La decisión de Ferrovial de trasladar su sede social a los Países Bajos ha desatado una catarata de reproches por parte de los partidos de extrema izquierda en el gobierno y sus socios. Lo más bonito que le han llamado al presidente de Ferrovial, Rafael del Pino, es pirata y antipatriota. Por otro lado, el principal argumento contra la empresa es que se ha fugado a un paraíso fiscal después de haber llegado a ser lo que es gracias al dinero público del estado español. Consiguientemente, la izquierda en el poder aprovecha la situación para proponer represalias contra todas las empresas que puedan osar en el futuro salir de España y para reclamar en toda Europa una armonización fiscal.
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El caso, atendiendo a los datos, es sin embargo y para empezar que el 82% del negocio de Ferrovial se encuentra fuera de España. O sea, sólo el 18% del negocio de la empresa se produce en España y de este sólo una parte tiene que ver con los contratos públicos. Los contratos públicos, por lo demás, no son ningún regalo ni ninguna prebenda para Ferrovial. Son el resultado de haber ganado un concurso público por haber presentado la mejor oferta para cumplir con los requisitos de la convocatoria de una obra pública. Haber concedido la obra a otra empresa no sólo habría sido una arbitrariedad ilegal si Ferrovial presentaba la mejor oferta, sino que habría obligado al contribuyente a pagar más innecesariamente por encargar la obra a otra empresa, que a lo mejor es lo que se propone ahora el gobierno para castigar a Ferrovial, en realidad al contribuyente español.
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Entre el ruido atronador de todos los improperios que se están lanzando contra Ferrovial y su presidente, apenas se ha podido escuchar precisamente a Rafael del Pino confirmando que él va a seguir tributando en España, cosa que no sólo le honra sino que le convierte casi en un santo, con todo lo que el gobierno está diciendo personalmente contra él. Podemos aplaudir que siga tributando en España, pero con este gobierno podríamos entender que se marchara y que lo hiciera con una peineta.
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Lo sustancial del caso, sin embargo, es el dato de que Ferrovial va a tributar lo mismo en Países Bajos que en España. Es decir, se nos repite constantemente que Ferrovial es una empresa pirata que se va a Países Bajos a tributar menos y que hay que acabar con los paraísos fiscales y armonizar (hacia arriba) todos los impuestos de Europa cuando, por lo visto, casi nadie se ha interesado por comprobar si efectivamente Países Bajos es un paraíso fiscal y si los impuestos a las empresas allí realmente son mucho más bajos que en España. Porque resulta que no. El tipo nominal del Impuesto de Sociedades en España es del 25% mientras que en los Países Bajos es del 25,8%. Que no es que lo diga Navarra/España Confidencial, que es que lo reconoce hasta Newtral:
Impuestos, financiación, seguridad jurídica…
#PreguntasyRespuestas de la salida de Ferrovial a Países Bajoshttps://t.co/4HnlDjHSvx
— Newtral (@Newtral) March 4, 2023
El dato mato relato es más que importante en este caso no sólo por la riada de mentiras y la avenida de demagogia de la que está haciendo gala la izquierda, sino porque si resulta que en Paises Bajos los impuestos no sólo no son más bajos sino un poco más altos, la conclusión jocosa es que los piratas somos nosotros, y la pregunta fundamental por qué entonces son las empresas españolas las que se van a Países Bajos y no las de Países Bajos las que se vienen a España. Entonces ves las declaraciones vociferantes de todo el gobierno contra las empresas en los últimos días y se entiende todo a la perfección.
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Desde luego un elemento importante de cara a la salida de Ferrovial es la seguridad jurídica. Si el dinero como dicen es miedoso, el dinero que todavía no se ha marchado de España hace gala de un valor apabullante. El daño que están haciendo estos días a la inversión en España el gobierno y sus socios lo veremos y padeceremos acaso en el medio plazo. Si lo que quería el gobierno es justificar la fuga de una empresa desde luego no lo podía haber hecho mejor. Cualquier observador exterior ha podido observar que el miedo de las empresas españolas a este gobierno está plenamente justificado a fecha de hoy, pero menos justificado que mañana. Si alguien quiere seguridad jurídica que se marche a buscarla fuera de España aunque sea pagando más impuestos. El mundo además es ancho y hay países en los que hay seguridad jurídica, se pagan menos impuestos y encima se trata bien a los empresarios. Lo que se busca no es una armonización fiscal sino ideológica. A tener que armonizar por la fuerza todos nuestras ideas y nuestras políticas con las de la extrema izquierda habrá que llamarlo por su nombre: dictadura.
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Con el Bréxit a España se le ha escapado el tren de haber tomado el testigo de Londres como polo mundial de la inversión. Parece que una de las razones de Ferrovial para mudarse a Amsterdam es que desde Países Bajos es más fácil acceder a las bolsas de valores estadounidenses y a la financiación en esos mercados. ¿Qué es lo que propone este gobierno después de haber perdido ese tren? En vez de hacerse atractivo y allanar el camino de la inversión crear pro el contrario barreras de salida (y consiguientemente también de entrada), para retener a las empresas a las que persigue e insulta. Si tienes que levantar un muro para evitar que la gente o las empresas se vayan, ¿no ves que estás haciendo las cosas mal?
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Finalmente, una pequeña reflexión sobre el patriotismo financiero y empresarial. O sea, como somos patriotas, ¿entonces ya no hay que hacer una buena política económica? ¿Ya no tiene que hacer el gobierno las cosas bien? Como los empresarios son patriotas, ¿puede dedicarse el gobierno a insultarles? Como somos muy patriotas, ¿podemos tener más machacadas a las empresas españolas que el resto de países a las suyas? Como somos muy patriotas, ¿podemos poner a las empresas españolas en desventaja y dificultar su competitividad con el resto de empresas? Puesto que somos muy patriotas, ¿puede ser el gobierno todo lo tóxico, inepto e irresponsable que quiera? Patriotas sí, pero no idiotas. Este gobierno que tenemos en España es lo mejor que le puede pasar a Francia, a Alemania o a Portugal. Todos los enemigos internos de España también apoyan a este gobierno porque es lo mejor que les podía haber sucedido. Patriotismo es cuidar a nuestras empresas en vez de atacarlas. Patriotismo sería endosarle este gobierno a nuestro principal competidor o a nuestro peor enemigo. Patriotismo sería recuperar a Ferrovial y mandar Pedro Sánchez a Países Bajos a gobernar.
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