer a Puigdemont, es pensar que los servicios de inteligencia españoles son retrasados. Por lo demás todo da igual. Está por descubrir el umbral de indignidad a partir del cual el sanchismo pierde votos. La foto se la podía haber hecho con el auténtico Puigdemont y todo sería lo mismo. Somos los demás los que, viendo el álbum de fotos de Cerdán, podemos estar absolutamente seguros de la impunidad para ir y venir de Puigdemont. De hecho es casi un acto de fe que ahora mismo Puigdemont esté en Waterloo y no Vic o en Benidorm.
